En la entrega anterior nos acercábamos a la obra de Sánchez Aguilar, una voz imprescindible en la poesía del litoral de todos los tiempos. En esta ocasión nos aproximaremos a otra voz también imprescindible (por su hondura y expansión de pensamiento) en el mapa poético de la región.
A finales del primer siglo de nuestra era, la ciudad de Pompeya fue sepultada por una erupción del Vesubio, catástrofe horrible que sin embargo no logró borrar muchos de los “grafitis” que daban cuenta de la vida licenciosa y a la vez reflexiva de los habitantes de esta mítica ciudad. Casi dos mil años después, Martín Alvarenga, a instancia del Grupo Arte/Ahora, revela en el mural de plaza Italia lo siguiente: “Latinoamérica comienza en Corrientes/ somos el origen y la profecía”. Quizá sea esta la frase más conocida del autor, y acaso fuera también la puerta de entrada más directa y preñada de significados por la que se pueda acceder a la obra de este poeta, narrador y ensayista correntino. Veamos el porqué: ya desde sus primeros poemarios, su voz se enraíza en una búsqueda de múltiples realidades que intentan encontrar lugar en el puzle de la identidad, esa en constante agonía con la otredad. ¿Desde dónde lanzamos la mirada? ¿Qué nos devuelve el mundo? Basta con mencionar algunos de los títulos de sus libros de poemas para realizar un mapa semántico de su ardiente búsqueda: Catarsis: …“Si el fango se seca/ huye hacia el polvo/ y de él hay una polvareda de carnes/ de piedras, de metales de ríos y de planetas”(…) “Me sé polvo/ pero ansío lo que no tengo/ y me gusta lo que no soy…”; Drogados por la luz: …“el Popol Vuh fue rotando como la pelota y Cortés la pinchó con la espada y la pelota renació en la lengua de los sobrevivientes…”; Cantando como si naciera: “el Paraná es un sancho panza y un tupí y un buda, un samurái con escamas y un crucifijo, una honda que apunta a la curva del sol y deja escapar un semen todopoderoso”. La voz de Alvarenga se aúna, se moldea con distintas tradiciones poéticas y filosofías, aunque luego las hace saltar en pedazos. Poesía y pensamiento copulan e intercambian sus jugos más solares y terribles. El ser humano con sus ojos aquí y ahora, pero ante el desconcierto del infinito y la precariedad de lo finito. Hacen presencia el dios saludador y el dios ausente. Lo sagrado y lo profano. Por eso en Corrientes comienza el mundo, Latinoamérica, el puru’a desde donde Ñanderú espía y nos señala para expandirnos como animales políticos: “Y mi país adolescente o continente niño, capa geológica descolgada de su germen, mate cocido o recrudecido, yerba colosal y colérica (...) en un junquerío, en un Panal de Hierbas hay hoyuelos donde Ñanderú vuelca el agua para que nazcan lagunas/ soy uno de sus ciervos, un alfarero que toma manojos de cielo y barro/ un solitario apareado con mi sitio hasta los orígenes: iluminado, enterrado y recontrarrenacido”, dice en un poema de “Cantando como si naciera”.
Tal como hemos señalado en notas anteriores, debemos cuidar y proteger a nuestros creadores y más a aquellos que han entregado su vida al arte y al pensamiento y que no han pedido nada a cambio, salvo el abrazo y reconocimiento de una sociedad que muchas veces se empeña en darles la espalda.
Muestrario mInimo
Génesis
Dios se frotó las manos
y el alba se le escapó
[como un animalito.
La voz interior
Silencio: alivio,
respiración,
vacío en movimiento
puesta en escena de la palabra.
Silencio,
diálogo polizón, monólogo secreto,
susurro clandestino,
idioma enterrado
en su propio enigma.
Paréntesis violado,
pausa que llega
y hace girar el fonógrafo
de quien escucha una melodía
que aún no termina de nacer.
Silencio dado vuelta
[como un guante
liberando su voz.
Salto al vacío
Golpearse con el infinito
no duele tanto
porque uno se ha estrellado
[con la razón.
Pero golpearse con el transfinito
duele al punto de querer arrojarse
desde lo alto de una montaña
[al vacío.
Por haberse topado uno con
[las puertas del límite:
donde la imaginación
[danza a su antojo
con la hermosa locura.
Desprendimiento de
la imaginación
No sé qué me pasa
pero algo maravilloso
sucede dentro de mí.
Un Dios y un Demonio
me nacen al mismo tiempo
una y otra vez
insaciablemente,
diciéndome que la vida
sólo está hecha de límites
y que lo cotidiano
es la máscara de lo maravilloso.
**
es violenta esta ciudad
es duro el rostro el brazo tenso
sin la canción no se anda
dijo el viejo Whitman
y dijeron otros que
[cantaron y amaron
a pesar de los golpes
doloroso es el camino
y los poetas andan lo mismo
alegres al fin
y aman y se acercan a la ribera
a pesar del cobalto y las llamas
llegan al agua
bautizan la boca
persignan las manos
dudan y tienen fe
y aflojan los dedos para acariciar
una cara llagada
Cero transoceánico
En la debilidad del cero
[reside su fuerza
el cero desconviene
el cero descuenta
culpas y castigos
el cero jerarquiza siendo Cero
despegado de todo
aun de sí mismo
su permanencia está
[en su fugacidad
su domicilio fijo en todas las zonas [el universo
El Cero se funda en la Desmemoria
en hacerse tan liviano
que le permite dar el Salto Olímpico
hacia la Nada
El Cero es la posibilidad
[porque el hombre
[cargado de la pesadez
[de la historia
apela al Cero como un vehículo
[para volar
El Cero no es más que el Hombre
que inicia desarrolla y
[culmina su itinerario
al zambullirse en las aguas
[del Vacío
como si fuera un Pez Sobrenatural
La fuerza del cero
El punto es la huella digital
[del infinito
la redondez perfecta de la eternidad
el cero es el límite
a partir del cual el silencio
comienza a hablar
[con los gestos del mimo
y con los ojos burlones de la locura
El cero no resta
el cero acumula
perdiendo todo lo que lleva encima
Su ventaja es la desnudez
la desnudez pura del deseo colmado
del deseo que renuncia
luego de hartarse de beber la vida
con la sed del hombre cadenciado
El cero es haberlo perdido todo
y estar frente al horizonte
esperando la salida de un
[fuego redondo
ese sol que todo lo dice
sin pronunciar palabra
El cero gira sobre sí mismo
y crea el universo
Cosmogonía del cero
Espacio cero, tiempo cero,
conciencia cero.
Todo lo creado desde lo virginal.
La hora cero es la madrugada
[del mundo
cuando la inocencia absolutamente
[despojada
se entrega al desamparo
[de la inmensidad.
En el filo de la desnudez.
De su arrojo hacia lo que
[no tiene fondo.