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Vacunas y seguros: ¿qué necesitás para salir de vacaciones?

Para los que todavía no salieron de vacaciones y lo harán en febrero o más adelante, hay una serie de recomendaciones saludables para disfrutar de la estadía sin sobresaltos.
 

Por El Litoral

Domingo, 02 de febrero de 2020 a las 01:04

Por Dr. Daniel Stamboulian

Ya sea por el tipo de traslado o el destino elegido, el viaje puede someternos a diversos factores que pueden alterar nuestro bienestar. La consulta médica semanas antes de viajar debería ser parte de la planificación para evitar riesgos según el destino y las actividades a realizar. Por eso, en función de la elección y los antecedentes de salud individuales, es importante compartir algunas recomendaciones para disfrutar mejor de nuestras vacaciones. En primer lugar, es imprescindible contratar un buen seguro médico por los días que se estará fuera del país, lo que resultará muy útil ante cualquier eventualidad.

Una lucha contra el tiempo
El jet lag, también denominado “trastorno de desfase horario”, es un problema temporal del sueño que puede afectar a cualquier persona que viaja. Muchas veces, al viajar, se eligen destinos donde hay una cantidad importante de horas de diferencia respecto al país de origen. Hay personas a las que realmente les cuesta adecuarse a estos cambios de tiempo. Esto se debe a que el cuerpo tiene su propio reloj. El jet lag se produce porque este reloj del cuerpo está todavía sincronizado con el huso horario original, en lugar del horario del destino elegido. Cuanto mayor sea esta diferencia horaria, mayor es la probabilidad de que experimentar este trastorno que puede provocar fatiga diurna, malestar, irritabilidad, dificultad para mantenerse alerta, confusión en la toma de decisiones o al hablar, falta de memoria o apatía, alteraciones en el patrón de sueño y problemas digestivos o gastrointestinales.
El jet lag es temporal, pero puede reducir significativamente el bienestar de las vacaciones o viaje de negocios. Existen algunas claves y recomendaciones para eludir los molestos síntomas de este síndrome que afecta más a los niños pequeños, a los adultos mayores de 65 años y a quienes a atraviesan varios husos horarios. Un concepto fundamental para disminuir los efectos e inconvenientes de esta sensación distinta, que llamamos jet lag, es configurar la hora de los relojes, incluso antes de subir al avión, con el horario del destino. Esto ayudará a predisponerse mejor al cambio de tiempo del lugar a visitar y mitigar los efectos negativos del desfase. Algunas veces, al viajar a destinos donde la diferencia horaria es muy importante, como resultaría de viajar a un destino en las antípodas de nuestro país, como Australia, Japón o India. En esas circunstancias es importante desarrollar estrategias de modificación del sueño para evitar el insomnio durmiendo en distintos horarios.

Trombosis venosa profunda
Otro problema frecuente de salud en los viajeros, sobre todo en los adultos mayores o los diabéticos, es el de la trombosis venosa profunda (TVP) que puede aparecer luego de permanecer mucho tiempo sentados y sin moverse. Este trastorno puede ocurrir aún en personas que no tengan enfermedades previas o que las predispongan. Muchas veces los traslados en avión, bus de larga distancia o cualquier otro medio de transporte pueden implicar un itinerario de viaje de muchas horas sentado. La TVP sucede porque cuando las piernas están flexionadas por largas horas, la sangre puede no circular adecuadamente de los pies hacia el corazón, y esto genera coágulos o trombos. Esto puede producir hinchazón y dolor en la zona afectada. Además, si se forma un coágulo existe el riesgo de que este se desprenda y viaje hacia otras partes del cuerpo cuando la persona baje del avión y camine causando complicaciones muy serias de salud. En esos casos, el trombo puede ir hacia las venas de la pelvis, el abdomen o el corazón y hasta llegar a los pulmones donde daría paso a una embolia pulmonar que es una condición de extrema gravedad que puede comprometer la vida del paciente.
Existen, además, condiciones que pueden predisponer a desarrollar una TVP durante un viaje. Entre las más frecuentes se encuentran los adultos mayores, las embarazadas, las personas con várices en pies y piernas, obesidad, diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc), insuficiencia renal, enfermedades oncológicas no controladas o con insuficiencia cardíaca. Si el viajero tiene antecedentes de dificultades en la circulación como várices, tromboflebitis u otras, es importante que consulte a su médico. 

Mantenerse en movimiento
Para prevenir la trombosis venosa profunda, resulta clave mover los pies y hacer ciertos ejercicios. Es muy importante, durante el traslado en avión, mover piernas y articulaciones, levantarse y caminar para que esta posibilidad de desarrollar trombosis disminuya aún más. En el asiento cada 90 minutos aproximadamente se debe flexionar ambas rodillas en forma alternada hacia el pecho en 10 repeticiones para cada una. También hay que realizar movimientos circulares con cada pie en el sentido de las agujas del reloj y en sentido contrario, en secuencias de 10 para luego extender cada pie y flexionarlo también en secuencias de 10. Levantarse a caminar cada 2 horas un mínimo de 40 pasos aportará y, si tiene que aguardar su ingreso al baño, se puede parar en puntas de pies y sobre los talones en secuencias de 10.
Es importante estar atento si durante el viaje percibe asimetría entre ambas pantorrillas, un aumento de tensión en una o ambas pantorrillas, dolor al intentar extender los pies, dolor en el área posterior de la rodilla, molestias o dolor al caminar en uno de los miembros inferiores, e hinchazón o aumento. También se debe prestar atención si a cualquiera de las situaciones anteriores se agrega fatiga o respiración entrecortada, como suspiros, que no ceden con reposo. Ante la presencia de alguno de estos signos, es importante que el viajero considere que puede estar ante una TVP y procure consultar con un médico.

Vacunas del viajero
En el caso de los viajeros es importante tener presentes “las tres R” de las vacunas de rutina, recomendadas y requeridas. Las vacunas de rutina forman parte del esquema obligatorio de vacunación y nos protegen contra enfermedades que pueden contraerse al viajar o en nuestro medio habitual, como ocurre en la actualidad con el sarampión. Este virus es causa de epidemias a gran escala en muchos países. Es muy contagioso y puede producir complicaciones neurológicas y respiratorias, inclusive la muerte. En Argentina, todas las personas nacidas después de 1965 deben estar vacunadas. Otras vacunas habituales a considerar son la doble adultos (contra difteria y tétanos), la vacuna contra Hepatitis B, la antigripal y la antineumocócica.
Las vacunas recomendadas ayudan a prevenir enfermedades a las que se puede exponer viajero durante su travesía. La Hepatitis A es la segunda infección prevenible por vacunas más frecuente reportada en viajeros que visitan destinos con bajo nivel sanitario y son infectados a través de agua y alimentos contaminados. Cuando se realiza turismo aventura en áreas donde la rabia animal no ha sido completamente controlada, se recomienda la vacunación preventiva con dos dosis de vacuna antirrábica. Al recorrer países con bajo nivel sanitario, como los del sudeste asiático, existe un problema prevalente como el de la fiebre tifoidea que se transmite por agua o alimentos contaminados con aguas servidas. El cuadro de esta infección se caracteriza por fiebre, vómitos y diarrea. En nuestro medio disponemos de la vacuna polisacárida inactivada que brinda una protección de 2 a 3 años.
Aquellos que viajan a eventos masivos y los que visitan regiones con brotes y epidemias de meningococo, un microorganismo que produce meningitis bacteriana aguda y se transmite por vía respiratoria, deben recibir las vacunas antimeningocócicas.

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