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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Show de comparsas con fuertes mensajes de conciencia social

Arandú Beleza este año dice “no a la violencia contra las mujeres y los hombres”; mientras que Ara Berá y Sapucay buscan generar conciencia ecológica. Mañana habrá show nuevamente en el Cocomarola y subirán al escenario Copacabana, Arandú y Ara Berá.   
FOTOS NICOLAS ALONSO

Verónica Echezarraga

vechezarraga@ellitoral.com.ar

En el imponente escenario Osvaldo Sosa Cordero del anfiteatro Cocomarola, se realizó el domingo el primer show de los Carnavales 2020 y las tres comparsas que compitieron en esta instancia dejaron mensajes con fuerte impacto social. Arandú Beleza por ejemplo dijo “no a la violencia contra las mujeres y los hombres”; mientras que Ara Berá y Sapucay concientizaron sobre el cuidado de los recursos naturales. Fueron tres propuestas artísticas coherentes con la personalidad que desde hace tiempo caracteriza a estas tres comparsas.

Hace algunos años, los shows de comparsas eran, para los fanáticos del carnaval, algo así como la parte aburrida de la fiesta, pero al mismo tiempo eran una especie de plus diferenciador. Su objetivo fue y es, explicar teatralmente el tema que presentan en la avenida las cuatro comparsas grandes (la instancia no incluye a las agrupaciones musicales) y para eso cuentan con 80 minutos más 10 de música. 

La repetida falta de público en cada edición obligó a las distintas empresas organizadoras a sumar acciones paralelas con el objetivo de poblar el predio en los shows. Fue así que algunos años se contrató a números artísticos taquilleros y también se hicieron competencias de baterías, entre otras cosas, pero los shows igualmente seguían sin llamar la atención.

Esta situación comenzó a cambiar hace tres años, cuando el Estado tomó la decisión política de colaborar y lo hizo garantizando un escenario de primer nivel, con las mismas pantallas gigantes que se utilizan para la Fiesta Nacional del Chamamé, a las que se sumaron escalinatas tipo teatro de revista. Estas herramientas dieron nuevos aires a la propuesta e inspiraron a las comparsas a mejorar sus productos teatrales. 

Generalmente eran tres veladas en las que se presentaban las cuatro comparsas, pero desde este año son cuatro noches con tres comparsas, por lo que una siempre quedará afuera; es así que el domingo, a la que le tocó mirar de afuera fue a Copacabana.

Universo

Las comparsas, al igual que las personas, tienen personalidad, y esa personalidad va mutando (así como en las personas) a medida que evolucionan, a media de crecen, que maduran. Esto podría ser lo que está pasando actualmente con Ara Berá, una comparsa de personalidad conservadora que se ajustaba a ciertas estructuras, pues eso le resultaba y le hacía ganar premios, hasta que dejó de resultarle y empezó a perder terreno frente a su competidora directa, Sapucay. Quizás hayan sido los carnavales perdidos de manera consecutiva (y alguno ganado por muy poco) lo que obligó al Rayo a salir de su zona de comodidad y empezar a replantear estrategias, pero siempre respetando sus bases. 

El año pasado los cambios generaron un notable crecimiento, pero no alcanzaron. Con su tema “Universo Ara Berá”, la comparsa vuelve a tomar riesgos y una vez más el resultado es positivo. No se sabe si será suficiente para lograr el título 2020, puesto que eso depende del gusto de los jurados de cada noche. Lo cierto es que la historia que puso el domingo sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero fue más que interesante, jugada, clara y hasta divertida.

Maru Mambrín personificando a la heroína Emma, es en Universo Ara Berá quien lleva el hilo conductor de una historia futurista tipo cómic. Con este papel, la comparsa supo explotar al máximo el talento de esta joven que, además de comparsera, es actriz, cantante y también bailarina. 

Durante el show, Emma emprende un viaje por cuatro planetas en una nave espacial piloteada por Francisco Benítez (portabandera de corso). El objetivo del viaje es salvar a la Tierra, que en ese tiempo (dentro de 100 años) estará totalmente devastada debido al descuido de los seres humanos. La heroína debe conseguir un elemento en cada planeta (Aire, Agua, Fuego y Tierra) y en cada reino un desafío la pone a prueba. El primer planeta que visita es Asgard, donde consigue el elemento Aire y conoce a Titania (María José Maciel) quien la acompañará durante el resto del viaje.

La historia es novedosa y utiliza recursos como luchas (tipo Matrix, la trilogía de cine de ciencia ficción) en el Reino del Agua, música en vivo con una guitarra eléctrica ejecutada por Martín Penayo y canciones cantadas por Emma.

El cuadro del Reino de los Custodios del Fuego llama la atención cuando suma tres motos y un diálogo profundo con Deneris (Agostina Liotti), más un repertorio musical sumamente entretenido.

El último elemento es la Tierra y lo busca en el Reino de los Guardianes de la Naturaleza, para el que Ara Berá recurre a personajes de la película Avatar con un repertorio de música brasileña y ritmos caribeños. En este planeta Emma vuelve a cantar y esta vez es un chamamé en el que ella explica al Chamán (Darío Harper) las razones por las que desea regresar a la Tierra. 

Por si esto fuera poco, el Rayo se guardó para el final una despedida entre Emma y Titania en la que se desliza que entre las protagonistas se generó un vínculo bastante particular. El adiós denota extrema tristeza, una tensión especial además de la promesa de Titania de visitar la Tierra.

Antes del show de batería protagonizado por la bastonera Constanza Plano y la escuela de samba (la Universidad del Sonido) hubo un espectáculo de freestyle. 

Iberá

Con menos años de carnaval que su competidora directa Ara Berá, la comparsa Sapucay se consolidó como una de las grandes de la fiesta de Momo y esto es resultado seguramente del talento y compromiso que desde hace tiempo expone tanto en la avenida como en los shows. Sus diseños impecables y la calidad artística de varios de sus comparseros son algunas de las cuestiones que llevaron al Gallo a la cima.

En las últimas ediciones de esta fiesta popular Sapucay parecía haberle encontrado la vuelta a la competencia e incluso hay quienes (desde afuera de la comparsa) llegaron a decir que tenía la fórmula del éxito. Pero esto, lejos de beneficiarla, le dio una personalidad amesetada, en un nivel elevado y por lo tanto difícil de alcanzar, pero al fin y al cabo amesetada (observación que ya fue realizada por este matutino en crónicas del año pasado).

En Sapucay del Iberá, la comparsa realiza una buena adaptación de la historia del Rey León. La propuesta artística que presentó el domingo en el Cocomarola no es original (incluso copia algunos diálogos del film), pero está tan bien lograda que resulta imposible aburrirse. Sabe cubrir espacios y hacer lucir cada uno de los diseños.

El relato transcurre en los Esteros del Iberá y remarca la importancia de cuidar la fauna y  flora de este humedal donde varias especies debieron ser reintroducidas debido a la caza furtiva. La actuación y la danza son ejes fundamentales de esta propuesta que tiene momentos de risas, pero también de tensión.

Mbareté y Aramí, una pareja de hermanitos yaguaretés (especie en peligro de extinción) personificados por Sofía Quatrin y Franco Espinoza, constituyen el hilo conductor de esta historia en la que Alfredo Fabrello (que representa al padrino de los jóvenes felinos) propone divertidos diálogos.

La llegada de los hermanitos a los Esteros alegra a todo el ecosistema hasta que una víbora coral (Carina Lencinas) muerde al varón yaguareté y esto hace que se inicie la búsqueda de los ingredientes solicitados por el curandero para salvar la vida al cachorro. Las comadrejas (Alfredo Ojeda y Victoria Marcha) tienen la tarea junto a la cachorra de yaguareté de conseguir lo necesario (un huevo de yacaré, una luz de bicho de luz, una vela colorada y una pluma).

La búsqueda lleva a los tres protagonistas a diseñar distintas y divertidas estrategias de robo y en ese rastreo de elementos se muestran las riquezas naturales pero también culturales del pueblo correntino. 

El repertorio musical es coherente con cada momento y las pantallas gigantes son bien utilizadas para contextualizar la historia. 

El cierre, luego de salvar la vida al yaguareté es a pura fiesta y da paso al ingreso de la escuela de samba y un impecable show de su bastonera Gabriela Ceballos. 

Nadie duerma

Si hay una comparsa que tiene una personalidad definida y parece no tener intenciones de negociarla, esa  es Arandú Beleza. Los temas de la Verde y Blanca siempre están orientados a generar conciencia social y este año el elegido fue la violencia, haciendo especial hincapié en la violencia de género. La manera de exponer el asunto es a través de la teatralización de una historia ambientada en una China ancestral que tiene como protagonistas a la princesa china Turandot (Adelina Moreira), hija del emperador Altoumy.

Turandot, de pequeña había sido víctima de abusos y violaciones (la violencia es representada por Adriana Blanco), y por lo tanto de grande no quería acceder a casarse. Entonces, cuando un príncipe pedía su mano lo obligaba a responder tres acertijos. Quienes los respondían mal morían degollados. El príncipe de Persia fue el primero que no adivinó y por consiguiente en el show aparece en escena su cabeza.

El personaje de una señora china (Facundo Coronel) es quien lleva el relato, por lo menos hasta la mitad de la historia.

Luego de esto, el príncipe Calaf (Javier Palermo) pide la mano de Turandot y responde correctamente los tres acertijos, lo que la obliga a casarse con él, pero Calaf se apiada y da a la princesa la posibilidad de liberarse del compromiso si ella adivina su nombre antes del amanecer. El príncipe estaba acompañado por su esclava Liu (Sol Vogt) y la princesa recurre a ella para conocer el nombre, pero ésta se niega a revelarlo y se quita la vida.

Turandot finalmente no adivina, pero el príncipe igualmente la libera dándole la respuesta y dice: “Ha llegado el alba y mi nombre no has adivinado, mi nombre es Calaf”. Ella al ir con su padres (representados por el público) informa: “Ha llegado el alba y yo tengo la respuesta: su nombre es amor”. La princesa había visto la bondad del príncipe y por eso se enamoró. 

El mensaje de la Verde y Blanca es que: “Es el amor, la única manera de vencer al rencor, a la muerte, es la única manera de vivir”. En el cierre, las pantallas reflejan leyendas como “no a la violencia”, “igualdad y respeto”, “no se viola” “no estás sola”, “no se mata”, “basta de violencia machista”, “basta de muertes”. El broche de oro lo da la batería con su bastonera Macarena Balderrama. 

El próximo show de comparsas será mañana a partir de las 20 en el anfiteatro Cocomarola y actuarán Copacabana, Arandú Beleza y Ara Berá. 

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