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Realidad y mito de los fantasmas

Si hay temas polémicos sin dudas uno de ellos es la existencia y realidad de los fantasmas, aparecidos y espectros. En este campo de investigación parapsicológica hay quienes están a favor de estas manifestaciones paranormales y creen, y otros que directamente le restan veracidad a las apariciones fantasmales.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Para ubicarnos un poco en situación  veamos entonces qué es un fantasma. Se puede definir el término fantasma como la representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida, que por diferentes circunstancias se aferra a la vida en el mundo físico, no quiere irse o no toma conciencia de que ya murió, manifestándose de distintas formas ante familiares, amigos y otras personas desconocidas para él. En la obra “Las fuerzas físicas de la mente”, el sacerdote Oscar González Quevedo, destacado parapsicólogo, define el concepto de fantasmogénesis como “la producción ectoplásmica de un fantasma, al menos de apariencia entera de una persona, animal o cosa.” El fantasma tiene cierta consistencia material, aunque es más o menos tenue, transparente, con poquísimo peso.

Cuando se produce el fallecimiento de una persona, de su cuerpo físico se desprenden los cuerpos mental, emocional y espiritual, que conforman lo que se denomina cuerpo astral. Se ha comprobado que tras el fallecimiento de una persona, el cuerpo físico pierde aproximadamente unos 150 gramos y muchos presuponen que se podría tratar del peso del cuerpo astral. No obstante, todo esto no es más que un planteamiento especulativo. Se ha comprobado que esa pérdida de peso es común en todos los fallecidos y se debería a pérdida de tejidos, de volumen de aire en los pulmones, fluidos corporales, etc. El cuerpo astral tiene la capacidad de despedirse de sus seres queridos y recorrer el mundo físico volando. Una vez que el cuerpo astral hace lo que cree que tenía que hacer en esta vida y en el mundo físico, el cuerpo espiritual lo abandona y asciende a la dimensión luminosa, dejando atrás al cuerpo mental y el emocional. Ambos cuerpos conforman lo que conocemos como fantasma o espíritu desencarnado, y al no tener el apoyo del cuerpo espiritual, se va desgastando lentamente. Y llega el momento en que el cuerpo  mental se despega del cuerpo emocional y se reúne con el cuerpo espiritual, ya sea para seguir viviendo en el más allá o renacer en la Tierra. El cuerpo emocional queda solo y se convierte, al perder la capacidad de pensar y razonar, en un fantasma emocional, que sólo actúa por deseos y emociones, sin saber lo que hace ni lo que quiere y dependiendo de sus emociones, actuará sobre los seres vivos de la Tierra. A veces sólo se dedica a vagar e impresionar a las personas sensibles, pero en otras ocasiones llega a causar verdaderos problemas a los vivos. 

Este tipo de fantasma es el más común y a él se debe que las religiones de todos los tiempos los hayan considerado seres perversos y malignos, llegando a instrumentar formas de combatirlos, como por ejemplo el exorcismo en la religión católica. Su tiempo de duración en la Tierra puede ser muy largo si está protegido por una estructura material, como una casa o castillo abandonados. Son muy asustadizos y débiles e incluso la indiferencia de los seres vivos puede llegar a destruirlos. El cuerpo emocional está más apegado al mundo de los vivos y es al que más trabajo le cuesta salir del mismo, mientras se mantenga viva la llama del recuerdo de un mortal sobre el difunto. Su cuerpo emocional se mantendrá atado al lugar. Somos los seres humanos vivos en gran medida los culpables de mantenerlos junto con nosotros con el recuerdo constante y así no pueden irse. Se los suele ver como fantasmas tristes, carentes de inteligencia, que se encuentran atrapados en un mundo intermedio al que no le encuentran la salida. Y allí es donde los vivos tenemos que ayudarlos a cruzar al otro lado, a que se eleven de nivel y sigan su camino que han trazado en la Tierra. ¿Y cómo? Rezándole, ofreciendo misas y oraciones en su nombre, prendiéndole velas y sobre todo no mostrarnos tan dolidos ni sufrientes por su partida. El tiempo todo lo cura.

 

Famosos y fantasmas

Es bien conocido que en todo el mundo hay miles de testimonios de personas que han tenido experiencias con fantasmas, de toda clase. Pero este tipo de confirmación de los hechos adquiere más importancia cuando se trata de personas famosas que no tienen problema en relatar su experiencia. Veamos, por ejemplo, el caso del actor británico Hugh Grant, quien está convencido de que en su mansión de Los Angeles vive el espíritu de una leyenda del cine, fallecida hace más de 30 años. Se trata de la mismísima Bette Davis, que por las noches, según varios testimonios, se dedica a gritar y a mover cosas y muebles en la casa. El dice haber visto algunas veces el espíritu, pero no tiene miedo, ya está acostumbrado a esto.

La modelo alemana Claudia Schiffer, debió dejar de improviso su casa en Inglaterra, a causa de la aparición del espíritu de una mujer llamada Penélope, que se dejaba ver por toda la casa en las noches, llorando y gritando. Ante esta situación insostenible, la modelo decidió dejar la casa cuanto antes.

El actor Nicolas Cage es verdaderamente perseguido por espíritus en cualquier lugar donde esté, según lo que él cuenta. La primera vez que tuvo una experiencia paranormal fue en la casa de su tío Francis Ford Cóppola, donde vio muchos espíritus de personas ya fallecidas, algunas conocidas por él, que al parecer se le pegaron. ¿Es víctima de una maldición o es un médium demasiado sensitivo? Otro caso: Lady Gaga  prácticamente convive con el espíritu de una hermana de su padre, su tía, que murió a los 19 años, y con quien ella mantiene habituales contactos. No tiene miedo de esto y lo toma con mucha naturalidad.

El famoso actor británico Pete Dohtyer huyó prácticamente a París después de notar a menudo en su departamento londinense la presencia de su difunta amiga Amy Winehouse. Aseguró  haber visto varias veces imágenes terroríficas de ella en el dormitorio, gritando, gimiendo y llorando, por lo cual sin dudar mucho decidió mudarse a otra casa. El cantante Sting era un escéptico de todas estas cosas hasta que vio objetos que se elevaban y volaban por el aire y escuchó además fuertes gritos en medio de la quietud de la noche. 

“Una vez  me desperté a la madrugada, cuenta,  y vi a mi mujer, que murió hace unos años, parada en un rincón de la habitación mirándome fijamente. Me asusté creyendo que era un ladrón y prendí la luz y en ese momento la imagen desapareció. Por supuesto que creo en esto.”

El actor Keanu Reeves siempre tuvo la capacidad de ver espíritus y hablar con ellos. Afirma que puede ver a su novia Jennifer, que murió en un accidente hace 11 años y eso le sucede a menudo.  “Creo que ella me quiere decir que se encuentra bien donde está. Estoy seguro de que es así, no tengo miedo.”

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