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El mensaje del sufragio: la respuesta al elector correntino que votó con una carta

Por El Litoral

Jueves, 18 de noviembre de 2021 a las 08:07

Por Leticia Oraisón de Turpín

Leía en el diario  que un estudiante le escribió una carta a nuestro Gobernador y quiero contestarle desde mi larga experiencia de estudiante sin recursos materiales.

Cursé la escuela primaria y secundaria en la escuela “pública, gratuita y obligatoria” (desde 1884.- Presidencia de Julio A. Roca). Gratuita porque no había que pagar para que nos enseñen, pero desde que recuerdo, el guardapolvo, los útiles y los libros los compraban nuestros padres, generalmente de segunda tercera o cuarta mano, pero nos agenciábamos para conseguirlos.

Recuerdo que en la secundaria cuando me faltaba algún libro, visitaba a una compañera que lo tuviera y  copiaba o estudiaba allí la lección. No era ninguna hazaña, todos lo hacíamos, como una normalidad para cumplimentar con las obligaciones escolares.

Cuando inicié los estudios universitarios, comencé a trabajar (como la mayoría de los compañeros) y trabajar no impidió que me recibiera de Arquitecta.

En aquella época no había puente y teníamos que cruzar el río en vaporcito o balsa, y había que pagar el pasaje al igual que el colectivo que nos esperaba en Barranqueras para llevarnos a Resistencia, y nos dejaba a ocho o diez cuadras de la Facultad, camino que lo teníamos que hacer a pie, llueva o truene, haga frio o calor.

Muchas veces, (como llegábamos muy tarde –alrededor de las 11p.m-) si teníamos que presentar un trabajo al otro día, simplemente no dormíamos esa noche para realizarlo, ya que de 7 a 12 am  trabajábamos y no había otro tiempo para cumplir con lo solicitado.

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No nos sentíamos víctimas ni héroes, porque sabíamos que estábamos persiguiendo nuestros sueños y nuestros anhelos más profundos.

Trabajar no era impedimento para estudiar porque la Facultad era gratis, (sigue siéndolo) no nos cobraban cuotas, pero tampoco nos regalaban nada. Los libros podíamos conseguirlos en la Biblioteca y si no estaban, los prestábamos de algún compañero o los comprábamos entre varios. No existía siquiera la fotocopia, así que los apuntes de clases lo tomábamos en vivo y en directo y eran tan claros que si no teníamos libros estudiábamos de lo que anotábamos que decía el profesor, para poder contestar en los exámenes correspondientes. 

Y éramos felices, con poco o nada, pero llenos de sueños y ambiciones,  nada era más importante que llegar a cumplir con esos proyectos y sublimes anhelos, éramos ricos en aspiraciones profesionales.

Lo que cuesta esfuerzo, vale y vale mucho, porque el costo es intangible pero real, tan real y valioso que no se puede comprar con dinero.

Hay que recordar siempre que primero debe darse el esfuerzo para que luego vengan los resultados y beneficios, que sin dudas vendrán si se pone el empeño necesario.

Querido estudiante y trabajador, te felicito por el esfuerzo que estás haciendo, te servirá para fortalecerte, pero tu dignidad no puede canjearse por ninguna “ayuda”, sigue adelante, mejórate y sigue adelante solo y sin más ayuda que tus ganas de triunfar, y eso llegará sin duda alguna.

P.D: Te aclaro que tu apoyo al Gobernador no se dio, porque tu voto fue Nulo

 

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