Con once años de trayectoria, el grupo chamamecero Gente de Ley presentó ayer su tercer disco, “Aprendizaje”. Este trabajo incluye 12 temas propios y uno de Ernesto Montiel. El material está disponible en Spotify y YouTube.
La añoranza del pueblo y los afectos, la despedida de Julián Zini y Ricardo Scófano, así como los paisajes correntinos se dibujan en los acordes de las nuevas canciones de Gente de Ley, un conjunto que ahora elige las plataformas virtuales para expandir el chamamé, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Por eso ayer se estrenó en distintas plataformas virtuales, como Spotify y YouTube, el tercer material discográfico del grupo conformado por Mario Tessare; Paulo Ayala y Abel Acevedo. “Aprendizaje” contó con la participación de invitados como Arturo Torres y Ayrton Braga Flores.
“Este nuevo CD fue grabado completamente en la pandemia y refleja todo lo que nos fue pasando y los sentimientos que afloraron en los años 2020 y 2021”, explicó Mario Tessare, la voz de Gente de Ley. El nuevo material contará con 13 temas, 12 de los cuales son creaciones nuevas del grupo y un bonus track: nada más y nada menos que un chamamé de Ernesto Montiel, “Aires de mi ciudad”, ejecutado por el bandoneonista Paulo Ayala.
Las canciones
“Aprendizaje”, la canción que da nombre al disco, fue compuesta en abril de ese año; es una obra reflexiva y de esperanza que refleja las situaciones vividas en esta pandemia, como extrañar a los amigos, los abrazos, el trabajo y “el darnos cuenta de los excesos que comete el hombre en el planeta, pero con la esperanza intacta de que soplará del sur el viento y cuando todo esto pase, que el hombre vuelva distinto y renovado”, explica la letra del tema.
Otro de los temas es “Este abrazo al cielo”, dedicada a uno de los referentes de la música litoraleña, don Ricardo Scófano, que falleció a fines de marzo de 2020, persona muy admirada y querida por todos los integrantes de Gente de Ley, “no solo por su calidad y gran trayectoria como músico, sino también por su calidez como persona. No se lo pudo despedir como se merecía, pero lo recordamos con esa sonrisa imborrable y la palabra justa a la hora de los consejos”, detallaron.
“Atardecer en mi pueblo” es un chamamé que refleja la nostalgia que produjo al conjunto no poder viajar a Esquina, la añoranza de todo lo que se habla en la canción, el sentarse con un mate de domingo a orillas del río Corriente y observar esa entrada rojiza del sol, que se esconde todas las tardes en el río Paraná.
“Alma de bohemio” es la historia de muchos de los que hacen esta música, ese andar musiquero, de noches y serenatas, la bohemia, ese vino entre amigos y aplausos, de esa alma libre como el viento que busca su estrella en alguna canción.
“Corazón de Corrientes” es una descripción de “esta maravilla que tenemos justo en el corazón de la provincia de Corrientes, los Esteros del Iberá, la belleza y la vida que de ellos emana”, describió Tessare. “Soldados correntinos” narra la valiente historia de los distintos héroes de la provincia de Corrientes que dieron la vida en cada una de las batallas que les tocó librar, y se detiene especialmente en la historia de Gabino “Cambacito” Ruiz Díaz, un mártir de la guerra de Malvinas que se encontraba entre los 120 inocentes soldados no identificados, enterrados en Malvinas. Fue él quien los liberó del olvido y les devolvió la identidad.
“Responso para Julián” es un recitado que se compuso “el 16 de agosto, luego de que nos llegara la triste noticia del fallecimiento del padre Julián Zini, uno de los más grandes poetas de esta música, persona querida y admirada profundamente por todo un pueblo”, recordaron. Su vida fue ejemplo y servicio al chamamé, por ello el recitado dice: “Julián, te volverás eterno, por el canto agradecido de los hijos de este suelo”.
“Para un hermano” es otro recitado del grupo, dedicado a un entrañable amigo, chamamecero y “gente de ley”: Sebastián Garat. Es un resumen de su vida, su familia, su historia, sus valores, del trabajo y sus grandes gestos como persona de bien.
“Soledad” es un chamamé instrumental, de melodía nostálgica, cargada de emoción y sentimiento. Fue compuesta por Paulo Ayala y Soledad Balbuena, de quien lleva el nombre.
“Oh Yerokiporánde jara” fue dedicada a todos los bailarines chamameceros, a los dueños de la fiesta y en homenaje a Puchy González, uno de los grandes bailarines que fue parte del grupo Guada y que fue parte de la delegación de aquel triste septiembre de 1989 en Bella Vista. “‘Volviendo de Chajarí’ es un chamamé instrumental de Paulo Ayala que refleja las sensaciones que tenemos cada vez que nos toca volver de esa ciudad del norte entrerriano donde tenemos tantos amigos”.
(VAE)