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Graciela Schust o los puentes de la sangre hacia la infinitud

Nació en Corrientes capital en 1947 pero vive desde niña en Curuzú Cuatiá. Ha colaborado en diarios y revistas de su ciudad adoptiva y de la provincia. Publicó los poemarios “Instancias”, “Ferozmente poesía” y recientemente “Puente Poesía”.

Por El Litoral

Domingo, 16 de octubre de 2022 a las 01:00

Por Rodrigo Galarza
Especial para El Litoral

Es una buena noticia para Corrientes y la región que una poeta exquisita como Graciela Schust nos estregue un nuevo libro de poemas. Sabemos de su insistencia en el ejercicio fisiológico de la poesía, que los materiales visibles e intangibles con que se entrega al mundo están supeditados a la creación poética, pero sabemos también que sus publicaciones son espaciadas, por lo que sus lectores celebramos la aparición de este “Puente Poesía”, libro presentado recientemente en su Curuzú Cuatiá.
En marzo del 2019 nos acercábamos así a la autora: “La palabra de Graciela Schust es ‘feroz’; ¿pero de qué manera despliega y colma su semántica este significante en la búsqueda vital de esta poeta del sur correntino? La respuesta es sencilla: lo feroz, a la manera de oxímoron oculto impregna el extremo más referencial con que se nos presenta esta particular voz: lo sutil, lo delicado que respira por lo bajo como modo de ahondar, de atravesar, de  elevarse: ‘No la busco. / No la miro, ni la escucho. / Pero/ la luna quiebra las fiebres de mi piel / y / es un pequeño dios tu boca’.
Altura,  hondura y espesura, tal es el destino aunado del poeta. Y Graciela lo asume en los actos cotidianos, en el desconcierto de entregarse al mundo ciega y vidente a la vez, amorosa, sensual y metafísica como nos interpelara Rumi, el poeta persa, hace ochocientos años: ‘Solo hay una Luz, / Y tú y yo / No somos otra cosa que agujeros / En la sombra de la lámpara”.
Entre el aforismo y el epigrama, la poeta de Curuzú deja que sus refucilos tracen fisuras en la página y es en esas fisuras donde se resignifica su palabra, donde la realidad-sueño muestra sus múltiples caras: ‘Muchas veces quiero saber / qué le pregunta un poema / cuando se encuentra con el relámpago...’”. ¿Cuáles son las orillas que une entonces este “Puente Poesía”? ¿Qué sutiles “hilos de intemperie” lo sujetan? Habrá que salir hacia el mundo y quedarse en uno para descifrarlo y que la poesía se revele para que nos diga algo que no obstante es puro balbuceo, primer llanto de orfandad: “No conozco /otro océano / que el de las palabras no nacidas…”.
Todo el libro está poblado por “artes poéticas” acaso porque la poeta no puede ni quiere desprenderse de su búsqueda mientras sucede eso que llamamos vida, fuera en el momento de ir a comprar zanahorias o de “escarbar, golpear, insistir, rasguñar. / Y el lenguaje abrirá otra vez / la garganta de los vientos!”.
¡Salud, poesía y libaciones!


Muestrario mínimo
Quién sabría del silencio
si no fuera por la obstinada voz de las estrellas?

**
Hilos de intemperie
juegan en los bordes de un jazmín!

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No conozco otro océano que el de las palabras no nacidas…

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Vestidos de vértigo los presagios
vistan la casa del amante.

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Piedraluz de los instintos cómo llamas -vana magnolia-                      

a la ternura...

**
Hundo semillas de crepúsculo
mientras espero la espalda blanca del alba.

**
por hambre de luna fui a vos y
volví noche!
**
Peces irreverentes navegan en las pupilas incendiadas del insomnio.

**
Muchas veces quiero saber
qué le pregunta un poema cuando se encuentra con el  [relámpago...

**
Desmigo el pan de la ternura para alimentar el tiempo de los besos.
**
Con cordones de vigilia ato mi sueño al vuelo de palomas nocturnas.

**
No la busco. No la miro, ni la escucho. Pero la luna quiebra las fiebres  [de mi piel y es un pequeño dios tu boca.

**
Escarbar, golpear, insistir,      [rasguñar. Y el lenguaje abrirá otra vez la garganta de los vientos!
**
Como una mordedura frutal erizando las entrañas:                                

la caricia.

**
No corro más detrás del poema.
Cuando toco su boca antes      [de tiempo, le duele…

**
Como puerto calmo que desterró 
[tempestades Así me ensancho, me dejo estar, [me doy permiso y puedo mermarme con los ojos del sosiego.
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Nada más que un verde temblor
es a veces el muro del tiempo.

**
En los fértiles caminos del amor
descubren los dioses sus plegarias.

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Algo tan simple  Como dos pájaros en la rama. Y, sin embargo, es allí donde dibuja su equilibrio el infinito!

(de Puente Poesía)
 

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