¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

“Historia de la poética chamamecera”

Enrique Antonio Piñeyro nació en Monte Caseros en 1937. De familia oriunda de General Paz, a los 3 años de edad regresó con los suyos a Caá Catí. Folklorólogo y docente de amplia trayectoria. Algunos de sus libros son El rasguido doble. Expresión musical de Corrientes (1988); Aves en la música folklórica guaraní. Manual de danzas correntinas (1990); Tránsito Cocomarola. Vida y obra musical (1993); El chamamé: génesis, desarrollo y evolución. Música tradicional de la provincia de Corrientes (2010). Héctor Ramón Brisighelli es médico, poeta e investigador nacido en Corrientes.

Domingo, 12 de junio de 2022 a las 01:03

Por Rodrigo Galarza
Especial para El Litoral

Desde hace algún tiempo nuestro chamamé ha ido ocupando el lugar que se merece dentro de la sociedad correntina; es decir, ha pasado a ser sostenido no solo por cultivadores y escuchas sino también por otros sectores de la sociedad que no eran seguidores y que hoy en día han volcado su mirada hacia este género, descubriéndolo, o al menos interesándose para incorporarlo como una parte importante de la identidad correntina. En este sentido, la declaración del chamamé como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por la Unesco, ha marcado un hito importante que no se dio solo, sino que se debió al trabajo y tesón de organismos oficiales y de otra mucha gente que se entregó a la causa por amor y sentido comunitario; pero debemos tener en cuenta que este logro no es el final del camino sino un magnífico aliciente para seguir acercándonos y cuidar esta manera de ser y sentir que tenemos los correntinos y que, por supuesto, en ningún caso es ni debe pretender ser la única.
Otra gran noticia es que se haya creado una cátedra oficial de enseñanza del chamamé; respecto a este tema queremos señalar algo que no es ningún secreto: la falta de estudios sistemáticos, científicos, del génesis, desarrollo y evolución de nuestra música vista desde diferentes ángulos y contrastados unos con otros. 
Los organizadores de la cátedra tienen la ardua tarea de armar un corpus coherente de estudios. Sí existe por supuesto la labor quijotesca de actores de nuestra cultura que han ido proponiendo sus tesis acerca de cómo llega el chamamé a nuestros días. Viejos estudios de Saturnino Manurriaga y Porfirio Zappa; y otros más recientes de Marily Morales Segovia, Julio Cáceres y Julián Zini, Pocho Roch, Raúl López Breard, Enrique Piñeyro y Héctor Brisighelli, Juan Pedro Zubieta y Carlos Lezcano, Fundación Memoria del Chamamé, etc.
Nuestros asaltantes de hoy pertenecen a esa saga de “quijotes” que se ha abocado al estudio del chamamé desde diferentes aspectos. Algunas veces con trabajos en colaboración y otras individualmente. Así, la fundamental publicación de “Historia de la poética chamamecera. Canciones correntinas de  ayer, hoy y siempre” (a través del sello correntino Moglia) se presenta como un hito de sistematización de una gran cantidad de letras agrupadas por tópicos: el terruño, el amor, la amistad, la devoción religiosa, el patriotismo, tradiciones/costumbres/fiestas y celebraciones, el trabajo y los oficios, mitos/leyendas/creencias y supersticiones, personajes y prototipos; todas puestas en contexto a través de estudios introductorios que ubican al lector o estudioso. Asimismo, en el libro se propone lo que los autores llaman “tipificación de las escuelas poéticas” que orientan claramente sobre las direcciones que asumen los letristas para plasmar sus obras; esta tipificación viene acompañada de rica bibliografía. Finalmente, el libro cierra con una tipificación detallada de los poetas del chamamé: poetas pioneros o precursores, creadores de estilos líricos, renovadores y continuadores de la lírica, poetas de la literatura que fueron musicalizados; más reflexiones finales.
Creemos que estas breves referencias no hacen justicia al enorme y paciente trabajo que encierra este libro abierto siempre para ser visitado, consultado, discutido y, por sobre todo, disfrutado.
Nuestro reconocimiento a don Enrique Piñeyro por su incansable y rigurosa labor que se erige como custodia de nuestro modo de ser. Sus aportes son siempre no un punto de llegada, sino de partida, de aproximaciones que invitan a la reflexión y a la dialéctica.
¡Salud, poesía y libaciones!

Muestrario mínimo

 

Boquita de miel
Luego de gustar en tu boca en flor
de un beso de amor la divina miel,
yo logré olvidar todo el amargor
que volcará en mí otra boca cruel.
 
He´ê ete demá pe nde juru mi,
capullo de amor que sabe brindar
toda la emoción, todo el frenesí,
a quien su dulzor se acerque a libar.
 
Desde que pude posar mi boca sobre tu boca,
raras visiones alucinada mi mente ve.
y enamorado como un demente con ansias locas,
busco tus labios para morirme besándote.
 
Tu boca es coral sangriento de amor
ñangapiri me que invita a morder;
llama de pasión, fuego abrazador,
que ha de calcinar todo mi querer.
 
Es fuente de amor que incita a besar,
infierno y edén color carmesí;
tu boca es panal que me hace exclamar:
He´ê ete demá pe nde juru mi
Osvaldo Sosa Cordero

 

Lucía de arena
Camino de cielo abierto, 
cortado en el terraplén 
cantando vuelve Lucía, 
despacio che nendivey.

 

Las flores de su pollera 
se quedan para después 
y una estrella quinceañera 
le va empujando los pies.

 

Lucía de Palmar Grande, 
arena que no se ve 
sendero que nadie pisa 
regresa cohe´mboue. 

 

Andá ligero guainita 
que el tiempo ou´nderehe 
se pasará por tu casa 
y te llevará también. 

 

Lucía arena Lucía 
palmera que no se ve 
paloma de quince años 
nde´egui co la vida es.

 

Reluce la luna llena 
con enaguas de satén 
te va contando un secreto 
que no se puede saber.

 

El viento te vuela lejos 
del cabello hasta los pies 
Lucía, mira la huella, 
que pronto serás mujer.

 

Y cuando vos te decidas 
a decirle... ¿me querés? 
José levantará el rancho 
con su nombre en la pared.

 

Pero falta todavía, 
es pronto para crecer... 
Después ya no habrá senderos 
y nunca podrás volver.

 

Lucía arena Lucía 
palmera que no se ve 
paloma de quince años 
nde´egui co la vida es.
Martha Quiles

 

Nuestros sueños y la distancia
Soy un pájaro herido de nostalgia, 
la distancia me ha vuelto soñador 
Llevo el alma sangrando despedidas 
y un camalote azul de corazón. 

 

No me pidas muchacha que me quede, 
si en el fondo sabes que no me voy
yo te amé, vas me amaste y los que se aman 
eternizan el tiempo de su amor.

 

Por el río me voy, 
con la lluvia vendré 
a besarte los ojos 
para el amanecer. 
Quiero que al despertar 
veas el mundo feliz 
que soñábamos juntos 
y que te prometí. 

 

Con el tiempo muchacha yo sé que entenderás 
y veras que es difícil pero hermoso este andar, 
con alma de profeta y oficio de juglar 
cantándole y diciéndole al pueblo su verdad. 
Ahora somos ríos que son mientras se van 
que siempre están de paso y mueren al llegar. 
Después seremos árbol, que arraiga y que se da, 
que es sombra, aroma y fruto y se abre a la amistad. 
Recién para ese entonces volveré a desandar
esta amarga distancia que me obligó a soñar, 
y yo sé que teniéndote a mi lado serás 
la mitad que le falta a mi propia verdad 
la mujer compañera, la que me hace cantar. 
Julián Zini

Últimas noticias

PUBLICIDAD