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Tras 30 años sin contacto, dos hermanos correntinos lograron reencontrarse

Durante tres meses, un joven voluntario de la Cruz Roja investigó y recorrió parajes para hacer posible el anhelado abrazo. 
 

Por El Litoral

Domingo, 21 de agosto de 2022 a las 01:08

Iriel Amancay Reyes Beyer
De la redacción

Son alrededor de 400 kilómetros los que separan Desiderio Sosa, un pueblo entre Santo Tomé y Virasoro, y Riachuelo. Un recorrido de al menos cuatro horas en auto por las rutas del norte correntino.
Para algunos puede resultar un paseo para disfrutar del verde paisaje que ofrecen los montes; para otros “un trámite”, que es posible mejorar si hay un mate y una conversación agradable de por medio. Pero para Valentín fue una oportunidad de sanar parte de su historia familiar.
Con su hermana Elena había perdido contacto hacía 30 años atrás. Ambos pensaban que el otro ya había muerto y la esperanza de saber qué había sido de su vida era poca. Pero existía.
El reencuentro fue posible gracias a la ayuda desinteresada y el firme compromiso de Anibal Fernández, responsable local del programa  “Restablecimiento de contacto entre familiares de la filial correntina” de Cruz Roja Argentina.

Primeros pasos
Anibal conoció a Valentín durante el verano, cuando Cruz Roja Argentina brindaba asistencia humanitaria en toda la provincia por la emergencia social y ambiental de los incendios.
Junto con distintas filiales del país, se conformaron como segunda línea de los bomberos cuando el fuego asediaba y recorrían parajes afectados para registrar pérdidas y necesidades de los pobladores de las zonas rurales.
Fue así que Anibal dio con la historia de Valentín en Desiderio Sosa, un pueblo ubicado sobre la ruta nacional 14, entre Santo Tomé y Gobernador Virasoro.
“Visitando casas nos encontramos con un señor que nos cuenta que la última vez que supo de su hermana fue en 1992, cuando abandonó la zona a sus 20 años”, relató Anibal a El Litoral.
“Con anterioridad, él había compartido su historia y una persona se comprometió a encontrar a su hermana, pero finalmente no sucedió. Había quedado muy sentido por la falta de ayuda y perdió las esperanzas”.
Valentín perdió la vista tras dedicarse en su juventud a trabajar como soldador y vivía solo en el campo. Hoy tiene 55 años.
“Le dije que no podía prometer que iba a dar con su hermana, pero sí que iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para encontrarla”, recuerda Anibal.
Hasta la muerte de la madre de ambos en 2001, de manera esporádica, accedían a algún dato o información del otro. Pero esa comunicación se cortó y Valentín solo recordaba que su hermana podría estar en Riachuelo.

Compromiso 
humanitario
Con pocos datos desde dónde construir la búsqueda, pero con el gran compromiso por trabajar en la asistencia humanitaria que caracteriza a la Cruz Roja,  Anibal puso manos a la obra.
Elevó el caso a la sede central de la organización y le dieron el respaldo para seguir adelante con una investigación que le tomó tres meses.
Anibal cuenta que junto con sus compañeros de Cruz Roja, Adriana y Maxi, en una jornada de trabajo recorrieron Riachuelo y sus alrededores.
Hablando con vecinos y golpeando puertas, una de ellas fue abierta por Elena,  que no daba crédito a lo que contaban aquellos desconocidos de chalecos rojos.
“La hermana no me creía, pensaba que le hablaba de un primo. Le pregunté por el nombre de sus padres, Los datos coincidían, pero no había manera de hacerle entender. Cuando le digo que su hermano estaba vivo y que me había pedido que la buscara, se largó a llorar”, rememora Anibal al recordar el conmovedor abrazo posterior con la mujer.
Fue así como a 30 años de verse por última vez, Elena recibe un número de contacto del hermano que creía perdido.
Pero Anibal sabía que quedaba aún más por hacer y gestionó ante Cruz Roja Argentina los recursos para garantizar otro abrazo más, esta vez el de Elena y Valentín.
“Al llamar a la sede central en Buenos Aires, se emocionaron y ofrecieron mandar el dinero para los pasajes. Pero claro Valentín es ciego y vive solo en medio de la nada. Nos ofrecimos para cumplir el rol de auxiliares  y garantizar su traslado en un móvil oficial. Hubo que organizar muy bien todo”, explicó Anibal.
Marcaron una fecha en el calendario del mes de junio para realizar el viaje desde Desiderio Sosa hasta Riachuelo.
Anibal cuenta que Valentín fue recibido con lágrimas de emoción, besos y abrazos por Elena y su cuñado.
Circula la broma de que ahora Valentín “se encuentra secuestrado”, cuenta Anibal entre risas porque Elena se niega a “devolverlo” a Santo Tomé.
“Están viviendo juntos. Le armó una pieza, le compró una cama y le dijo que no necesitaba plata. Que desde ese momento ella se iba a encargar de cuidarlo”.
Sobre el programa
La historia de Elena y Valentín es el primer caso correntino del programa “Restablecimiento de contacto” de la Cruz Roja.
Anibal es uno de los pocos referentes del norte del país: “Somos unos 22 responsables. Es un área bastante nueva que recién entró en expansión el año pasado”, detalla. 
La presencia a escala internacional de la Cruz Roja llevó a establecer una línea especial de trabajo, sobre todo dirigido a zonas afectadas por desastres naturales, conflictos armados y procesos de migración.
Hasta ahora, la filial correntina había ayudado a turistas y mochileros en viaje a contactar con sus familias mediante carga de crédito al celular o minutos de internet.
“El programa se puede movilizar por búsquedas internas, en casos también en los que sabés que tu familiar está muerto, pero no sabes dónde está el cuerpo o nunca lo entregaron. También realizan búsquedas internacionales que movilizan convenios con otras filiales de Cruz Roja”.  
Anibal añadió que la prioridad siempre la tiene la persona buscada. No se aceptan todos los casos ya que puede haber un motivo por el cual las personas tomaron distancia de sus familias.
La filial correntina de la Cruz Roja se ubica en Bolívar 1219. Para más información se puede acceder a www.cruzroja.org.ar.

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