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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La cotidianidad del destrato

Por Eduardo Ledesma

@EOLedesma

Para El Litoral

Antes de las elecciones de 2021, en el Gobierno de Corrientes creían que la radicalización discursiva y postural del peronismo-kirchnerismo en relación a esta provincia estaba vinculada a una suerte de impotencia, dada la performance electoral del radicalismo y sus aliados y, por oposición, el pésimo desempeño de los cuadros justicialistas, sobre todo, en varias de las últimas elecciones provinciales. El tiempo pasó, las elecciones fueron más que categóricas (casi el 80 por ciento en favor de Valdés-Braillard Poccard), pero lo que queda como resabio es siempre una relación tortuosa con el Gobierno de la Nación, que en su derrotero mezquino no castiga a la dirigencia sino a la ciudadanía.

Se trata, en rigor, de un castigo sostenido por una autodeterminación popular-provincial que no ve, en el PJ ni en sus variantes, una opción de poder superadora. Entonces, en vez de seducir, opera el maltrato que acentúa la inequidad histórica del centro en relación con el interior, situación que, a su vez, calcifica la estratificación periférica no ya de Corrientes, o no sólo de ella, sino de toda la región, pobreza mediante. 

Una cosa fue el Alberto Fernández más genuino (elegimos creer) de principios de gestión y este otro que se subió al tren de los desaires cuando las circunstancias internas así se lo exigieron. Casi nada queda de aquel presidente cercano a los gobernadores y aún más empático con los pocos mandatarios opositores. El Presidente entró en la lógica del barro y de allí no pudo salir. Abandonó la etiqueta y desde entonces no hace más que dar muestras de una mala educación forzada o latente que copian, por mandato no escrito, los funcionarios que lo secundan.

El propio Presidente dio cátedra del giro de 180 grados en su diplomacia cuando de sus palabras en Yapeyú, el 25 de febrero de 2021, donde habló de federalismo, concordia y trabajo conjunto; pasó a un estado de indiferencia que coronó en mayo del año pasado cuando visitó Yacyretá sin siquiera avisar al gobernador Valdés que estaría en su tierra, en la represa ubicada en el municipio que lo vio nacer. 

Es más: aún persiste de esa época el reclamo por la apertura del paso internacional Ayolas-Ituzaingó, exigencia que incluso acompañaron los vecinos de aquella localidad paraguaya, sin que hasta el momento se conozca una respuesta definitiva, más allá de algunos avances parciales.

En el medio hubo de todo. Entredichos varios que tuvieron su punto culminante a principios del año pasado por el manejo de los recursos durante la crisis de los incendios.

La historia sigue su curso, pero no cambian las formas. Mucho menos el fondo. Todo el año pasado hubo un desfile de funcionarios que pasaron por Corrientes sin siquiera saludar a las autoridades, asunto de una flagrante descortesía que nos acostumbramos a naturalizar en nombre del jaleo de la política, que parece llamado a la ordinariez. Como si la cortesía, en todo caso, disminuyera las potencialidades o fortalezas de los funcionarios o funcionarias, o hiciera zozobrar sus murallas ideológicas. 

Lejos de revertirse la cosa, el año empezó con una nueva muestra de ese modo de operar. Ocurrió al promediar la semana en Ituzaingó, en el marco de la visita de la directora ejecutiva de Anses, Fernanda Raverta, que pasó por la localidad a inaugurar una oficina de su repartición, es decir una oficina pública, sin siquiera advertir de su presencia al intendente local o al gobernador, que también estaba por la zona. A juzgar por las fotos que se vieron, tampoco invitaron a todas las autoridades argentinas-correntinas de la Entidad Binacional Yacyretá, pese a que el acto pareció ser un acto conjunto. Se informó, de hecho, que “la nueva sede fue construida en conjunto entre la Anses y Yacyretá. La EBY aportó el terreno, ayudó con la logística y gestiones para la obra”. Allí estuvo Ana Almirón, pero no se lo vio a Gustavo Canteros, que también es consejero de la EBY.

Más allá de la cuestión institucional, la visita de Raverta desnuda a su vez los desaguisados internos que experimenta el Gobierno Nacional, mientras día a día diluye su credibilidad y capacidad de acción. Y lo que debería haber sido un aporte, terminó en un deslucido acto con reclamos hacía la oposición por el voto de la Ley de pago de deuda previsional, que se trabó en diciembre y que espera ser tratada en los próximos días-meses. La oposición tiene su cuota parte de responsabilidad en su rol de contralor de la administración, sin dudas, pero no la iniciativa para tender puentes confiables para encontrar una salida a la profunda crisis que vive el país. Esa pelea hace tiempo que fue abandonada por la Nación, que sigue empeñada en buscar responsables más que en buscar soluciones y propuestas, escuchar aportes o evacuar dudas.

En ese marco, tanto el gobernador Gustavo Valdés como su hermano, el intendente de Ituzaingó, Juan Pablo Valdés, volvieron a cuestionar a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) por falta de apoyo a la economía provincial y en particular al municipio local. Incluso hablaron de las deudas que en materia de regalías Yacyretá mantiene con la provincia. “No nos están enviando muchos fondos que en materia de regalías nos corresponden”, se quejó el Gobernador.

Pero hay más. Hace un par de días, diputados de Juntos por el Cambio presentaron un pedido de informes para conocer las razones sobre las que se fundan los proyectos de obras eléctricas que se realizarían en Formosa, con supuesto financiamiento de la EBY, cuando todavía hay deudas pendientes en Misiones y, sobre todo, en Corrientes.

El anuncio de esas obras se hicieron en Formosa de este modo: “Se trata de la licitación pública 776 de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) por la que convocó a ofertas para la obra Línea de Media Tensión 33-13,2 kV. Alimentación Planta de Bombeo Acueducto Santa Rita, Paraje Campo Grande – El Mistolar”. Pese a su especifidad técnica, el texto parece clarito. 

Tal publicación suscitó cierta polémica, porque algunos dirigentes políticos señalaron la existencia de una supuesta intencionalidad de la EBY de favorecer a la gestión de Gildo Insfrán, más allá de su pertinencia.

Dada la situación, el director ejecutivo de la Entidad, el también formoseño Fernando De Vido, informó que esa obra de infraestructura es una inversión del Estado nacional y que, en ese marco, la EBY aporta su capacidad de gestión en obras eléctricas. No la plata. En la misma línea se manifestó el propio Canteros en las últimas horas, tratando de despegar a la Binacional de cuestiones vinculadas con los forcejeos políticos. No obstante, la duda persiste.

“Nosotros necesitamos obras en Corrientes; nos alegramos por Formosa, pero nunca pasó esto. Hay nombres y apellidos de los responsables de que esto suceda”, remarcó Valdés, al que, de ser cierta la primera versión, le asiste la razón por al menos dos motivos: porque son evidentes las asimetrías en cuanto a la asistencia de la EBY en Misiones en relación con Corrientes y porque Formosa no es, a priori, una provincia que haya sufrido anegamiento de campos o inundación por la instalación de la represa, como sí pasó en Encarnación, en Ayolas, en Ituzaingó y como sigue pasando en Isla Apipé.

Pese a todo, Valdés alza la voz, pero no rompe. Aún espera que las cosas se reviertan. Lo anima la idea de que tal vez sea posible reencauzar la relación con aquel presidente de 2020, con aquel que respetaba las autonomías y dejó a un lado, por momentos, la disciplina de la billetera.

Pero es otro el Alberto Fernández de estos días. Mientras tanto se pierde tiempo, y a la crisis económica, a las trabas diarias, a la inflación y a la falta de empleo, se le suman los efectos, todavía en vigor, por el parate de la pandemia y el embate del clima, que repercute en los rindes de la producción, pérdida que arrasa con todo cuando la sequía se convierte en fuego.

Así arrancamos este 2023, reeditando maniobras que hablan de otros tiempos y la pena enorme que implica una especie de certeza: que no hay en el horizonte elementos que indiquen que vaya a cambiar la situación. Hace falta grandeza para ello.

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