Recomendaciones esenciales antes de inscribir a nuestros hijos e hijas
-Que esté habilitada.
-Que tenga guardavidas si tiene pileta.
-Preguntar cómo se higieniza la pileta.
-Que la pileta tenga vallas, que estén cerradas y los chicos no puedan abrirlas ni treparlas.
-Que tenga las instalaciones en condiciones óptimas.
-Poder conocer el lugar y su propuesta.
-Saber cuántos docentes hay por grupos y cuál es su formación.
-Conocer dónde se refrigeran los alimentos y si se pueden calentar.
-Saber si hay agua potable disponible. En verano y, sobre todo si están haciendo actividades, los chicos se pueden deshidratar. Es súper importante que haya agua potable, más allá de la botella que mandamos desde casa.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) insta cada año a extremar los cuidados respecto a las piletas ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ahogamientos representan la segunda causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo en niños y adolescentes menores de 20 años, luego de los accidentes de tránsito.
Entre las principales medidas de seguridad recomendadas, desde la SAP destacaron la vigilancia permanente de un adulto responsable (nunca permitir a los niños bañarse solos), que el cuidador tenga una visión directa del niño y no se distraiga, que la relación entre el número de cuidadores y de niños sea la adecuada; instalar cercos perimetrales para todas las piletas; que los bordes y el piso sean de material antideslizante y no dejar juguetes u objetos atractivos que floten en la piscina, pues atraen la atención de los más pequeños.
En cuanto a los elementos a tener en cuenta para la elección adecuada de colonias de verano, indicaron para el responsable de la supervisión el método de “visión directa permanente”, el más efectivo y menos costoso, y que resulta imprescindible en lactantes y niños pequeños.
La visión directa permanente debe estar a cargo de un cuidador responsable que presente determinadas características: ser mayor de edad, estar en condiciones físicas e intelectuales para socorrer, nadar perfectamente y poder sumergirse sin equipo hasta el fondo de una piscina (3-4 metros); mantener una distancia máxima con el niño equivalente al ‘largo del brazo del adulto’; estar entrenado en reanimación cardiorrespiratoria (RCP) elemental.
Además, mantener una proporción segura entre número de cuidadores y niños, que debe ser en lactantes: 1 a 1; de 1 a 2 años: 1 a 2; de 2 a 3 años: 1 a 3 y luego de los 4 años: de acuerdo al grado de aprendizaje de la natación que tengan los niños.