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/Ellitoral.com.ar/ Ciencia & Tecnología

Qué piensan de sus hijos las madres adolescentes

Este estudio fue realizado en neonatología de los hospitales públicos capitalinos, junto a mujeres de entre 13 a 19 años. 

Un estudio realizado en los hospitales públicos de la ciudad de Corrientes describió las expectativas de las madres adolescentes sobre el desarrollo de sus hijos prematuros. Estaban internados y asistidos el año pasado en los diferentes sectores de neonatología.

Los resultados fueron publicados en la última edición de la revista Notas de enfermería, de la Universidad Nacional de Córdoba. El presente estudio también permitió al grupo de investigación médica reconocer la oportunidad generada en los largos periodos de internación de las adolescentes junto a sus hijos prematuros como un espacio para fortalecer los vínculos y aportar a los saberes maternos, herramientas que las acompañen en una crianza más ajustada al desarrollo evolutivo de los infantes. 

Se estudiaron 62 madres adolescentes; edades 13 a 19 años; 73% adolescentes tardías. Sobre sus ideas respecto al desarrollo motor grueso de sus hijos sólo 31% tenían expectativas adecuadas al calendario evolutivo.

Para el grupo de investigación de la Unne, estos resultados reflejan una necesidad desde los ámbitos de salud y educativo, de seguir ejecutando estrategias para prevenir los embarazos adolescentes no planificados, además de reforzar conocimientos en estas temáticas, tanto en las madres con escolaridad completa como en las que poseen estudios incompletos.

En ideas sobre la habilidad para caminar el 32% expresó expectativas adecuadas; distribuidas por grupo etario, las ideas sobre capacidad de caminar fueron adecuadas en 18% de adolescentes tempranas y 46% de tardías. La capacidad de correr no mostró diferencias de importancia entre las madres tempranas y las tardías.

El estudio fue realizado por las enfermeras asistenciales  Rocío Belén Arbuello (Hospital Eloísa Torrent de Vidal), María de los Milagros Amarilla (Hospital Escuela José de San Martin), María Florencia Dellamea (Ministerio de Salud); junto a la Doctora en ciencias Sociales y Humanas, Mónica Auchter, y el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), Fernando Gómez.

Luego del análisis y discusión de los datos recolectados, señalaron que este estudio refleja que gran parte de las expectativas de las madres adolescentes con respecto al desarrollo de sus hijos prematuros no son adecuadas y se entrelazan con ideas desajustadas al calendario evolutivo infantil que se utiliza como patrón de referencia.

En general, las expectativas sobre el desarrollo motor grueso, motor fino, del lenguaje y el afectivo varían según grupos etarios maternos, con ideas menos ajustadas a lo que efectivamente debería suceder en las adolescentes tempranas al compararlas con las tardías.

 

Desarrollo humano

Globalmente el desarrollo humano refiere a la maduración de los órganos y de los aparatos que forman el cuerpo humano, y que se van organizando, diferenciando y perfeccionando a medida que aumentan de tamaño. El desarrollo y la maduración son un fenómeno simultáneo al crecimiento, pero a veces no se manifiestan de una manera tan evidente.

El desarrollo infantil es un proceso que implica la progresión de etapas cada vez más complejas para que el niño adquiera independencia y autonomía, por el cual los niños de riesgos necesitan de un programa de seguimiento que de forma ideal se extienda hasta la adolescencia.

El fin del desarrollo motor es conseguir el dominio y control del propio cuerpo, hasta obtener del mismo todas sus posibilidades de acción. Dicho desarrollo se pone de manifiesto a través de la función motriz, la cual está constituida por movimientos orientados hacia las relaciones con el mundo que circunda al niño y que juega un papel primordial en todo su progreso y perfeccionamiento, desde los movimientos reflejos primarios hasta llegar a la coordinación de los grandes grupos musculares que intervienen en los mecanismos de control postural, equilibrio y desplazamientos.

El desarrollo evolutivo del área motriz hace referencia a todos los sentidos y movimientos del niño: el oído, la visión, el tacto, el gusto y el olfato, a través de su interacción en el medio conoce el color, las formas, las texturas, los sonidos.

Los movimientos de los reflejos que generalmente se integran a los patrones del movimiento más complejo dentro de los 4 meses de edad, las reacciones de enderezamiento, y las conductas motrices son parte de estas áreas que requiere ser estimulada a nivel integral para lograr un funcionamiento corporal armónico y coordinado.

El desarrollo de la motricidad gruesa va direccionado al control de los movimientos musculares generales del cuerpo o también llamados en masa, que llevan al niño desde la dependencia absoluta hasta llegar al desplazarse solo. El control motor grueso es un factor importante en el desarrollo de un bebé, el cual se orienta a refinar los movimientos descontrolados, aleatorios e involuntarios.

El desarrollo motor fino se refiere a los movimientos voluntarios más precisos que implican pequeños grupos de músculos y que requiere una mayor coordinación. La motricidad fina incluye habilidades como dar palmadas, habilidad de pinzas digitales, armar  torres  de  piezas, tapar o destapar objetos y realizar cortes con tijeras.

El área lingüística se relaciona con la capacidad del ser humano para comunicarse por medio de sonidos y símbolos, es un proceso que comienza a través del llanto luego de quejidos, balbuceos, gestos y en la última instancia el armado de palabras.

En el infante el lenguaje gestual con percepción por la vía visual y la emoción a través de gestos o muecas faciales y manuales ocurre desde los 0 a 12 meses de vida. El lenguaje verbal, con percepción por vía auditiva y emisión a través del habla ocurre entre 1 a 5 años de vida, y el lenguaje escrito, con percepción visual por medio de la lectura se instala más allá de los 3 años.

El desarrollo afectivo está referido a las relaciones de afecto que se dan entre los infantes, sus padres, hermanos y familiares con quienes establece sus primeras formas de relacionarse. La afectividad del niño se aplica emociones, sensaciones y sentimientos, autoconcepto y autoestima, determinadas por la calidad de las relaciones que establece con las personas que constituyen su medio social.

Los aspectos de desarrollo que están contenidos en esta dimensión incluyen la identidad personal, cooperación y participación, expresión de afectos, autonomía, identidad personal.

Entre los 7 y 9 meses de edad, el niño ha comenzado a desarrollar mayores destrezas para explorar y tocar lo que lo rodea se levanta sobre sus manos y rodillas, va adquiriendo la posición de gateo, manipula y lleva los objetos a la boca, utiliza muebles para poder pararse. Mientras que entre los 19 y 24 meses ya sienten gran interés por los juegos donde obtendrá la destreza para apilar cubos.

Son agentes sociales cualitativamente diferentes y tratan de obtener respuestas de las personas (conversan), comenzando a expresar a emociones más diferenciadas como alegría, temor, enojo o la sorpresa.

Entre los 13 a 18 meses de la curiosidad y la independencia se vuelven características principales; muestra una combinación de estar de pie, caminar, pasear. Alrededor de los 15 meses adquiere la destreza para utilizar sus dedos índice y pulgar como pinzas.

Además comienza a emitir sonidos consistentes y con sentido, lo que le permite al final de esta etapa lograr un vocabulario aproximado de entre cinco y diez palabras. El niño comenzará a expresar muchas más emociones como rabia, celos, alegría, cariño, tristeza, vergüenza y los distingue entre otras personas.

A partir de los 2 años en adelante, corre bien y raras veces se cae; en esta etapa y con esta nueva habilidad disfrutará aún más de la exploración y

entrará el vínculo de apego con su entorno. En este sentido, un estudio respecto de las ideas de los padres sobre el desarrollo evolutivo de sus hijos mostró que al preguntarle a ellos sobre la edad que creían que el niño adquiría o presentaba una determinada destreza (caminar, correr), los padres jóvenes tenían una previsión evolutiva más precoz que los de mayor edad.

En las madres adolescentes las expectativas sobre el calendario evolutivo de sus hijos eran más pesimistas.

Otra investigación mostró que el 80,25% de las madres con recién nacidos a término presentaban expectativas inapropiadas, mientras que las madres de recién nacidos pretérminos el 83,61% tenían expectativas más acordes con las posibilidades de sus hijos.

Más resultados

En Argentina, un trabajo cuantitativo de diseño transversal, sobre percepciones de la eficacia materna y autoestima materna luego de la internación de sus hijos en cuidados neonatales, mostró que el 75,6% se consideraba capaz de desarrollar el rol materno adecuadamente, mientras que el 24,4% no se percibía con habilidades para desarrollar estas funciones.

A pesar de los datos negativos, los autores consideraron alentadores los resultados, al encontrar que gran parte de la muestra estudiada presentaba

niveles altos de autoestima materna y una percepción de eficacia materna positiva a pesar de la internación, destacando como desafío continuar trabajando, en este tipo de servicios, programas de apoyo y grupos de reflexión, entre otros dispositivos en las etapas de post-alta hospitalaria.

En definitiva, las expectativas futuras de las madres adolescentes con niños prematuros internados, pueden verse afectadas tras la incertidumbre por los momentos difíciles y cuando no hay información segura acerca del futuro del hijo, lo que tiende a alterar su confianza, a considerar como probable que ocurran eventos no deseados o a suponer la aparición de circunstancias menos realistas, entre otras ideas maternas.

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