Cuatro expertas del ICBA -Instituto Cardiovascular Buenos Aires- explicaron cómo es el tratamiento en adultos y la emergencia de esta nueva población de pacientes.
La ciencia hizo mucho por las cardiopatías congénitas. Una malformación en el corazón o de los vasos sanguíneos producida en la vida fetal -ocurre habitualmente en las primeras ocho semanas de gestación y afecta a uno de cada 100 recién nacidos en la Argentina- conforma este grupo de las llamadas cardiopatías congénitas. Para todos los que pertenecen a esta condición, la ciencia no solo augura una sobrevida prolongada, sino que también creó una nueva población de pacientes: los adultos con cardiopatías congénitas. Ya que el 90% de los niños con cardiopatía congénita llega a la vida adulta.
Para concientizar sobre el impacto de este grupo de enfermedades, cada 14 de febrero se celebra por 25° año consecutivo el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas que además sirve para difundir información y mejorar su abordaje.
Las cardiopatías congénitas no se pueden prevenir, por eso mismo es fundamental diagnosticarlas en forma temprana, ya que esto permite acceder a tratamientos que brindan una mejor calidad de vida. A tal punto que hoy la cardiología avanza en el abordaje de una nueva población de pacientes: los adultos con cardiopatías congénitas.
En la Argentina, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, uno de cada 100 niños recién nacidos es portador de una cardiopatía congénita. Estas pueden ser heterogéneas en su anatomía y en su forma de presentación, y en consecuencia, en la necesidad de tratamiento y seguimiento. De acuerdo a estimaciones oficiales, la mitad de los casos requiere que se realice una cirugía durante el primer año de vida –por el alto riesgo que representa que se desarrollen- y la mayoría puede ser reparada. En general, sólo un 20% de los casos requiere una reintervención.
La doctora María Amalia Elizari (MN 82095) destacó el recorrido científico alrededor de las cardiopatías prenatales como auspicioso y que plantea un nuevo paradigma: “Conforme ha evolucionado el conocimiento y la tecnología con el diagnóstico de las cardiopatías prenatales, la posibilidad de terapéutica fetal y la creación de unidades de cuidados intensivos, se ha disminuido la mortalidad en los primeros años. El desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas, el advenimiento de los métodos modernos de diagnóstico por imágenes, y el cateterismo cardíaco como opción terapéutica, han permitido que el 90% de los niños con cardiopatías congénitas lleguen a la vida adulta presentándose una nueva población de pacientes: los adultos con cardiopatía congénita”.
“En la actualidad, en los países desarrollados, la población adulta sobreviviente es mayor que la población infantil portadora de defectos cardíacos congénitos”, sostuvo la especialista, que es jefa de la sección Cardiopatías Congénitas del Adulto del ICBA Instituto Cardiovascular.
¿Cuáles son los síntomas a tener en cuenta? La cardióloga puntualizó en una nota reciente que depende de la edad, pero en general es importante estar atentos a las palpitaciones, la falta de aire o el cansancio ante situaciones que antes no lo producían, el dolor de pecho y la coloración azulada de la piel. Advirtió que, si el paciente ya sabe que es portador de una cardiopatía congénitas debe iniciar o retomar cuanto antes los controles, más allá de que presente o no síntomas.
Adultos con patologías congénitas
Todos estos avances plantean un nuevo desafío en la comunidad médica que hoy debe acompañar y mejorar la calidad de vida de los pacientes adultos que tienen patologías congénitas.
“El enfoque actual en esta población apunta a promover la actividad física de acuerdo con las posibilidades establecidas en cada caso por el especialista actuante. Para lograr este objetivo, contamos con programas de rehabilitación cardiovascular, aún para los pacientes con cardiopatías complejas”, planteó la doctora Laura Vitagliano (MN 63014), cardióloga del Área de Rehabilitación Cardiovascular del ICBA.
Al mismo tiempo, se pone especial énfasis en la prevención de los factores de riesgo cardiovasculares habituales como la hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo y dislipidemias que suelen ser más frecuentes en este grupo de pacientes. “Es fundamental, además, la educación desde la adolescencia en los distintos aspectos de la salud sexual y reproductiva, acompañando a las mujeres en la estratificación de riesgo y planificación de su embarazo. También, prevenir las infecciones respiratorias con la indicación de vacunas antigripales y antineumocócica, y realizar controles odontológicos para evitar infecciones dentarias que puedan llevarlos a la endocarditis bacteriana (infección de las válvulas y prótesis cardíacas)”, acotó la especialista.
Otro aspecto de importancia es el cuidado de la salud mental de este grupo. Si bien hay un porcentaje con discapacidades asociadas a síndromes genéticos, un grupo de ellos presenta trastornos de ansiedad (35%) y un porcentaje, depresión (13%).
Estos pacientes sobrellevan el desafío de vivir con una enfermedad cardíaca crónica sujetos a circunstancias psico-sociales, lo que impone la necesidad de la formación integral y especializada de los profesionales encargados del manejo global de los adultos con cardiopatías congénitas.
Las expertas del ICBA plantearon además que este nuevo escenario requiere generar una adecuada transferencia desde los centros pediátricos a los de atención de adultos. Para ello, es importante lograr avances en las políticas de salud pública y privada para que estos pacientes tengan acceso a un mejor sistema de atención.
“Vamos hacia más avances tecnológicos y farmacéuticos que permitan disminuir la morbimortalidad de esta población. Vamos hacia un mayor conocimiento y desarrollo de los profesionales de la salud, para seguir intentando que esta subespecialidad de la cardiología pueda estar dirigida de manera específica al tratamiento óptimo. En definitiva, vamos hacia todo aquello que permita mejorar la sobrevida y la calidad de vida de nuestros pacientes”, concluyeron.