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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Viaje al centro del actor

Especial Carlos Lezcano

La actriz y directora Silvia Rivero me cuenta que en 2001 Mauri llegó al grupo de teatro “Bambalinas” a los 8 años con un puñado de “ricas historias creadas en sus juegos infantiles en su baúl de títeres”.

“Ese año subió a escena el musical Aladín y él encarnaba al personaje del mercader que al comienzo relata la magia de la lámpara. Su performance fue increíblemente disfrutable, su parlamento dicho con perfecta vocalización, su gestualidad de “dibujito animado”, y un imponente turbante de su misma altura. Desde ese momento, fue un miembro destacado de nuestra troupe. Por su entusiasmo, su pasión y su talento, hoy es leyenda entre los “bambalinos” que gozamos contando anécdotas de producciones anteriores”, recuerda.

Bambalinas fue para Mauricio Vila, un segundo hogar porque allí conoció a Flor y a Juan, sus mejores amigos que lo acompañan hasta ahora. Para él “los amigos de teatro se distinguen de los otros, porque con ellos compartimos las clases de teatro jugando en libertad”. Silvia, su maestra lo recibió “siempre con los brazos abiertos, respetando todo lo que uno era, abrazando la singularidad con la que cada uno llegaba” me dice Mauri a modo de cariñoso homenaje a quien lo acompañó y guió en sus primeros pasos.

Por su parte Rivero recuerda que Mauri, en Corrientes participó en varios festivales de teatro y obtuvo en 2010 el premio “Revelación” como protagonista de “Chau Misterix” de Mauricio Kartum y señala que además formó parte de su “Troupe de Impro”.

Así pasaron los años y cuando terminó la secundaria, como tantos jóvenes se fue a Buenos Aires a estudiar a la Universidad Nacional de Artes donde se recibió de licenciado en actuación. Los caminos de la actuación y la vida lo llevaron a estudiar con Mosquito Sancinetto, y luego formó parte de su elenco en los shows de “impro” en escenarios porteños en 2018 participando además de la celebración de los 30 años de “Improvisación Mosquito”.

Escuchando a Mauri es imposible pensar su vida sin aludir a las ciudades de Corrientes, Rosario y Buenos Aires. Sabemos que las ciudades no solo están hechas de casas, calles, plazas y escuelas sino de espacios y personas que traman relaciones, vínculos a veces amables, otros tensos, y son también escenarios de disputas de pareceres y sentidos. Las ciudades son lugares donde se ama y también se sufre, lugares que contienen diferencias que entran en tensión con pulsiones conservadoras que amontona el tiempo en provincias como Corrientes.

Es verdad que en los últimos años la defensa de las disidencias, entre ellas las sexuales, han corrido bastante los prejuicios y las clausuras, pero no menos cierto es que en algunos casos, el clima de época no se manifiesta tan abierto al respeto de las diferencias en ciudades del interior donde todo se desarrolla en una escala diferente a la metrópoli. Todavía los postulados van por un lado y las realidades por otro.

La charla con Mauri plantea también la sempiterna migración de provincianos a la ciudad de Buenos Aires en busca de mejor educación y de salidas laborales más dignas. El camino del correntino sigue poniendo rumbo a la gran capital.

Advierto que estos asuntos hilvanan la conversación periodística que describe la singularidad del protagonista de hoy pero a la vez propicia posar la mirada en temas como el desarraigo, las identidades personales, la defensa de las diversidades y la siempre presente centralidad de Buenos Aires. Permite también las preguntas: ¿a cuántos correntinos les pasó lo mismo en estos años? ¿Por qué?

 

Los amigos y el cine

Clarisa Navas es una destacada directora de cine nacida en Corrientes que sorprendió con su film “Hoy partido a las tres” en 2017 y en 2020 con “Las mil y una” que resultó ganadora en 2021 del Cóndor de Plata como Mejor Directora por esa película en el Festival Internacional de Cine de Berlín (la Berlinale)

Antes de subirse al avión rumbo a Corea donde presentará su Último trabajo se detiene ante mi pregunta: ¿qué recordás de Mauri?

“Es un gran amigo que quiero muchísimo. Nos conocemos desde que éramos chicos a través del teatro en Corrientes. Siempre me llamó mucho la atención porque era un niño que se montaba sus propios espectáculos de títeres y por esa cosa magnética que tenía y tiene de hacer y hacer contra viento y marea lo que se propone”.

Navas reconoce que antes de “Las Mil y una” ya tenía un gran interés de hacer algo con él pero no aparecía ni el proyecto ni la oportunidad. “El rodaje de la película fue la ocasión de interpretar un personaje que escribí con mucho cariño basado en historias muy cercanas de amigos míos. Creía que Mauri tenía una experiencia bastante cercana a las situaciones que transita ese personaje y al hacerlo le dio una vida y una singularidad muy especial”.

Durante la escritura del guión una amiga le había mandado el tema “Ave de paso” de Sandro. “Pensé entonces que podría ser muy interesante incorporar esa canción en la película, le mande a Mauri y le pregunté si se veía bailando eso”.

La respuesta llegó casi inmediatamente, “a los 10 o 15 minutos me mandó un vídeo espectacular que lo tengo guardado en mi celular y que lo he visto muchas veces mientras seguía escribiendo el guión porque fue tan maravilloso porque logró transmitir y reelaborar una canción que para mí era muy valiosa e importante para la película porque hablaba de algo indecible y que él bailandola, inventando una coreografía, reinterpretando logró algo decisivo y para ese personaje en la película”.

Apenas unos pocos minutos después del inicio de “Las mil y una” aparece esa escena que culmina en un abrazo que le da un tono de ternura conmovedor. Toda la secuencia sucede en una piecita de un barrio popular de Corrientes donde la pobreza va tomando los rincones. 

Recordando la escena, Navas señala que aún la ve muchas veces “como una escena suelta, la vuelvo a ver como algo que me da placer y me devuelve cierta confianza, cierta alegría o entusiasmo de vivir. Mau siempre estuvo muy entregado al proyecto, es un buen compañero y persona y eso es fundamental para tejer la confianza en grupo” enfatiza la realizadora.

¿Cómo fueron tus comienzos en el teatro?

Soy hijo de rosarinos pero soy puramente correntino y tengo muchos recuerdos en ambas ciudades porque las vacaciones, y sobre todas las de invierno me encantaba pasarlas en Rosario, así que tengo muchos recuerdos del Boulevard Oroño, el Palomar y muchas imágenes de entonces pero después toda mi vida, amistades, recuerdos, mis primeros amores y toda mi formación actoral primaria de niño fue en Corrientes.

¿Con quien te formaste de niño?

En la escuela de “Bambalinas” dirigida por Silvia Rivero que fue prácticamente una madrina que llegó a mi vida para darme todo lo que lo que me vuelve artista y persona. La verdad que me siento sumamente bendecido y agradecido de que haya estado en mi vida porque, para las infancias diversas tener un espacio de libertad de expresión, de aceptación como es el teatro y en un contexto como la Corrientes de entonces, básicamente me salvó la vida. Eso, que es tan importante para que un niño pueda, jugando a aprender algo no solamente el teatro las disciplinas artísticas sino también por ejemplo las deportivas.

En esa línea de tiempo, ¿después de eso, qué?

En Corrientes me formé en la escuela de Silvia, a los 17 años terminé el secundario y automáticamente me mudo a Buenos Aires para hacer el ingreso a la una la Universidad de las Artes. Hago el ingreso para la carrera de Artes Dramáticas, me instalo en la ciudad y comienza una vida porteña vinculada al teatro y a todas las ramas de la actuación. Por suerte, en la ciudad, no solamente hay muchísimo teatro sino que también un montón de posibilidades audiovisuales que, con un poco de curiosidad y con el deseo de hacer algo en esa disciplina también, fui tanteando un poco de todo y después, de repente, un día que me toca filmar una película en Corrientes y rodar “Las mil y una” de Clarisa Navas que es una película correntina absolutamente.

Es muy particular el hecho de que uno se va lejos pensando que todo lo va a encontrar en otro lugar y finalmente termina regresando al lugar del que se fue.

¿Cómo fue filmar la película?

Fue una experiencia increíble y probablemente de las más maravillosas que tuve como actor y destaco también el alto nivel de humanidad de Clarisa Navas en esa producción. Creo que es una de las personas más sensibles, amorosas, talentosas e inteligentes que conocí en la vida. Una piba con tanta noción de la mirada del otro, con una empatía formidable y una capacidad de encontrar en cada recoveco algo bello que podía iluminar. Eso fue lo más hermoso y también me pareció hermoso el trabajo con los cuerpos, con los actores y eso no se da toda la vida. No se da tener un director o una directora que pueda verte realmente y potenciar todo lo que sos y al mismo tiempo celebrarlo. Ella vio algo en mí que no sabía que tenía y me hizo amarlo y descubrir todos los conflictos que había tenido históricamente con mi identidad, con ser quién soy o de dónde vengo. La risa me hizo verlo con otros ojos. Hoy estoy orgulloso de ser lo que soy, de celebrarlo y amarme.

¿Qué es Rogelio?

Es una obra de teatro que empecé a escribir durante mi proyecto de graduación. En la universidad tenemos una consigna inspirada en “Alicia en el país de las maravillas”, se trata de seguir todo el recorrido de esta niña atraída por un conejo blanco que se deja caer. Entonces empecé a pensar cuál podría ser un conejo blanco y conecté mucho con las siestas de Corrientes de mi infancia. Esos momentos cuando cada vez que tenía que dormir la siesta, cuando no podía porque mi cabeza no paraba de pensar cosas, el chico que me gustaba en ese momento, los conflictos que tenía alrededor, y pensé cómo esos conejos blancos pueden enamorarse de alguien, el querer ser aceptados o la idea de poder pertenecer. Empecé a escribir ese texto y después un día decidí probarlo. Invité a unos amigos a mi departamento, tuvo una hermosa recepción y a partir de allí me dijeron: “Che, se lo quiero presentar a unos amigos”. Lo hicimos el domingo siguiente y así fueron dos años de hacer una especie de funciones clandestinas donde la gente venía invitada y los recibíamos con galletitas, chocolatadas, como una merienda en mi casa. Fueron dos años hasta que vino la pandemia y fue muy difícil pensar reunirse en espacios cerrados y cuando se volvieron a habilitar los teatros, entonces dije, bueno, capaz que esta es la invitación de hacerlo en una sala. A partir de ahí empecé a hacer “Rogelio” en una sala llamada “Savia cultural” en Villa Crespo, los domingos. Me fue bárbaro y ahora ya son tres temporadas. Estoy recontento porque para mí es un material que me da muchísimo placer hacerlo.

Un día me dije: voy a escribir una obra que esté inspirada en un montón de universos que para mí son súper tangibles, contar cómo es Corrientes o el Chaco, cómo es mi vínculos con mis abuelos, con el arte y cómo se vive la diferencia, cómo vive Rogelio eso y cómo crees que perciben los otros cómo vive Rogelio esa situación.

¿Cómo es Rogelio?

Es temeroso y orgulloso. Creo que justamente la identidad es la pregunta que ronda la obra porque la historia de Rogelio es la historia de un chico que un día se entera que su nombre surge de parte de su hermano en homenaje a un mejor amigo que ya no está que se llamaba Rogelio.

A partir de ahí él empieza un camino de introspección en relación a pensar quién es habiendo recibido esta herencia. Empiezan a surgir todas las preguntas en relación a quiénes somos, quiénes fuimos y lo que proyectaron que fuéramos. Como este hermano proyecta ser el mejor amigo de este hermanito que también los padres muchas veces proyectan el deseo de hijos que quieren tener y cómo el entorno también te va formando. Entonces Rogelio va haciendo un recorrido de hechos puntuales o que marcaron su vida. 

Aparece la pregunta por la identidad…

Si, en realidad somos un poco esos recovecos, esas huellas que nos van dejando las experiencias de vida. Pero a veces, esta afirmación de identidad no necesariamente se lleva bien con el entorno o ciertos entornos que se manifiestan a veces brutales en las provincias. El mundo es hostil para las feminidades y para las diversidades, es hostil para todo lo que no representa el status quo, sobre todo porque seguimos viviendo en un sistema que es absolutamente machista, patriarcal, donde los hombres blancos y heterosexuales seguirán siendo la hegemonía que condiciona todo alrededor y cada vez que algo quiere cambiar o que quiere ser un poco más equitativo, un poquito más justo, automáticamente hay un montón de fuerzas que intentan retroceder hacia lo otro y es muy triste.

Pero por supuesto siento que hubo y hay un montón de avances gracias a las luchas y a las peleas de todas las marginalidades pero a la vez veo que falta muchísimo. Creo que sigue siendo muy difícil vivir una diversidad en el interior y ser completamente libre. Viviendo en Buenos Aires todavía sigo viviendo hechos lastimosos de discriminación. Lamentablemente hay un montón de identidades que son altamente discriminadas, por su apariencia, o por su color de piel, por su identidad sexual. Creo que falta muchísimo y sobre todo en el interior donde la religión y el conservadurismo lo vuelve aún más hostil.

Contame algo de la otra faceta tuya que es la publicidad.

Me encanta porque en realidad es algo derivado de la actuación y la experiencia laboral es muy buena. En Buenos Aires es algo cotidiano para los actores relacionarse con el mundo de la publicidad donde hay un montón de agencias que se ocupan de realizar estas audiciones. Afortunadamente he tenido varias oportunidades súper lindas de grabar publicidades que, a diferencia de una película, el trabajo es todo condensado en muy poco tiempo. Son largas jornadas de muchísimas horas.

 

Las ciudades escondidas

No dejo de pensar en el anhelo de Muri y de Rogelio de vivir en ciudades más justas. No dejo de pensar en los relatos de “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino donde, en uno de ellos, Marco Polo le cuenta a Kublai Kan, emperador de los tártaros, sus aventuras en ciudades microscópicas o concéntricas, sus recorridas por la ciudad de los muertos o en las ciudades escondidas.

Marco Polo en un momento le dice al emperador que en lugar de hablarle de Berenice, la ciudad injusta, le hablará de la ciudad escondida. Se trata de la ciudad de los justos y le ofrece datos y pistas para que imagine una ciudad futura posible siempre que tenga en cuenta “que en la semilla de la ciudad de los justos está escondida la simiente maligna” donde “fermentan rencores, rivalidades y despechos”. Se trata de una ciudad injusta pero diferente de la primera. Marco Polo concluye diciéndole al Kan que “todas las Berenices futuras están ya presentes en este instante, envueltas una dentro de la otra, comprimidas, apretadas, inextricables”.

Rogelio está en Savia Cultural. Jufre 127, Villa Crespo, Buenos Aires. Las funciones son los domingos a las 20.

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