El 11 de marzo de 2009, Adriana Metz decidió emprender una nueva forma de búsqueda. Como quien lanza una botella al mar, ella puso en marcha un blog para encontrar a su hermano nacido en cautiverio durante la última dictadura. Lo llamó “Poncho de lana”, como el que usaba su mamá, Graciela Romero, para caminar por las calles frías del sur de la provincia de Buenos Aires.
“Soy Adriana y te estoy buscando junto con muchas personas más que conocieron a nuestros padres”, escribió entonces Adriana.
Dieciséis años después, Adriana logró lo que a veces temió que fuera imposible. Su hermano apareció. Después de recibir la noticia, él tomó la iniciativa y la llamó. En esa comunicación, le contó que había googleado y que había visto que ella siempre lo había buscado. La botella llegó a destino.
Después de la conferencia de prensa en la que las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron que habían encontrado al Nieto 140, Adriana habló con Página/12.
--¿Cómo recibiste la noticia?
--El viernes, me manda un Whatsapp Manuel Goncalves (secretario ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, Conadi), preguntándome dónde estaba. Le dije que estaba en Mar de Cobo. Me pregunta por el clima y qué sé yo. El sábado me manda otro mensajito diciendo que venía para acá y que me pasaba a visitar. Le dije que sí, total yo estaba limpiando, así que podía dejar de limpiar para irme a comer con ellos. Iban a venir a las 12.30, pero no llegaban. Preparé una picada con lo que había en casa. Cuando llegaron, picotearon algo. Y Manuel fue a buscar una bolsita de Abuelas con una carpeta. Me da la bolsita y me dice: “Hay algo adentro de la gente que te quiere mucho en Abuelas”. Abro, miro y me encuentro con números, letras, papel. No veo nada. No entiendo nada. Lo único que entiendo es que decía 17 de abril de 1977, la fecha de nacimiento de mi hermano. Le digo: “¿Qué es esto?”. Y ahí me di cuenta de que habíamos encontrado a mi hermano. Empecé a reír y llorar. Les fui a avisar a mis hijos. Agarré el teléfono y les mandé un audio.
--¿Y cómo siguió?
--Manu me llevó desde Mar de Cobo a Mar del Plata en auto. Quedamos que él le pasaba mi teléfono a mi hermano, y que él, si quería, me llamaba. Y me hizo una videollamada.
--¿Te llamó él a vos?
--Sí, sí. Iba a ser a su tiempo y a su forma. Me hizo una videollamada. Nos pusimos a conversar. Él me dijo que fue criado como hijo único, que no tiene más familia. Y yo levanto la mano y le digo “acá estoy”. Y él me responde: “Sí, ya sé, boluda”. Le dije que éramos muchos de familia y que siempre lo buscamos. Y él me responde: “Googleé y siempre me aparecías vos buscando”.
--¿Y cómo se lo contaste al resto de la familia?
--De la rama materna, le avisé a una prima para que le avise a la tía, porque hay que cuidarla. Somos gente grande. Y después tengo un grupo de chat con la familia paterna en el que somos muchos. Así que lo conté con cuidado para que no se filtre. Quería utilizar la conferencia de prensa como herramienta de difusión y búsqueda. Así que dije: “Bueno, una vez que esté anunciada la conferencia de prensa, lo pongo en el grupo de la familia”. Todavía no volví a mirar el teléfono.
--¿Hablaste con Alicia Partnoy, la sobreviviente que les avisó a tus abuelos que tu hermano había nacido?
--Les conté a ella y a Liliana, una amiga de mi mamá. De nuestra mamá. Quedamos que se iban a conectar para seguir la conferencia de prensa.
--¿Lo encontraste parecido a tu hermano?
--No. El ADN dijo que es mi hermano. Si es parecido o no, no importa. Ya está. Es la herramienta que buscaron las viejas para encontrarlos.
--Vos estás en Abuelas desde 2012, ¿fantaseaste en estos trece años con este día?--La verdad es que soy muy realista, y sabía que podía pasar que no lo encontrara. No dije: “Bueno, si me pasa tal cosa, yo hago esto”. La verdad es que hasta que eso no te pasa, no sabés qué hacés. Sí, hace relativamente poco tiempo me puse a pensar a quién le avisaba primero si aparecía mi hermano. Hay un montón de personas a las que pensé que tenía que avisarle, como a Diego (Martínez, periodista de Página/12) porque él me sugirió hacerle una carta a mi hermano como hacía “Chicha” Mariani. En ese momento, me pregunté cómo la iba a escribir. Hablé con Jorge Köstinger, director de ETER en Mar del Plata, y él me ayudó.
--¿Qué le querés decir a tu hermano, que no le hayas dicho en esa carta, ahora que le conocés la cara?
--Que espero volver a verlo. No sé. Más que decirle yo, lo que trataré es de responder las preguntas que él tenga. Voy a cumplir 50 años en octubre. Él se está encontrando ahora con toda esta historia.
--¿Tenés algo que quieras darle?
--Él tiene el archivo biográfico y se lo va a dar Abuelas. En todo caso, haré copias de fotos familiares para compartirle.
--En este contexto adverso, ¿qué significa haberlo encontrado?
--Significa que tarda en llegar, pero al final hay recompensa.
Fuente: Página 12.