¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

Los medios ya no entretienen: asustan

En su machaque pertinaz, la repetición de los medios no ha logrado nada hasta ahora, salvo aprender a arriesgar posibles teorías de las más variadas sin llegarse a saber qué sucedió en verdad.
 

Sabado, 03 de agosto de 2024 a las 18:05

Diríase, que afectan nuestros sentidos porque cada vez suben la cuesta de lo imposible, tensando la cuerda. Muchas veces creando con hipótesis vanas o improbables, una realidad difusa. 
Un rumor mal intencionado, con ínfulas de ser verdad. Suspicacias que más que veracidad, le ponen pimienta, lo hacen preciado, de pronto la tormenta inesperada que logra su efecto primero: conmover.
Recuerdo, como sufrí, sintiéndolo en carne propia, la angustia de transportistas en un país de Centroamérica, llevando nitroglicerina, explosivo de alta potencia que no debe ser agitado, utilizado para la fabricación de dinamita, y como vaso dilatador de acción inmediata.
El medio que lo plantea es el cine, cuando en 1953 la producción de Henry Clouzot, reúne a un elenco estelar encabezado por Yves Montand, Vera Clouzot, Peter Van, Stanley Baker, en torno a la película “El salario del miedo”.
La veteranía del Director se permite transmitir como si estuviéramos en la misma cabina de los camiones transportadores, por caminos inhóspitos donde el trajinar nada sereno promueve un peligroso viaje de nitroglicerina agitada.
Los espectadores, conectados con la trama, transpirábamos “sudor de lacre”, hasta sentir un cierto vahído, mientras un silencio espectral en la sala dejaba oír sólo el rugir de los camiones sobre el escarpado terreno.

Los medios ya no entretienen. Asustan por ser reiterativos, como la búsqueda desaforada de verdad que no aparece.

La obra pertenecía al libro de Georges Henry Clouzot, que ganara “La Palma de Oro”en el Festival de Cannes. 
Otra experiencia similar se patentiza en 1976, con la película “Network”, más conocida en el mundo hispanoparlante, como “Poder que mata”. Obra dirigida por un consagrado Sidney Lumet, con las actuaciones descollantes de Peter Finch, Faye Dunaway, William Holden y Robert Duvall.
Pero esta historia pertenece al guionista, Paddy Chayefsky, considerada por el American Film Instituto, como el mejor octavo guión cinematográfico, lo que dio primacía para ocupar un lugar de privilegio en el Salón de la Fama.
Esta, casi, casi es profética; prácticamente constituye un documento de lo que vendría después a ser en materia de medios, cuando se interpone la política con su sed frenética de utilizarla o valerse de ella.
Refiere al despido de un notorio conductor nocturno de programa televisivo por la cadena UBS, Howard Beale, por bajo rating. Los directivos le proponen darle dos semanas más, y que despida formalmente de su audiencia.
Beale, asumiendo su bronca, se sincera frente a cámara, haciendo más feroz su rol, porque habla y devela el negocio de las informaciones, remarcando: “Estoy harto y no quiero seguir soportándolo.”
A partir de allí, visto que el público nuevamente se conecta con él, troca por prensa amarilla, cayendo en la mediocridad, chismes, sumando hasta astrología lo que lejos de disminuir su popularidad crece, por ende el rating.
Erigiéndose nuevamente otra vez, Howard Beale maneja a piaccere a su público devoto, tornándose en peligro para sus colegas competidores del propio canal.
Es entonces cuando los valores, los principios, la ética, se van de “vacaciones”, y son los mismos ejecutivos del propio canal, quienes deciden eliminarlo porque se ha convertido en peligroso comunicador.
Es algo atroz, porque quienes informan desean callar a su máxima figura renacida, matándolo en el aire. Sentencia que se cumple, con una audiencia que rompe récords. Parece increíble pero no imposible.
La invasión de medios que tomaron por asalto la desaparición de Loan, me recuerdan este tipo de películas, capaz de abordar lo imposible. Cada cual conjetura, pero Loan no aparece.
Como nunca han rastrillado todo el paisaje agreste de una pequeña  localidad correntina que, de pronto pasó a ser notoria. Es insoportable que a un niño de 5 años, le coarten su crecimiento junto a sus padres y familia.
Que alguien disponga, se lo tome y se lo lleve. Sin importar sus vínculos más queridos que empiezan a madurar fortaleciendo su árbol genealógico. No existe nada que lo justifique.
Por qué se repite, en principio porque es noticia que pretende ser solidaria; más, se masifique su rostro e historia que está en todos los hogares, recordándonos el grave delito.
Pero convengamos, cada cual con sus conjeturas, no sé si amén de divulgación permiten avizorar una salida, o bien más que nada la complican habiendo esparcido teorías incomprobables, haciendo una bola de nieve vaya a saber con qué desenlace.
Perturbando, a veces con tanta información y con todas las intenciones, las cosas no se van un poco de su cauce normal..?
En los últimos parlamentos a través de su programa “Howard Beagle Show”, concedido nuevamente porque puso de moda lo tremebundo y mediocre, pronuncia uno que comienza a descorrer el telón de lo que será el periodismo de impacto, sin medir consecuencias.
Hablándole al televidente: “Usted es un viejo que piensa en término de naciones y pueblos. No hay rusos. No hay árabes. No hay tercer mundo. No hay oeste. Solo existe un sistema de sistemas holístico. Un vasto e inmanente, entrelazando, interactivo, multi-variable multinacional dominio de dólares. Petrodólares. 
Multidólares, marcos, rins, rublos, libras, séquels. Es el sistema internacional de divisas lo que determina la totalidad de la vida de este planeta.”
De todas maneras su suerte ya estaba echada. Su acopio de contenido se había convertido en el mayor detonante, que pondría fin a su vida en “vivo y en directo”.
Muchas veces la ficción se parece mucho a la realidad; cobra todas sus formas. Es  realidad imitada, totalmente parecida. Que desbordada, se asemeja.
LOS MEDIOS YA NO ENTRETIENEN. ASUSTAN, POR SER REITERATIVOS COMO LA BÚSQUEDA DESAFORADA DE VERDAD QUE NO APARECE.
Las películas y los reportes se parecen mucho. Y las sensaciones, son las mismas de angustiantes.
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Últimas noticias

PUBLICIDAD