Efectivos de la Comisaría de Distrito continúan con las tareas investigativas, mientras tanto la Justicia determinó que los hijos de las víctimas estén a cargo de uno de sus tíos. El caso fue caratulado como “Supuesto doble crimen agravado por el vínculo y suicidio”.
Fue a visitar a la esposa para reconciliarse después de cortar relaciones hace una semana, pero al encontrarse con un hombre que la acompañaba se desencadenó la masacre en una pequeña vivienda de la Isla Apipé, frente a la represa Yacyretá. Eran las 4 de la madrugada, hora por demás llamativa, cuando el marido golpeó la puerta y se encontró con su ex concubina y la nueva pareja con quienes comenzó a discutir hasta que sacó su pistola y los acribilló a balazos. Después escapó y en el patio de la casa de un familiar se pegó un tiró en la boca.
Varias versiones desnudan una oscura trama de traiciones, locura y muerte. En principio dicen que el asesino, un guardaparques que trabajaba para Flora y Fauna, sabía de la nueva pareja de su esposa y en la madrugada de ayer fue hasta la vivienda enceguecido y dispuesto a resolver el caso a cualquier precio.
La única testigo del hecho fue la hija de 14 años que en ese trágico momento se encontraba en el dormitorio, despierta tras despedir a un amigo. Además tienen otro hijo más pequeño, de 5 años.
Carlos Alberto Encina, el esposo iracundo de 36 años, mató a su ex Elisa López, de 35, portera de la escuela primaria de la isla, y a la actual pareja, José Luís Vargas, un albañil de 31 años, para después suicidarse con la misma pistola de la masacre que utilizaba en su trabajo.
Según contaron a El Litoral vecinos de la localidad de San Antonio de Apipé, horas antes del sangriento episodio, Encina y López fueron vistos cenando en un lugar público junto con sus dos hijos: la adolescente de 14 años y el niño de 5. Al parecer, la reconciliación estaba a un paso. Al menos eso tal vez pensó el hombre, pese a que cada uno siguió un camino distinto después del encuentro.
Sin embargo la madruga se hizo más oscura cerca de las 4 cuando Encinas fue hasta la vivienda que alquilaba su ex mujer desde la separación. Golpeó la puerta y sorpresivamente fue atendido por Vargas. Sin mediar palabras ingresó y se dirigió hasta la habitación estaba López.
Al no prosperar una posible charla entre ambos, Encinas extrajo una pistola 9 milímetros y asesinó de cuatro balazos al albañil que se encontraba en el comedor. Con desesperados gritos, la mujer pidió auxilio pero en esos momentos la acribilló con tres balazos en el pecho.
La hija presenció el doble homicidio desde una habitación contigua pero no intervino. Cuando su padre se fue de la casa dio aviso a la Comisaría, cuyos efectivos llegaron al lugar y comenzaron con los peritajes.
En simultáneo, el asesino se dirigió a la vivienda de su hermano, un policía retirado que pocas semanas antes había llegado a vivir a esa localidad desde Buenos Aires. En pleno trabajo investigativo los uniformados fueron alertados del desenlace de la trágica historia. Escondido en un rincón del patrio de la casa de su hermano, Encinas puso fin a su vida al efectuarse un disparo en la boca.
Conmoción
El horrendo doble homicidio seguido de suicidio empañó el amanecer de los más de dos mil habitantes de la localidad de San Antonio, ubicado en la Isla Apipé que está al Norte de la provincia y frente a las costas de Ituzaingó. Fue un hecho sin precedentes para los isleños y al respecto el intendente José Ojeda comentó a El Litoral el asombro con que despertaron los pobladores. “Me sorprendió el desenlace porque según se comentó la familia cenó en un lugar público y nada hacía prever este lamentable caso”, recordó.
Según contaron algunos vecinos a este diario, la pareja experimentaba desde hace un tiempo un problema de convivencia, que no salió a la superficie pero fue el motivo por el cual se tomaron un tiempo en la relación.
Las sospechas sobre la nueva pareja de la mujer acumuló la bronca en el marido y definió dos alternativas en medio de su locura: la reconciliación o la muerte.