Por Martha Cheme
Flores de Pérez Ruiz
Constitucionalista
Especial para El Litoral
La historia de la Armada Argentina tiene un vínculo singular con la ciudad de Corrientes y la familia Durán.
Precisamente, el aniversario de la fuerza se celebra el 17 de mayo, día del Combate del Buceo, donde jugó un rol fundamental la Sumaca Itatí, una embarcación construida en los astilleros correntinos, propiedad de José María Durán.
Este español, nacido en el puerto de Santa María de Andalucía, llegó a Buenos Aires con la expedición del virrey D. Pedro de Ceballos, con el grado de alférez real. Más tarde se radicó en Corrientes e instaló un astillero en el paraje La Batería, en el barrio La Rosada, desembocadura del Arroyo Poncho Verde y luego en la punta San Sebastián, llamada por entonces Puerto Durán, equipado con los mejores elementos técnicos de esa época. Entre las naves construidas estaban “Carmen” e “Itatí”.
Su flota surcaba los ríos Paraná y Paraguay ejerciendo el comercio. Cumplía también un importante rol de cerrojo a la navegación española.
El destino heroico
de la sumaca Itatí
La sumaca Itatí fue comprada en el puerto de Buenos Aires, e incorporada a la escuadra del Almirante Guillermo Brown el 1 de abril de 1814, con el numeral “10”, formando parte de la Campaña Naval de 1814. Estaba pintada totalmente de negro, armada con 10 cañones y llevaba una tripulación de 94 hombres.
Participó en la batalla naval del Buceo, que se desarrolló entre el 14 y el 17 de mayo de 1814 y enfrentó a la flotilla española al mando del comandante del Apostadero de Montevideo, el capitán de navío Miguel de la Sierra, con la escuadra formada por el gobierno revolucionario de Buenos Aires que comandaba Guillermo Brown.
El Buceo resultó ser una batalla decisiva para el gobierno revolucionario, que completaba así el bloqueo marítimo de Montevideo, precipitando su rendición, lo que puso punto final a la dominación española de la Provincia Oriental (hoy Uruguay).
En este combate la sumaca Itatí fue elegida por su corto calado y velocidad y por su pequeña envergadura que le permitía pasar bajo los fuegos del enemigo. La embarcación se convirtió en insignia del Almirante Brown, herido en su cubierta por una bala enemiga que le fracturó una pierna.
Después de la rendición de Montevideo, fue la nave que llevó a Buenos Aires la noticia de la victoria.
Desde octubre de 1815 a diciembre de 1819 fue comandada por el teniente Miguel Ferrer. En 1815 fue destacada al río Paraná y luego al río Uruguay, para atacar fuerzas de Artigas. Más tarde prestó servicio como unidad fluvial de Buenos Aires, en las luchas contra los caudillos del litoral.
Es el primer buque de la Armada Argentina bautizado Itatí. Nombre de por sí significativo, que pone de manifiesto la fe entrañable de José María Durán, quien había dedicado su obra a la Santísima Virgen.
La contribución de Durán a la causa de los criollos a partir de la Revolución de Mayo fue de un compromiso sin medida. Aportó a la expedición de Belgrano al Paraguay, armas, dinero, buques, transportes, balsas y pólvora. Naturalizado argentino por sanción especial de la Asamblea del año XIII, reconociéndole sus señalados servicios, exaltados ante el Gobierno Central. Falleció en Corrientes el 9 de junio de 1822 y sus restos fueron sepultados en el predio de la Iglesia San Francisco, vestidos con los hábitos de la orden por voluntad testamentaria.
Cumplo con esta breve reseña en reconocer el trabajo realizado durante muchos años por mi madre María Ofelia Flores Durán, cuya afición era la historia. Era tataranieta de José María Durán, hija de la bisnieta Delia Durán de Flores Leyes, mi abuela, mi segunda madre. Próximos a un nuevo aniversario del fallecimiento de ambas, ocurridos en el mes de julio y en homenaje a su recuerdo y de los héroes olvidados que ofrecieron sus vidas por nuestra Patria, es que quise publicar esta interesante crónica, para muchos correntinos desconocida.