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Hace 20 años, los Docentes Autoconvocados mostraban por primera vez su fortaleza

El 22 de abril de 1999 se realizaron varias movilizaciones en la ciudad de Corrientes en la que tutores y docentes expusieron su descontento ante la crisis. Pero lo que más llamó la atención fue la participación de estudiantes secundarios, que decidieron acompañar a sus profesores.
 

Lunes, 22 de abril de 2019 a las 04:59
Adolescentes. La activa presencia de los estudiantes secundarios llamó la atención y no estuvo exenta de polémicas.
Barrios. A diferencia de otras movilizaciones, la del 22 de abril no sólo se dio en el centro sino en varias zonas de la ciudad.

El año 1999 pasó a la historia de Corrientes como uno de los más difíciles y conflictivos por todo lo que generó la profunda crisis financiera y económica que terminó siendo también política, institucional y social. Las manifestaciones populares reclamando por soluciones y el pago de los salarios fueron una constante.

Las marchas en enero y febrero fueron realizadas por el Sindicato de Trabajadores Judiciales que reclamaban por el aguinaldo de diciembre de 1998 que el gobierno de Pedro Braillard Poccard no pudo pagar, poco después se sumarían los estatales en una Multisectorial. El 8 de marzo, el primer día de clases, el sector docente mostró su descontento con un contundente paro. Sin embargo, fue desde abril cuando las protestas comenzaron a ganar fuerza y a ser cada vez más masivas. 

En el mundo político, la oposición y el oficialismo debatían en torno a la refinanciación de las deudas públicas que estaban estimadas en 1.400 millones de pesos dólar. La ciudadanía veía con preocupación todas las incertidumbres que se generaban en torno a la capacidad del Gobierno de pagar los sueldos.

El atraso salarial del mes de abril no hizo más que acentuar el descontento de los empleados públicos tanto contra la dirigencia política como contra los gremios. Los sindicatos lejos estaban de estar inactivos, pero aspectos ligados a la institucionalidad y la burocracia pasaron a ser vistos como señal de lentitud ante a las urgencias que sentían los trabajadores.

Frente a este panorama, lentamente, las bases docentes comenzaron a organizarse por su cuenta para reclamar de forma directa. Este boca a boca se fue expandiendo por las escuelas de toda la ciudad, y cada vez eran más los que entendían la necesidad de generar un nuevo espacio de participación.

Para mediados de abril ya se contaban de a cientos las personas que participaban de estos encuentros a través de asambleas en algunas escuelas y elegían a sus representantes para reuniones que se hacían en el salón de actos de la Escuela Regional. Fue en uno de esos encuentros donde surgió la necesidad de ponerse un nombre y Docentes Autoconvocados fue el elegido. 

“Ya éramos muchos en las asambleas y algunos habíamos decretado la retención de servicios. La movida de las bases fue tal, por lo que sufríamos, que sobrepasó la iniciativa sindical”, comentó Lucía Abad, docente autoconvocada que fue delegada de las escuelas del sur de la ciudad.

Con un número más que significativo de miembros, una metodología algo aceitada y una bandera que los identificaba, llegó la hora de comenzar a mostrar su descontento. El 22 de abril terminó siendo la fecha elegida para una suerte de presentación en sociedad de quienes pocas semanas después serían el puntal de todo reclamo que se iba a realizar en la provincia.

La mañana de aquel jueves 22 comenzó normal, los docentes concurrieron a las escuelas para realizar una retención de servicios; incluso, en algunas escuelas ya le habían pedido a los tutores que no mandaran a sus hijos porque los maestros estarían de asambleas.

Una movilización algo improvisada con presencia de docentes de todos los niveles comenzaba a desarrollarse en la peatonal Junín. Pero lo que hizo que aquel día pasara a la historia comenzó a gestarse cerca de las 10 de la mañana. Los estudiantes del Colegio Nacional “General San Martín” decidieron sumarse a la marcha para apoyar a sus profesores.

Unos 400 adolescentes desde su escuela caminaron dos cuadras hasta la Casa de Gobierno donde expresaron su descontento para luego trasladarse al que era su objetivo final: la Municipalidad de Corrientes, ubicada a unos 600 metros. Reclamarle al intendente por una cuestión netamente provincial, parecía una desinteligencia por parte de los secundarios.

Pero lejos de ser un error, los chicos y las chicas se metieron de lleno en una polémica muy característica de aquellos años, ya que mucho se decía que si bien Pedro Braillard Poccard era quien estaba sentado en el Sillón de Ferré, el poder real estaba en manos de Raúl Romero Feris, quien era el intendente.

Hasta ese momento, la imagen de cada una de las protestas era de gente adulta con gestos adustos o caras largas portando carteles. Por lo que la presencia de jovencitos caminando con alegría y cánticos ingeniosos rompió por completo el panorama llamando la atención de todos los transeúntes.

Los estudiantes del Nacional no estuvieron solos, ya que fueron acompañados por sus pares de la Escuela Regional “José Manuel Estrada”. En tanto que en la Normal “Juan Pujol” realizaban una sentada y cortaban el tránsito en la zona junto con los docentes.

Uno de los cantos más recordados era el que prepararon en la Regional, el por entonces popular “Estoy saliendo con un chabón” de Los Sultanes, que fue modificado para adaptarlo a la realidad correntina. “Estoy muriendo por el Tatoooo/ya van un mes, ya casi dos/la llama se apaga y saben que.../nos gustaría que nos pagués”, entonaban los presentes.

Por ser el presidente del Centro de Estudiantes del Nacional, Carlos Odena tuvo un rol protagónico. “Decidimos acompañar el reclamo de nuestros profesores que no cobraban su sueldo”, expresó.

Odena encabezó el grupo de estudiantes que se reunieron con el intendente quien se desligó de la situación. Luego, acompañado por el Defensor de los Vecinos, Carlos Cassella logró entrevistarse con Pedro Braillard Poccard. “Simplemente le explicaba lo que hacíamos y por qué marchábamos”, relató el por entonces adolescente.

Pasado el mediodía y tras algunos cruces con punteros del Partido Nuevo, la concentración de estudiantes frente a la Municipalidad terminó. Desde entonces participarían activamente de las marchas como Secundarios Autoconvocados, inspirando pronto a muchos universitarios.

Mientras desde el Partido Nuevo aseguraban que los docentes “usaban” a los chicos, estos respondían que estaban allí porque querían.

Esta jornada de protestas, a diferencia de otras, no fue sólo céntrica ya que tuvo sus réplicas en varios barrios. En diversos establecimientos, al ir enterándose de las movidas, decidían también salir a la calle y cortar diversas arterias.

“Simultáneamente hubo protestas en la Escuela 353, la 444 y la 14. Tato, siendo intendente, mandó la Policía a la 14, ubicada sobre avenida Armenia. En las otros establecimientos participaban los docentes, pero en la 14 fueron docentes, padres y alumnos”, explicó Evangelina Luna, quien fue autoconvocada y delegada de las escuelas del este de la ciudad.

El viernes 23 también hubo nuevas protestas en los barrios. Algunos colegios que no pudieron movilizarse el jueves ya se habían organizado mejor para ese día.

Si bien ya habían realizado algunas actividades y su nombre ya sonaba habitualmente por los medios de comunicación, esa mañana de abril le sirvió a los Docentes Autoconvocados para presentarse en sociedad, para que la dirigencia política y gremial se den por enterados de que había una nueva forma de organizarse y un nuevo actor político había sido gestado.

A nivel interno, los Autoconvocados pudieron ver la fuerza que podían lograr con la unión y con esa horizontal forma de organización. Esa fuerza fue la que emplearían de ahí en más para reclamar por sus derechos.

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