Por Paulo Ferreyra
Colaboración:
Abel Fleita y Claudia Nardini
Especial para El Litoral
Loro, calancate común (Psittacara acuticaudatus). Esta ave se alimenta de semillas y frutas, y llega a medir 37 centímetros aproximadamente. Su peso oscila entre 140 y 190 gramos. Habita en sabanas arboladas, bosques, parques y jardines. Su distribución es amplia por Sudamérica, habitando desde el mar Caribe hasta el Norte de la Patagonia Argentina, según informa el blog de aves argentinas.
Lentamente el ceibo comienza a llenarse de hojas nuevas mientras la primavera llega a la región. Justo desde la copa, el recuerdo asoma trayendo esta vez los sonidos del calancate común al monte.
Aquella tarde, cuando iniciábamos el regreso, entre quebrachos, tierra gris y humedales, oímos parar sobre el inmenso ceibo una pequeña bandada de loros. Reconocimos por sus siluetas y costumbre a los calancate ala roja. Sin embargo, al iniciar la observación nos encontramos con la cabeza verde azulada que nos indicaba una especie más en el lugar. Con su característico círculo blanco alrededor de sus ojos estaba el calancate común, de cara pícara comiéndose las flores rojas del ceibo.
Nos brindaron cierto tiempo, aunque no siempre es el ideal. Hicimos los deberes, todo a tientas, nada de ruido, dientes apretados, movimientos lentos, sólo algunas señas y las ganas que se sientan como en casa. Minutos después se fueron juntos. Atravesaron el camino que lo consideramos nuestro y lleno de nuevas posibilidades.
Dispersión y polinización
En este mes de septiembre iniciamos el camino de las aves y las frutas. Cuando hablamos con Claudia Nardini y le explicamos esta temática ella advierte, “ah… están hablando de aves de dispersión y polinización”. Tras sus palabras suelta la primera sonrisa, su tono siempre es afable, cordial, amigable. Claudia nació en la ciudad de Buenos Aires, es naturalista egresada de la Escuela Argentina de Naturalistas y líder en campamentos y recreación. Trabaja en la asociación Aves Argentinas como coordinadora del Departamento de Educación Ambiental.
“Mi acercamiento a las aves comenzó por un curso que había hecho de iniciación de observación. No pensaba hacerlo, pero fui a la Asociación de Aves Argentinas porque hacían salidas a la naturaleza, siempre me gustó salir y por ese lado me acerqué. Desde la ignorancia me aproximé porque era lindo nada más, no entendía mucho de nombres o la relación de las aves con las plantas. Cuando hice el curso de observación descubrí que tenía un mundo por delante que no había visto. Antes no sabía identificar a un ave. Para mí eran ovnis, objetos voladores no identificados. Empecé con ese curso que me abrió la cabeza, tuve unos docentes magníficos que me contaron cosas increíbles. Así empezó mi acercamiento a las aves. Después fui voluntaria muchos años en la entidad y me fui capacitando hasta llegar a ingresar como staff a la asociación”, comentó.
Difusión
Aves Argentinas es una asociación que tiene más de 100 años. Se dedica al estudio y la conservación de las aves silvestres y sus ambientes naturales. Tienen varias vías de trabajo que sustenta a toda la entidad. Un departamento de conservación que trabaja en acciones concretas y conservación de especies y ambientes, un departamento de comunicación y divulgación que hacen notas en medios y otras vías para llegar a la gente. En este marco Claudia cuenta, “tenemos un departamento educativo donde nos dedicamos hacer educación más formal a través de cursos, la Escuela Argentina de Naturalistas y otras acciones que tienen que ver con la salida de observaciones de aves. Además, hay un departamento de socios porque Aves Argentinas es una asociación formada por la sociedad civil, así que hay más de tres mil socios en todo el país que se agrupan en las provincias formando los cobas, que son los clubes observadores de aves. Es una entidad muy participativa, eso hace que sea hermoso y es un orgullo trabajar en aves”, suelta y ahora su voz llega feliz, ufana, satisfecha.
Relación con el medio
Con el tiempo Claudia Nardini se dedicó a las aves con la naturaleza. “Ellas cumplen diferentes roles, mientras se alimentan polinizan flores, dispersan semillas, controlan insectos, controlan roedores, hay una relación con el ambiente que me cautiva”, explica.
“Cuando empiezas a indagar en las relaciones que unen a los seres vivos descubrís que son interminables las interacciones que han llegado a tener los animales y las plantas. A veces destruimos mucho más rápido de lo que conocemos. A través de las aves llegué a conocer a las mariposas, toda su relación con la flora nativa, en el momento de estado de oruga como funciona como controladora de la naturaleza y como alimento de las aves y alimentación de sus pichones. En su estado adulto las mariposas son tan importantes polinizadores”.
Conservación
“Elementos de Diseño y Planificación con Plantas Nativas” es el libro que publicó Claudia junto a Gabriel Burgueño. “Hace más de 20 años que trabajamos sobre el tema, hacemos curso e hicimos el libro. La propuesta es que cualquier espacio verde, desde un terreno que tengas, un lote, un jardín, un balcón, una terraza, en todos esos espacios se puede convertir en un refugio para la flora y la fauna nativa. Podés hacer tu espacio en algo lindo y que sea amigable con la naturaleza. Entendemos así otro concepto de jardín, por ejemplo, el espacio verde donde sí hay bichos, donde no nos importa que una oruga nos coma una planta porque después se va a convertir en mariposa. Desde nuestro lugar podemos cambiar algunos paradigmas y crear un espacio verde amigable con la naturaleza y con nosotros mismos”.
“Tengo un espacio de cuatro por cuatro, tengo todo plantas nativas, arbolitos que han permitido que lleguen a mi balcón muchas aves. El secreto está en que las plantas nativas se llevan bien con los bichitos, las aves vienen por esos bichitos, por las frutas, es mágico y muy bello. Además, pensando en término de sustentabilidad también tener resguardos de aves polinizadoras y dispersoras es algo que nos estamos olvidando y todo el mundo puede poner su granito de arena y así el panorama será diferente. Se puede cambiar la actitud”, subraya.
Volviendo a ese rol de estas aves en su hacer de dispersoras y polinizadores llega a la cabeza la idea de las pequeñas muertes y vidas que hay en el camino. Sobre todo, en la vida. Así, como dice Daniel Melero en su canción Florecita, “todos moriremos, pero haber nacido es colosal”.