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/Ellitoral.com.ar/ Ciudad

Imprudencias y demoras operativas, repetida postal en el puente Belgrano

El siniestro fatal de ayer vuelve a poner en evidencia las habituales dificultades sobre el viaducto. Maniobras temerarias, sobrepasos no permitidos y varias horas para la normalización son una constante, aun en situaciones de menor gravedad. Lo sucedido ayer sólo es un reflejo, potenciado, de lo que sucede muchas veces en las calles y avenidas más transitadas de la Capital. Motos y autos en descontrolada circulación ponen en riesgo a todos. 

Un nuevo siniestro vial se dio ayer en el puente General Manuel Belgrano, esta vez con consecuencia fatal ya que falleció un motociclista (ver página 29). El hecho forma parte de una larga lista de accidentes que se dan lamentablemente de manera bastante asidua sobre el viaducto interprovincial, cuya transitabilidad resulta dificultosa periódicamente.  

El siniestro de ayer, además de resultar lamentable en sí mismo, vuelve a poner en el centro de la escena las complicaciones que se dan asiduamente, muchas veces por acciones temerarias de los conductores de diferentes tipos de rodados.  

En todo el trayecto del puente la normativa prohíbe el sobrepaso por cuestiones de seguridad. A pesar de los carteles que apuntan a esta cuestión, de igual manera se advierten a diario maniobras de este tipo, conllevando un alto riesgo para los que se encuentran circulando sobre el Belgrano.  

Los traspasos y los excesos de velocidad superando los 60 kilómetros por hora son solamente algunos de los motivos de la habitualidad con la que se dan los accidentes. En los últimos años hubo varios siniestros graves con consecuencias fatales, además de innumerables colisiones en las que sólo se tuvieron que lamentar pérdidas materiales.  

Motociclistas, automovilistas y conductores de micros y camiones que pasan diariamente por el puente quedan expuestos ante la posibilidad siempre latente de un choque, pero aumentando los riesgos a partir de algunas imprudencias que se repiten a pesar de la normativa y de las advertencias al respecto. Las demoras viales son una constante en el viaducto, no sólo por accidentes sino también por fallas mecánicas que suelen sufrir los vehículos, obligando a cortar el tránsito o a habilitar la circulación de manera alternada por manos.  

Uno de los puntos que mayor cantidad de críticas despierta es siempre el tiempo de espera para la normalización del paso vehicular entre una provincia y otra. 

Es que, casi sin excepciones, el retiro de los rodados con problemas o que participaron de un siniestro demanda bastante tiempo, incluso varias horas en algunos casos. La demorada en llegar de los peritos y fiscales es también un agravante más que importante.  

Con el accidente de ayer estas cuestiones vuelven a hacerse visibles, pero el problema persiste hace tiempo. Tanto es así que hace tiempo legisladores correntinos solicitaron informes a Vialidad Nacional por las demoras que se dan para la normalización.

Desde el área respondieron en esa oportunidad que los inconvenientes se dan por el tiempo que lleva hacer los peritajes policiales y demás análisis en los casos de accidentes. Lo cierto es que la situación se mantiene hace bastante tiempo y no se advierte que el proceso se agilice, más allá del siniestro grave ocurrido ayer, en situaciones que parecen no tan complejas y que no incluyen heridos.  

Así, las largas filas de vehículos en el corredor Belgrano esperando para pasar al Chaco se volvieron una postal repetida ante cada incidente, generando además serios problemas a los que desean cruzar la avenida.   

Conductores kamikazes 

Aunque los inconvenientes en el puente se hacen más visibles por cuestiones de infraestructura, la situación del tránsito en general en la ciudad es por momentos caótica. Así, lo sucedido en el Manuel Belgrano resulta sólo un reflejo, potenciado, de lo que pasa muchas veces en las calles y avenidas más transitadas de la Capital.  

A pesar de la labor de los inspectores y del funcionamiento de las fotomultas, se advierten habitualmente maniobras imprudentes que generan dificultades y siniestros.  

Los autos y las motos particulares (prácticamente cada día hay siniestros viales en donde los motociclistas son protagonistas), los colectivos urbanos y también los remises, en su afán por evitar contratiempos, incurren muchas veces en infracciones que terminan complicando la circulación en una ciudad con serios problemas de infraestructura vial, sobre todo por sus calles angostas y la existencia de una sola avenida de cuatro manos.  

Desde el área de Tránsito señalan que entre las infracciones más repetidas figura la falta de casco en los motociclistas y los test de alcoholemia positivos para los que manejan autos. 

Esta situación, sumada al incumplimiento de las normas en general y a las arterias en mal estado, termina por configurar un escenario problemático y, por momentos, caótico. 

Todo lo que sucede en el tránsito urbano confirma cada día que está regido por “la ley de la selva”. Y todos corremos serio peligro. 

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