Colaboración Especial
Quien es consciente de ello sabe que la adversidad es una puerta de entrada al crecimiento. Un problema nunca debería derribarnos por completo sino, por el contrario, y aunque nos caigamos más de una vez, lo cual es perfectamente normal, debería ayudarnos a crecer y madurar emocionalmente.
Las personas tendemos a funcionar con estabilidad. Obtenemos un logro, como conseguir un buen empleo, formar una familia o comprarnos algo que deseamos mucho, y por lo general empezamos a actuar en piloto automático. Es entonces cuando aparece alguna dificultad en nuestro camino que viene a romper el equilibrio y actúa como un despertador.
¿Por qué todos, en algún
momento, experimentamos tiempos difíciles?
Porque vivir en un estado de estabilidad permanente no nos dejaría crecer y avanzar. Un problema, aunque nos duela, nos sacude y nos obliga a movernos. Es por esta razón que no deberíamos temerles a las dificultades porque, en realidad, siempre la adversidad es seguida por un tiempo nuevo y mejor.
Nadie está exento de tener alguna pérdida: la buena salud, una relación de pareja, un ser querido, un trabajo, dinero, etc. Pero es precisamente cuando decrecemos que enfrentamos una dificultad que, tarde o tempranos, nos conducirá a crecer nuevamente. Idealmente deberíamos crecer siempre, en tiempos malos y en tiempos buenos. Si aprendiéramos a actuar para lograr avanzar en épocas de bonanza, podríamos conocer la mejora continua.
Por ejemplo, la mayoría de la gente busca un empleo nuevo cuando no lo tiene, en especial cuando perdió el que tenía. Pero es cuando tenemos trabajo que deberíamos procurar encontrar uno mejor.
Esto implica movernos (no permanecer en la zona de comodidad, como hacen muchos) e ir por más. Siempre es posible mejorar lo que tenemos: la salud, una relación de pareja, una amistad, etc.
La actitud que acabo de describir se conoce como proactividad. Alguien proactivo acciona sin que se lo pidan o sin que las circunstancias se lo exijan. En el otro extremo se halla la persona reactiva que solo se mueve si se lo piden, si es necesario o si los demás hacen lo mismo. La proactividad es un rasgo que todos haríamos bien en cultivar porque nos permite provocar nuestro mañana y crear la vida que tanto anhelamos.
Seguramente estás esperando que todo este tiempo de dolor termine. Entonces te animo a convertirte en una persona proactiva, a ir por lo nuevo y a hacer aquello que nadie nunca hizo. No podés modificar lo que está sucediendo a nivel mundial pero sí podés escoger no aceptar las circunstancias negativas, pero aprender el aprendizaje que ellas vinieron a traerte. Sólo de este modo lograrás activarte para transformarlas a tu favor.