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Pautas para maximizar la producción

Técnicos de la Agencia de Extensión Rural del Inta en Diamante (Entre Ríos) brindaron recomendaciones para ajustar las principales prácticas de manejo y maximizar los rindes del cereal.

Trabajos y ensayos realizados por especialistas del Inta Paraná y de la Agencia de Extensión Rural Diamante determinaron que variables de manejo, como el efecto de las lluvias de otoño, la fertilización, la elección de cultivares, el cultivo antecesor, las enfermedades y el uso de bioinsumos, tienen un impacto notable sobre el rendimiento de trigo.

“Si bien fueron estudiadas e informadas una gran cantidad de variables, sólo la mitad de ellas generan incrementos importantes y significativos al rendimiento”, señaló Juan Manuel Pautasso, jefe de la Agencia Diamante del Inta, y agregó: “Entre las que se encuentran la situación hídrica de la campaña, la elección de variedades con potencial, uso correcto de fungicidas, cultivo antecesor y un adecuado diagnóstico de fertilización”.

“Una buena recarga del perfil del suelo durante el otoño, sumado a bajas precipitaciones durante el período crítico de crecimiento de la espiga, son las condiciones ambientales más favorables para la obtención de altos rendimientos de trigo”, explicó Pautasso quien analizó el impacto de las lluvias de otoño en la región, desde el 2003 hasta el 2019, con excepciones de los ciclos agrícolas 2012 y 2014 que fueron afectadas fuertemente por enfermedades.

“Cuando el agua fue limitante, un mejor manejo del resto de las variables se tradujo en un incremento del rendimiento en 422 kilos de trigo por hectárea, mientras que cuando el agua no limitó el rendimiento, el incremento promedio fue de 1947 kilos de trigo por hectárea”, destacó el técnico del Inta.

En relación al impacto del cultivo antecesor, cuando fue soja, el trigo rindió 497 kilos más por hectárea en relación al antecesor maíz. Esta diferencia se redujo a 300 kilos por hectárea cuando se utilizó fertilizante nitrogenado. “Este dato surgió del análisis de 17 ensayos realizados por la Agencia Diamante del Inta durante 4 ciclos agrícolas, nueve sobre soja y ocho sobre maíz”, indicó Pautasso.

Para analizar el impacto del ciclo y del cultivar, se utilizó información de la “Red de Ensayos Comparativos de Cultivares de Trigo” de la localidad de Paraná. Se seleccionaron los seis últimos ciclos agrícolas (2014-2019) y se observaron los cultivares que, al menos, se repetían por tres años.

“Los cultivares de CL rindieron 126 kilos por hectárea más que los CC, pero si comparamos los 15 mejores cultivares de CL versus las 15 mejores de CC la diferencia se incrementa a 229 kilos de trigo por hectárea”, describió Pautasso quien aclaró que “el simple hecho de elegir ‘entre los mejores’ cultivares genera un impacto alto en el incremento del rendimiento: 747 y 1040 kg de trigo por hectárea para los CC y CL, respectivamente”.

En cuanto a las enfermedades foliares, desde la Agencia Diamante evaluaron 15 ensayos durante cuatro ciclos agrícolas: tres sobre trigos susceptibles a roya (S), ocho sobre trigos moderadamente susceptibles (MS) y cuatro sobre trigos con reacción de resistencia a roya (R).

Los ensayos consistieron en aplicaciones de fungicidas en hoja bandera con enfermedad presente en niveles dentro de los umbrales recomendados, comparados con testigos sin tratar. Las enfermedades presentes fueron roya amarilla (Puccinia striiformis f. sp. tritici) y roya anaranjada (Puccinia triticina).

 

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