Susy Delgado o “los vientos de la orfandad”
Por Rodrigo Galarza
Especial para El Litoral
Podría decirse grosso modo que quien vive fuera de su país debe reaprender su estar en el mundo, debe construir y transitar cartografías plagadas de ausencias que, por su manera de resplandecer, se convierten en rara y dolorosa presencia; pero en ese baile de “mudanzas” el trueque emocional también alimenta, enseña a través de las destrucciones de las certezas que antes servían de luminarias… Particularmente, en los primeros meses de mi estadía en Madrid, se me dio por desarrollar una especie de radar fonético que automáticamente discriminaba los acentos sudamericanos y más los argentinos, aunque el ámbito fuera una suerte de Babel, como por ejemplo cuando viajaba en el metro.
La primera vez que oí hablar guaraní (jopara) en un vagón de tren, de inmediato me puse a escucharlo. Mi emoción fue tal que, cambiándome de asiento, me acerqué a los hablantes. El grupo de chicos y chicas era paraguayo. Esta vez el radar de registros lingüísticos me acercó desde otra mirada a mi propio “teko”, ese que traspasa los lechos de ríos y que cava en las raíces profundas de nuestros ancestros de la región.
Nuestra asaltante de hoy ha asumido también como su paisano Bareiro Saguier la defensa de la lengua guaraní, pero desde un lugar quizá más contundente, ya que su condición de bilingüe le ha permitido desarrollar una obra poética en ambas lenguas.
La poesía de Delgado da voz a los pynandi en tonos que se acercan a la canción (“Descalza, / con ropita raída, / el caldito saltándole en la panza, / en el descampado, / habla sola, / palabra sola”); canción que puede tener la dulzura de una nana o la contundencia de una puñalada.
La evocación de una forma de vida amenazada por el olvido resuena como reclamo ante la iniquidad de un pueblo postergado, despojado de sus propios “potens” para decirse y soñar, para levantarse sin desdeñar la clara identidad del mestizaje. La poeta paraguaya sabe que la mejor defensa es beber de las fuentes del “ñe'e porã temonde” (hermosas palabras primeras) y asumirla como herencia, sin desdeñar la lengua de Cervantes sino más bien llevarla a la antropofagia, como proponía el brasileño Oswald de Andrade hace hoy cien años.
¡Salud, poesía y libaciones!
Muestrario mínimo
Temiandu ñe'ë
Pynandi,
ao vaimi reheve,
jukysy opopo ipy’ápe,
okára nandípe,
oñe’ë ha’eño,
ñe’ë año.
(Trad.)
Descalza,
con ropita raída,
el caldito saltándole en la panza,
en el descampado,
habla sola,
palabra sola.
Tata sapukái
Tata opiriri reíva
terã Aña rembijokuái
tatarendymi
tata yvytu
tata rusu
hendy
opororo
okapupa
osapukái
oporoja’o
ondyvu tatapÿi
ohapy che retã ñu tuja
che retã ñu
tesaráipe opytáva.
Okakuaa
ipochy
oñemombarete
ñemano heréi
omokokõva
ipaha ñu oĩva
che retãme.
Pochy vai rata
omokõva
tapÿinguéra
kyhakuéra
ryguasukuéra
ka’a
yvoty
eíra
guyra
mbói
pira
jaguarete.
Ijahy’o pa’ã
jeiko reietágui
ha ogue’ẽhápe
mba’e vaimi
icha’imba
hũngy
tesarái potĩ
yvytúpe.
pochy
ñe’ẽ reity
urẽ
sapukái
oikytĩva
ajaho’ipáva
ohapýva
che retã kirirĩ yma.
(Trad.) Grito del fuego
Chispa del puro azar
o del demonio
llamita
flama
llamarada
arde
chisporrotea
crepita
grita
increpa
escupe fuego vivo
quema los campos viejos
los campos olvidados
de mi tierra.
Crece
se encrespa
se embravece
lengua de muerte
devorando implacable
los últimos montes
de mi tierra.
Fragor de ira
tragándose
los ranchos
las hamacas
las gallinas
la yerba
las flores
la miel
los pájaros
las víboras
los peces
los jaguares.
Atragantándose
de tanta vida inútil
y vomitándola
materia triste
achicharrada
gris
olvido puro
para el viento.
Bronca
exabrupto
eructo
grito
hiriendo
arrasando
calcinando
el antiguo silencio de mi tierra.
Cuando se apaga el takuá
Tum
tum
retumba el takuá
Ipu
ipu
oikutu
che ñe’ä
Tum
tum
solloza
golpea
la noche
el olvido
Hasë
ipyahë
ipurei
Tum
Tum
se lamenta
se apaga
lentamente
el takuá
Ipu
ipu
kangymi
ogue
ogue
takuapu.
Glosario
Takua: Vara de bambú que utilizan las mujeres indígenas como instrumento de percusión en los cánticos ceremoniales.
Ipu: suena
Oikutu: clava
Che ñe’ä: mi alma
Hasë: llora
Ipyahë: gime
Ipurei: suena en vano
Kangymi: suavecito
Ogue: se apaga
Takuapu: el son del takuá.
Pejéna chéve
Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros…
(Marcos Ana)
He visto y he vivido
todas las cárceles
todas las hambres
todas las torturas
ha ápe nimbo apava’erä ra’e…
Aquí era donde yo debía terminar…
Ajepokua ajepykua
che retemano
ndaikuaavéi moöpa oñepyrü terä opa…
Mi cuerpo ya es tal vez
esta maraña de brazos piernas cabezas
cuerpos ensangrentados
que se enciman y extienden
hasta donde no alcanzo a adivinar…
Tekovekue apañuäi
tekove rembyre...
La guerra ha terminado
y ya es inútil preguntarse
araka’éiko mba’ekuére
ñañepyrü ra’e jakaru ojuehe…
Cuándo empezamos a comernos
mymba pochýicha…
En este bosque nauseabundo de la muerte
ya es inútil preguntar
pejéna chéve mba’éichapa
ku yvyra máta ku ysyry…
Díganme cómo es
aquel árbol, aquel río…
GLOSARIO:
Pejéna chéve: Díganme por favor
Ha ápe nimbo apava’erä ra’e: Aquí era donde yo debía terminar
Ajepokua ajepykua: me ataron las manos los pies
Che rete mano: tengo el cuerpo muerto
Ndaikuaavéi moöpa oñepyrü terä opa: ya no sé dónde empieza o termina
Tekovekue apañuäi/ tekove rembyre: revoltijo de lo que fueron vidas/ sobras de vidas
Araka’éiko mba’ekuére/ ñañepyrü ra’e jakaru ojuehe: cuándo fue, por qué motive/ que empezamos a comernos
Mymba pochýicha: como animales rabiosos
Pejéna chéve mba’éichapa/ ku yvyra máta ku ysyry: díganme cómo son/ aquel árbol, aquel río.
Ñanderu ikane’ö
(Fragmento)
Ñanderu Tenondegua
ituja sapy’a
ikane’ö ikuerái
oguapy oñakäity
hopevy
nomañavéima
yvypóra
ha hekoháre.
Atardece
Y ya soplan
los vientos
de la orfandad…
Ñanderu Tenondegua
omboguejýma ijyva
nomyasäivéima
araresárehe
imba’ekuaa
ijyvytu yma
ndojapovéima
ijapykarämi
pytü ymaite mbytépe
tatatina ymaite apytépe
noñopëvéima
jeguaka
Maino’i
oveve haguä
ombohayvívo
ysapy
arapýre…
Maino’i
se ha quedado
desnudo
y ensaya
una danza triste…
(Trad.)Nuestro Padre está cansado
Nuestro Padre el Primero
está viejo de pronto
cansado hastiado
se sienta se agacha
dormita
ya no mira
al ánima de la tierra
ni a su hogar.
Atardece
Y ya soplan
los vientos
de la orfandad…
Nuestro Padre el Primero
ya ha bajado los brazos
ya no esparce
en la intemperie
su sapiencia
su viento viejo
ya no crea
la silleta en que ha de sentarse
en medio de la noche antigua
entre la antigua neblina
ya no trenza
el adorno
para que el Colibrí primigenio
pueda volar
haciendo lloviznar
el rocío
por el firmamento…
Tatatina
El invierno parece arrebujarse
bajo los matorrales
ovillarse cansino
arropando su última tarde
con la hojarasca abigarrada
de un tiempo que ha pasado
largo innombrable imprevisible…
El viejo y dulce tatatina
que solía tener el paje
de rejuvenecerse risa pura
esparciendo el rocío de la vida
se ha venido asomando en los días
de un agosto que se fue agostando
poniéndose él también
triste irreconocible
de un gris oscuro
Tatatina jepigua’ÿ
agostado
como si hubiera envejecido
ahora sí del todo
más triste y gris
que ese invierno largo
que pareciera
no querer marcharse…
Mba’éiko ojehu ndéve
Tatatina tuja
nemarangatuetévami?
Glosario:
Tatatina: neblina primigenia que regresa todos los años y crea las condiciones para la primavera.
Jepigua’ÿ: inusual, extraño
Mba’éiko ojehu ndéve/ Tatatina tuja/ nemarangatuetévami?: ¿Qué te ha pasado/ viejo Tatatina/ que eras tan bondadoso?
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