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El escándalo de Alberto Fernández agudiza al máximo la crisis del PJ

Las disputas palaciegas en el oficialismo quedaron en un segundo plano por la grave denuncia de Fabiola Yañez contra el ex presidente.

Por El Litoral

Domingo, 11 de agosto de 2024 a las 09:25

“¿Quién cree que es el líder de la oposición?”, preguntó la consultora Casa Tres en su último estudio, de julio. El podio se lo disputaron la opción “nadie”, Axel Kicillof en segundo lugar, seguido por Cristina Kirchner. Más relegados, los consultados se inclinaron por Juan Grabois, Guillermo Moreno o Sergio Massa, y en otras respuestas aparecieron resultados dispares. Es decir, en el proceso actual de atomización del peronismo y crisis de representatividad, no se identifica ninguna alternativa nítida de oposición a Javier Milei por parte del PJ, un casillero que, a todas luces, pretende ocupar el gobernador bonaerense.

Alberto Fernández ni siquiera aparece entre las opciones más marginales. Vapuleado por los propios dirigentes del peronismo por la incapacidad y la desprolijidad con la que ejerció la Presidencia, relegado incluso durante el último año de mandato -Massa quedó a cargo del gobierno-, reprochado por la mayoría de la opinión pública por los malos resultados de su gestión, con nulo capital político, el ex presidente le propinó sin embargo en estas horas un golpe durísimo al PJ en la crisis política que arrastra desde que empezaron a verse los efectos del experimento fallido del Frente de Todos, con un escándalo que no registra precedentes, al menos públicos, en la historia reciente: la gravísima denuncia por violencia física y psicológica radicada por Fabiola Yañez -un desprendimiento de la causa seguros- que Fernández ahora deberá responder en la Justicia.

El entorno del ex presidente quedó en shock. Todos, sin excepción, juran que no sabían nada: nadie, al menos el anillo de confianza político consultado por este medio, dice conocer sobre golpes y maltratos físicos. Todos, sin excepción, sí conocían de los conflictos en la pareja, de la toxicidad que se vivía en Olivos y la debilidad de Fernández por algunos pasatiempos. Parte de ese pasado reciente y sórdido, aparentemente habitual de la quinta presidencial, fue descripto anoche por la ex primera dama en la entrevista exclusiva que le concedió a este medio.

El sistema político en general, y el peronismo K en particular, también quedaron paralizados. El ostracismo de Fernández -algunos colaboradores y dirigentes que supieron ser muy cercanos en su momento también dejaron de frecuentarlo en estos meses, y ni siquiera lo contactaron en estos días- motivó en ese sentido una rapidísima reacción, abrumadora, de condena al ex mandatario, incluso por parte de Cristina Kirchner -la ex presidenta declara este miércoles en Comodoro Py en el juicio por su intento de asesinato- y de La Cámpora que, en otras situaciones parecidas, optaron por el silencio o por expresiones menos enérgicas.

Uno de los casos más emblemáticos fue el de Jorge “El loco” Romero, un ex senador bonaerense de la agrupación fundada por Máximo Kirchner, muy cercano a la conducción -fue expulsado-, acusado en el 2018 por supuesto abuso sexual. Hace más de un mes, Mercedes Gallarreta, pareja de Andrés “El Cuervo” Larroque, le escribió al ex senador un sentido mensaje en sus redes después de que el juez dictara el sobreseimiento, con una advertencia: “No fue inocente lo que sucedió, es hora de decir las cosas públicamente, no puede ser un calvario militar en una organización política”.

En el caso de Fernández, su nula influencia política -hace algunos meses lo licenciaron de la conducción del PJ y este fin de semana había versiones de su eventual renuncia definitiva- y la gravedad de la acusación llevó a que ni su entorno se animara a defenderlo públicamente. Pero la contundencia de un delito tan repudiable socialmente revivió la crisis de un peronismo acéfalo y carente de liderazgos, y encolumnó a Milei y a su gobierno detrás de una estrategia que, más allá de las serias advertencias por la ejecución de su programa económico y de las alertas en el tablero de control de la gestión, funcionó hasta ahora de manera perfecta: el aprovechamiento de esa crisis en favor de la construcción de un relato oficial, y la aceleración del final de una etapa cómo estilo de administración del poder.

infobae

 

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