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“En la música de ayer hay sonidos y paisajes que hoy no están; es pintar en otra hoja"

Nuestros invitados del episodio 35 son Florencia Bobadilla y Abel Tesoriere. Ambos constituyen el Dúo Bote, un proyecto musical nacido hace más de una década y que expresa al litoral argentino a través del arte, evocando con la música.

Por El Litoral

Domingo, 01 de diciembre de 2024 a las 09:49

Por Eduardo Ledesma 

Nuestros invitados del episodio 35 de Eduardo Ledesma Pregunta son Florencia Bobadilla y Abel Tesoriere. Ambos conforman el Dúo Bote, un proyecto musical nacido en 2011, que es una síntesis poético-musical que fusiona los matices culturales del litoral argentino con influencias del sur de Brasil, Paraguay y de toda Latinoamérica. 

Su propuesta combina chamamé, polca, guarania, bossa nova y bolero, logrando un repertorio lleno de emociones y paisajes sonoros que conectan profundamente con sus raíces. 

En este episodio, exploramos la trayectoria de Flor y de Abel, el universo creativo de Dúo Bote, y cómo su música logra llevarnos en un viaje por las tradiciones y los nuevos aires sonoros de nuestra región. 

Eso y más en este capítulo con raíz de tierra y agua que cierra la temporada 2024 del programa.

¿Qué es el dúo Bote? 

F: El dúo Bote es un encuentro y una forma nueva de pensar la música, para nosotros por lo menos. Con Abel nos conocimos en un cumpleaños suyo. Yo me colé al cumpleaños ese de la mano de una amiga riojana en Buenos Aires. Había una guitarreada y empezamos en realidad tocando un estándar de jazz y nos empezamos a juntar. Y en esas juntadas de cocinarnos algo, de charlar, de desgrabar casettes y de volver al Litoral, nos encontramos y nació Bote.

Dúo Bote es esta cosa del gesto litoraleño, de la comunidad que teníamos nosotros. Nace de ese encuentro, que es algo que está más allá de la palabra y que lo empezamos a compensar desde la música. 

¿Ustedes nacen como dúo cuándo?

F: Al minuto 2 de conocernos. 

A: En el año 2011 más o menos. El encuentro siguió, siguió, siguió y nos encontramos buscando músicas que no están ni en internet, ni en ninguna plataforma y que están en vinilos, cassettes, o en la memoria de cada uno. Y por eso era rebobinar cassettes, después discos. 

F: El disparador del dúo es que empezamos a tocar. Tocábamos en guitarreadas y nos empezamos a hacer invitar por amigos que ya estaban establecidos o que tenían repertorios grandes. Entonces de a poquito fuimos ocupando lugares, era nuestra forma.

¿Qué hay en esos cassettes? ¿Cuál es esa sonoridad distinta que te da cierto repertorio y que cuesta conseguir hoy?

A: Yo creo que había otra forma de tocar, de componer, y de cantar hace 50 años. Nosotros también somos hijos de esta época. 

Y esa otra forma era, a la luz de hoy ¿más un oído puesto, un sentimiento o una técnica?

F: Yo creo que hay de todo un poco. Porque también, concretamente, si nos fuéramos a lo técnico, no habían los micrófonos que tenemos hoy, pero también la alimentación era otra, el paisaje era otro, los tiempos eran otros. Nosotros tuvimos la suerte de ver un paisaje que ha sido modificado.

Para nosotros también la música es un manual paralelo al político que estudiamos en la escuela. Volvé a las épocas y a las canciones, y probablemente tengas un par de dibujos. Y también hay algo de esto, de pintar en otra hoja, no había tanta mezcla y entonces la música era simplemente distinta. 

A: Antes eran muy puristas. Dos micrófonos y listo. Ahora con la tecnología en un estudio de grabación las cosas que podés hacer son impresionantes. 

Hay una cosa que leí que me impactó. La clave del trabajo del dúo es evocar a través de los sonidos. Esa es una cuestión que nosotros tenemos más asumidas con el olor, con el gusto. Y la evocación a través del sonido, ¿qué quiere decir? 

F: Voy a tomarme de una conversación que he tenido con algunas amigas que están en el plano del psicoanálisis hablando de que la comunicación no existe. Entonces, no importa lo que yo te esté diciendo, la idea de querer hacerte llegar algo, en realidad no existe, es mentira. Es más una rascada del ego. 

Entonces, para nosotros el trabajo es conmovernos, como una invitación al ocio también, que es lo que sentimos que falta en esta época. Están mal vistos los ocios, el descanso. Y en realidad, el momento de debate se genera no sin descanso previo, no sin parar, no sin observar. 

Claro, estamos en la época de la hiper productividad. 

F: Total. Entonces siempre tenés que estar haciendo algo y ese hacer algo es como no parar la máquina nunca. No hay distancia, no hay perspectiva de uno, no hay perspectiva de lo que va sucediendo y se va juntando. Y la verdad es que no por nada empezamos a ver índices de cosas terribles que van sucediendo y cada vez con mayor preocupación. 

¿Y cómo lo hacen? ¿Cómo pueden poner ese freno aún con el mundo que va a otra velocidad?

F: Para nosotros la música tiene ese poder, lo que pasa es que hay que trabajar la presencia y no es sencillo. Pero, así como un aroma te golpea directamente a un recuerdo, sabemos que la música tiene un poco ese poder. 

Nuestro trabajo es concentrarnos, juntarnos a ensayar, a compartir. A veces ni siquiera es pasar tantas veces una canción, un arreglo o no sé qué, simplemente escucharnos. Y creo que eso sí pasa en el dúo y es algo que nos agradezco muchísimo, que es el sostener, el estar.

En sus orígenes, en ambos casos, el agua está ahí, todo el tiempo. ¿Eso le da un carácter especial a la música también?

F: Sí, yo creo que sí, a la música sí. Nosotros tenemos la suerte de que tenemos agua y que podemos entrar a lugares también. Tenemos selva y otros paisajes. Así, está la idea del borde, está la idea del puerto, la raíz de la tierra y está la raíz del agua. Indefectiblemente hay un movimiento mayor y hay un paisaje amplio para contar, que hace que podamos estar transcurriendo los momentos de nuestras canciones. 

A: Y las montañas también hacen de otra forma la música. Camilo Matta, un gran compositor riojano, decía que las montañas hacen que la gente arme conjuntos o canten de forma grupal, en la llanura suelen ser más juglares o solistas y en todo el noroeste hay grupos vocales. Y él atribuía a eso, a los cerros, al paisaje, a que sea producto de eso, de la geografía. 

Dúo Bote tiene dos discos. En ellos hay canciones que remiten a un pasado ¿por qué esa búsqueda?, ¿por qué van hasta allá? O, en todo caso, ¿cuáles son los factores que ustedes tienen presentes para ir armando un disco?

F: Y hay algo de los clásicos que es algo para evocar o algo que nos acerca a lo que toca ese lugar, esa fibra sensible. Y después algo que evoca el paisaje, que suelen ser músicas que no llegaron a ser clásicos y que nombran formas de trabajo; más cerca o más lejos, emociones, paisajes. Como la idea es siempre ir hacia esas imágenes, porque para nosotros es volver al Litoral ya que vivimos en Buenos Aires, en un puerto. 

Abel compone mucho, yo compongo menos, y en esa construcción hacia lo nuevo, vamos a decir que en realidad es la construcción de lo propio, la historia propia. 

Hay algo que dijeron que es que el folclore está relacionado con la raíz. Eso hace que ustedes estén todo el tiempo abonando a esa raíz con lo que hacen. Es una figura hermosa. Entonces ¿qué es la raíz del agua? 

F: La raíz del agua se nuestra como lo que está en la tierra y la tierra recibe todo lo que le es dado. Entonces, podríamos decir que la música está siempre en un movimiento constante. A nosotros la música nos atraviesa a todos los lugares y con diferentes impactos, así puede conmovernos con muchos géneros y de diferentes maneras. 

Creo que la raíz del agua tiene un poco de eso, de estar en los bordes, es algo que no es completamente estable, se despega cuando sube el agua y se va hacia otros lugares. Va encontrando y se va nutriendo de todo lo que va sucediendo. 

 

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