n Su nombre en realidad era Tutanjatón, que se cree significa “imagen viviente de Atón”. Fue después de su muerte cuando se le cambió el nombre para que llevara el de otro dios, Amón. Se casó con su media hermana Anksunamón y tuvo dos hijas, la primera murió en el sexto mes de embarazo y la segunda al poco de nacer. Entre sus decisiones estuvo la de reinstaurar el politeísmo que su padre había abolido y llevó la capital del imperio a Tebas. El pobre Tutankamón no tuvo mucha suerte eb su vida. Sufría una deformidad en su pie izquiero junto a una osteonecrosis, que le obligaba a apoyarse en bastones para caminar, varios fueron encontrados en su tumba junto a arcos y flechas. También sufría de escoliosis y en algún momento contrajo la malaria. Con tan mal estado de salud murió prematuramente a los 18 años. Una muerte tan repentina impidió que se construyera uns tumbs acorde a su rango y tuvo que ser enterrado en otra más modesta.
Tutankamón hubiera pasado por los libros de historia sin pena ni gloria de no haber sido por el hallazgo de su tumba, prácticamente intacta y libre del saqueo que sufrieron otras tumbas del Valle de los Reyes. Fue descubierta en 1922 por Howard Carter y Lord Carnarvon. Allí encontraron más de 5.000 objetos, entre ellas la máscara mortuoria de oro puro, sin duda la más famosa de todas las recuperadas del Antiguo Egipto. Pero no fueron los tesoros lo que encendieron la imaginación de Occidente, sino su famosa maldición. Todo comenzó cuando el egiptólogo James Breadsted, que trabajó en la apertura de la tumba, contó como vió cuando una cobra, entró a la jaula de un canario que tenía Carter, y lo mató, aquí comenzó a propagarse el rumor de una maldición. Los lugareños interpretaron este suceso como que la cobra se cobraba venganza por haber sido profanada la tumba de faraón Tutankamón.
El comienzo de la maldición.
Para muchos la verdadera maldición comenzó cuando Lord Carnarvon murió el 5 de abril de 1923, siete semanas después de la apertura oficial de la tumba. Enseguida se recordaron las palabras de la escritora Marie Corelli, que dijo que poseía un antiguo texto árabe que avisaba de las nefastas consecuencias que esperaban a quien profanara la tumba.. Un periódico publicó unos jeroglíficos que supuestamente estaban en la entrada a la tumba. “Quien entre en esta tumba sagrada será visitado muy pronto por las alas de la muerte.” En menos de un año se sucedieron la muerte de su hermanastro, su enfermera, uno de los médicos que tomó radiografías de la momia del faraón y un millonario estadounidense que había visitado la tumba. Eso sí, la maldición fue bastante selectiva. Como muchos otros, la reina de Inglaterra escapó a la maldición, a pesar de haber entrado a la tumba en febrero de 1923. Claro que lo realmente incomprensible, es que salvara el responsable de todo, Howard Carter. Pero entonces, ¿Qué mató a Carnarvon? Algunos apuntan a una enfermedad pulmonar llamada histoplasmosis desencadenada por el hongo Aspergillus Niger, presente en la tumba. Otros atribuyeron la muerte a una septicemia provocada por una herida mal curada en la cara. Otros comentaban que un extraño insecto salió de la tumba y lo picó en la cara. Nunca sabremos la causa de la muerte. Un científico de la Universidad de Australia publicó en el 2002 una explicación a la posible maldición, manifestaba que muchos habían tenido enfermedades previas, que coincidieron en hacer eclosión en esos momentos. Pero, eso no era demasiado coincidencia.? La polémica siempre seguirá. Lo concreto del caso es que hay muchos hechos curiosos y enigmáticos que no tienen explicación lógica o científica. Por ejemplo, en el mismo momento en que lord Carnarvon Moría en El Cairo, su perro, muy querido por él, moría dando un lastimero aullido en Inglaterra. De esto no hay ninguna explicación científica. Si a esto se le agrega que muchos de los trabajadores y científicos que estuvieron presentes en le expedición, murieron en accidentes, uno se suicidó lanzándose al vacío de un edificio alto. En cierta manera la mayoría de los que participaron de este descubrimiento, fueron afectados directa o indirectamente por la famosa maldición de Tutankamón. Para los que creen en leyendas, todo está anticipado en ell Libro de los Muertos de los egipcios, donde se hace mención que quienes osen alterar el sueño eterno de los muertos, tendrán su castigo divino, en especial si se trata, como en este caso de un faraón.