Autor y compositor de numerosas creaciones musicales que integran el cancionero chamamecero clásico, puntualmente se refirió a “Mi selva eterna”, que con letra suya y música de Mario del Tránsito Cocomarola, se registró en la década del ‘50 y desde entonces ha sido interpretada y grabada por numerosas voces e instrumentistas.
“Cansado de andar/ triste por la vida”, dice el primer verso de este tema que en Salvador inspiró el amor de Selva Soloaga, “una noviecita de mis veinte y tantos años que se fue a estudiar farmacia a Córdoba y me dejó una gran pena en el corazón; las penas juveniles parecieran doler por más tiempo”, dice el reconocido artista, que nuevamente estará engalanando con su presencia la Fiesta del Chamamé.
Selva también cantaba, así que aprendió la letra de “Puente Pexoa” (autoría de Salvador) y le pasó la canción a “Los Trovadores del Norte”, que en concurso la presentaron en Cosquín, triunfaron y el tema se convirtió en un ícono. La relación de pareja no prosperó, pero dejó este bello broche de unión que en definitiva, trasvasó la distancia física y se consolidó en el sentimiento infinito que da la música en su proyección integradora.
Argentino Lucero fue el seudónimo de Salvador Miqueri para conformar el dúo Vera-Lucero con el que se presentó en innumerables reuniones de pueblo. Anécdotas tiene para contar y las repite con picardía porque forma parte de la “melasa” que impregna cada tema, ya con vuelo propio. En el caso de “Mi selva eterna”, por su cadencia es el preferido de los brasileros gaúchos que lo difunden como “Mulher Preferida”. La versión original lleva estribillo en guaraní, así que el asunto de la integración se da con creces al incorporar los tres vocablos (castellano-guaraní-portugués) en un mismo objetivo: cantar al amor.
“Será nuestro edén un rancho florido/ donde pasaremos días felices/ me harás olvidar el tiempo sufrido/ al saber que tú eres sólo mía”.
Moni Munilla