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“En chamamé hay que animarse a adaptar las letras a cada época”

Por El Litoral

Miércoles, 18 de septiembre de 2013 a las 01:00
ENTREVISTA AL GRUPO FOLKLORICO TAJY

Alguien dijo alguna vez que la resistencia al cambio es característica de la música litoraleña y especialmente del chamamé. No obstante, siempre hay quienes buscan transgredir y torcer las estructuras con el fin de modernizar el ritmo. Dentro de este segundo grupo se podría encuadrar a Tajy, una banda conformada hace apenas tres meses con una fuerte impronta renovadora.
Más de 20 temas propios y la inclusión del violín son las cartas de presentación de este novel trío que días atrás visitó El Litoral. “Hay que adaptar las letras a los tiempos que corren, eso fue lo que hicieron años atrás los grandes chamameceros, porque Cocomarola, Montiel, Isaco o tantos otros fueron transgresores en su época”, dijo el guitarrista Víctor Piñeiro. 

¿Cómo se formó Tajy y que significa el nombre?
Belén Arriola. Bueno nosotros somos Tajy, que significa “lapacho”, en guaraní. Hacemos música del Litoral contemporánea. Los instrumentos que tenemos son violín, guitarra y acordeón. Como grupo estamos juntos recién hace 3 meses.
Víctor Piñeiro. Fue así. En enero de este año yo estaba con Tato (el acordeonista) ensayando con otro grupo para tocar en el Festival Nacional del Chamamé. Salimos de ahí y yo lo invité al cumpleaños de mi padrino. Allí estaba Belén que había llevado el violín y dijimos: “Vamos a tocar”. Ese día nos pusimos a tocar y cuando nos dimos cuenta habían pasado 3 horas y seguíamos todavía. Cuando terminamos nos gustó la resultante sonora y dijimos, “che puede andar esto” y quedó ahí picando. Después Belén me respondió: “Quiero hacer una banda donde muestres tus composiciones”. Así lo llamamos a Tato y formalizamos. Hoy la mayoría de los temas nuestros son de Tato. Fue algo rápido y enriquecedor, un momento de mucha creatividad también. La primera vez que tocamos fue en “Nanas” (Resistencia) y acá el debut fue en “La cocina”. Fue algo bueno porque en Corrientes presentarte con una propuesta chamamecera y querer hacer temas propios es difícil, ya que a la gente le supera la pasión por su música y entonces quiere escuchar eso que le emociona que lo identifica.
B. Aparte, la mayoría de nuestros temas son instrumentales, y es difícil entrar por ese lado. Pero por suerte tuvimos muy buena recepción.
¿Qué formación tienen?
B. Tenemos distintas formaciones, yo empecé a meterme en la música hace 10 años en el Instituto de Música, tengo una formación más académica.
V. Yo tengo una formación más popular, pasé por el rock, música brasilera y también tuve una banda de jazz. Pero siempre estuvo como latente esto de hacer música de la zona.
B. Claro y el que tiene más fuerte la cuestión de raíz, del folklore es Tato, y eso está bueno porque se nota la influencia de los distintos estilos musicales. Entonces, lo que buscamos con Tajy es un enriquecimiento de la tímbrica del chamamé o de la música del Litoral en general.
V. Yo creo que acá el secreto del éxito está en Belén, porque el violín es un instrumento que ya se usó en el chamamé y fue también un empleado por los guaraníes en las misiones jesuíticas. Se convirtió en el instrumento que más llamó la atención en aquel momento.
¿A que le cantan?
Alejandro Tato Ramírez. La mayoría de los temas son instrumentales, sólo algunos son cantados. Las canciones que tienen letras son compartidas con un amigo que es un buen escritor, y es músico también, y se llama Leopoldo Pérez Obregón. El tiene una forma de escribir muy actual porque el chamamé es muy característico de las cosas del campo, el caballo, el paisaje pero en este caso logramos ser un intermedio. Es decir, respetando lo tradicional se trata de hacer una letra más actual, más contemporánea. Ese es el vacío que nosotros creemos que existe. A nivel nacional justamente hace poco hubo un congreso en donde hablaban de eso. Se debatió sobre: “Qué pasa con las composiciones de hoy en día en el folklore. Si vamos a seguir cantándole al caballo, al arriero o qué vamos a hacer”.
V. Ahí hay un problema de identificación porque la música popular está creada y apunta al pueblo, y por ahí eso es lo que está en crisis. Si bien el chamamé tiene esa fuerza, un joven hoy no se puede sentir identificado con la letra del boyero porque es una profesión que casi no se ve más, todo se suplantó por maquinaria. Por lo tanto, hay que adaptar las letras a los tiempos, y eso fue lo que hicieron los grandes chamameceros, porque Cocomarola, Montiel, Isaco o tantos otros fueron transgresores en su época. Es cierto que ellos tuvieron la particularidad de establecer una forma de tocar, pero por ejemplo Miqueri, escribía las cosas de su tiempo, entonces ahí es donde está lo difícil, en articular la raíz folklórica con lo que está pasando ahora.

¿Qué buscan en la música?
V. El sueño es poder vivir de esto. Ojalá podamos llegar a tener la suerte, la fuerza y la capacidad para poder vivir de esto.
T. Por lo pronto estamos disfrutando, hablamos muchas veces de eso y es un espacio donde podemos distendernos. Además, uno de los objetivos de la música es disfrutar y hacer disfrutar.
V. Nosotros nos levantamos y vivimos y nos acostamos pensando en música.
T. Ellos (Víctor y Belén) se recibieron, yo estoy terminando el Profesorado en Música. Por otra parte, trabajo con la música y muchas veces no toco lo que yo quiero sino lo que me piden, porque soy sesionista. 
V. El arte está muy vinculado al reconocimiento, al aplauso, pero una de las cosas que nosotros buscamos es disfrutar del sonido y sentirlo como propio y a partir de ahí, el aplauso sea uno, dos, tres o cuatro, tiene mucha más significación.

¿Aportan los festivales estatales al crecimiento de los artistas nuevos?
V. Para mí el Festival del Chamamé se transformó en un potenciador no solamente de la música chamamé sino de identidades correntinas. Lo que por ahí queda por mejorar es esto de las nuevas propuestas porque es algo difícil de aceptar. 
No estamos hablando de otro estilo sino de apoyar a nuevas iniciativas, nuevas propuestas dentro del chamamé. La gente que está con nuevas ideas y estilos la tiene que pelear desde abajo.

POR VERONICA ECHEZARRAGA

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