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El increíble experimento Filadelfia

En 1943, la Marina de Guerra norteamericana habría realizado un espectacular experimento sobre un destructor y su tripulación, buscando que el buque se vuelva invisible y no pueda ser detectado por el enemigo. Desde el punto de vista científico, resultó, pero en el aspecto humano fue desastroso. Hasta la actualidad continúa la polémica sobre si fue verdad o no.
GENTILEZA

Por Francisco Villagrán

Especial para El Litoral.

En plena Segunda Guerra Mundial, tanto en el bando de los nazis como en el de los aliados, se comenzaron a realizar experimentos secretos destinados a crear o perfeccionar armas con mayor poder destructivo que los llevara a ganar la contienda bélica. Muchos tuvieron éxito, otros resultaron un fracaso y algunos no pudieron ser terminados por los resultados nefastos que produjeron y fueron archivados en el mayor de los secretos. 

Uno de los experimentos más extraños y polémicos que aún hoy se debate entre la realidad y la ciencia ficción, fue sin duda el que llevaron a cabo en el puerto de Filadelfia, Estados Unidos, el 13 de agosto de 1943 cuando se inició una serie de pruebas tendientes a hacer invisible un buque de guerra para que pudiera filtrarse en zonas enemigas sin ser detectado por los radares. La marina estadounidense fue la responsable de llevar a cabo el ahora famoso y todavía increíble “Experimento Filadelfia”, una prueba secreta realizada sobre el destructor “Eldridge” con su tripulación completa, que fue cargado con cientos de lámparas y bobinas. El propósito habría sido el intento por desarrollar un poderoso campo electromagnético, capaz de hacer invisible al buque. Todo estaba basado en la teoría de los campos unificados del doctor Albert Einstein, que venía experimentando hace rato. Hay fotos del científico con los jerarcas de la Marina norteamericana, que testimonian que se habría reunido con los altos jefes navales.

Según declaró un marinero que habría sido testigo presencial, de nombre Carl Allen, el experimento se descontroló y si bien la nave se hizo invisible durante un corto lapso y se la habría teletransportado a 640 kilómetros de distancia, a un muelle de Norfolk, Virginia, el buque se vio durante algunos minutos y luego desapareció para regresar al sitio de su partida, en el muelle de Filadelfia, la tripulación sufrió terribles efectos secundarios. Algunos hombres habrían muerto o enloquecido, otros se habrían volatilizado, y los cuerpos de algunos hacían combustión lentamente, ante la mirada aterrorizada de los demás. A otros se les hacía invisible la mitad del cuerpo y quedaban incrustados en la estructura del buque hasta morir. El experimento, sin dudas, no funcionó y la marina lo mantuvo en secreto hasta 1950, cuando varios rumores del experimento fracasado comenzaron a circular por los distintos medios de comunicación. Oficialmente fue desmentido de inmediato, por supuesto, pero las explicaciones brindadas no dejaron satisfechos a los investigadores, que continuaron averiguando y finalmente comprobaron que algo extraño había sucedido en el muelle de Filadelfia en 1943. La extraña prueba secreta estuvo basada en la teoría de Einstein y se buscó, mediante la aceleración molecular de la materia, en este caso el buque de guerra, que la misma se vuelva invisible a los ojos humanos, aunque seguía estando allí, y podía ser transportado a grandes distancias. Luego de meses de urgar los archivos y entrevistar a distintos testigos, se llegó a la conclusión de que, efectivamente, un experimento militar se realizó en 1943 para ensayar el efecto de un poderoso campo magnético sobre un barco de guerra, el destructor “Eldridge” (DE-173), en la dársena del puerto de Filadelfia. Uno de los más interesados investigadores, en este caso el astrofísico Morris Jessup, fue contactado por el marinero Carl Allen, quien le habría explicado con lujo de detalles el espantoso experimento y su fracaso. Cuando el científico hizo públicas sus importantes investigaciones, habría sido convocado por las autoridades de la marina para que los ayude a encontrar a ese misterioso marinero testigo de los hechos que le proporcionó los datos. Pero Jessup no aceptó el trato, no quiso proporcionar la fuente de su informe y, en 1959, apareció muerto en su casa, con una nota de suicidio. Todo muy raro, “que parezca un accidente” como se dice habitualmente en estos casos…

Continúa el misterio

El tema de este experimento se fue perdiendo con el tiempo y luego, ya en la década del 70, fue reflotado por el escritor Charles Berlitz (el mismo autor de “El triángulo de las Bermudas” quien en su libro “El misterio de Filadelfia” recopila todos estos datos y reaviva el interés por este tema, que saltó nuevamente a la palestra y fue retomado por varios científicos que trataron en vano de dilucidar el misterio. La marina negó terminantemente todos los hechos; sin embargo, muchos documentos y fotos probaron lo contrario.

En todos estos años la Marina de los Estados Unidos recibió numerosos pedidos indagando sobre el Experimento Filadelfia, contestando que en parte “se cree que la base de esta historia se refiere a los experimentos que se hicieron para evitar que los barcos fueran perceptibles para las minas magnéticas”, negando terminantemente que hubiera hecho cualquier experimento relacionado con la invisibilidad. Aunque posteriormente admitieron haber tenido en sus filas a un marinero llamado Carl Allen, pero que había sido dado de baja por padecer alteraciones psíquicas. Lo cierto es que todavía hoy el enigma del experimento Filadelfia continúa sin resolverse y la respuesta al interrogante quizá todavía se encuentre encerrada en los archivos del Departamento de Marina, haciendo que la realidad y la leyenda no puedan ser separadas.

En 1984, Hollywood se hizo eco del polémico experimento, con el film de ciencia ficción llamado justamente “Experimento Filadelfia” basado en los hechos reales, pero con algunos agregados de fantasía y viajes en el tiempo, para hacer más atractiva la película. Cabe señalar que en la época que se produjo el experimento, Einstein era el asesor científico de la Marina de Estados Unidos y había dado a conocer a sus colegas muchas de sus teorías, incluida la de invisibilidad, pero luego de que sus estudios contribuyeran a crear la bomba atómica, que destruyó Hiroshima y Nagasaki, se dio cuenta de que, para aliados o nazis, esta arma era muy peligrosa en manos de cualquiera. Antes de morir, Einstein destruyó todas las notas que tenía sobre sus teorías más avanzadas, creyendo que el mundo no estaba aún preparado para poseer tales conocimientos. Y razón no le faltaba…

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