Julián Mozo
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Colaboración
¿Alguno de ustedes se acuerda de la Liga de la Justicia, aquel dibujito animado que arrancó en comics y terminó en TV, deleitando a tantos chicos con aventuras de superhéroes como Superman, Aquaman, Batman, Flash, Linterna Verde, entre otros? Acá, en la Argentina, podemos decir que tenemos algo parecido, una “Liga Solidaria”, aunque formada por ídolos de carne y hueso, deportistas de nivel mundial que decidieron ir por más que títulos, victorias y medallas.
“Ayudar a otros se ha transformado para mí en algo tan importante como ganar torneos”. Braian Toledo sufrió muchas carencias de chico y esa historia la tiene a flor de piel. Por eso su testimonio es el ideal para resumir lo que sienten los integrantes de la Huella Weber, el programa social que nació hace ocho años y hoy tiene como embajadores a 13 de los principales referentes olímpicos del país. Ellos eligen un sitio para refaccionar y Weber Saint Gobain, la empresa de construcción, se encarga del resto para mejorar la infraestructura de lugares necesitados, como comedores, merenderos, clubes y escuelas. Pero ojo, no lo hacen ahora para las Fiestas, no se visten sólo ahora de Papá Noel. Contando los ocho proyectos solidarios más importantes la empresa ya donó 1.340.000 pesos en materiales. Y tan impactante como los números o las mejoras en infraestructura son las emociones de los ayudados y el compromiso de los deportistas, dentro de un novedoso esquema de patrocinio en el que todas las partes ganan.
“Poder ayudar cierra el círculo, hace que mis cuatro títulos mundiales tengan un significado mucho mayor”. Pilar Geijo, una de las mejores nadadoras de aguas abiertas del planeta, nunca creyó lo que le iba a dar la empresa cuando se acercó hace ocho años. Ni lo que le iba a pedir. “Sólo pretendemos que se comprometan con el proyecto social que eligen y a cambio les damos las herramientas para colaborar. Este programa nació para dejar justamente eso, una huella en la comunidad, con la idea de devolver a través de nuestros ídolos olímpicos”, cuenta Mariano Bo, Director General de WSG.
“Este programa me enseñó a ser cada día una mejor persona”, asegura Chiaraviglio, alguien que pasó por todas, de ser un talento precoz (campeón mundial menor) hasta tocar fondo (2008 a 2014) antes de resurgir al llegar a las finales del Mundial 2015 y los Juegos de Río 2016. Germán eligió colaborar con el club santafesino Velocidad y Resistencia con la construcción de alojamientos.
“No tiene precio ayudar al lugar donde salí”, dice. Pareto, quizás la mejor deportista mujer de la historia, es un ejemplo de profesionalismo, dedicación y pasión. Aun hoy, siendo médica y teniendo que estudiar y hacer la residencia mientras entrena y compite, sigue en el más alto nivel del judo mundial. Pero a los 32 años valora mucho lo que hace años realiza con este programa solidario. “La Huella me da la posibilidad de hacer algo que me llena el alma. Es hermoso ayudar a los que más necesitan. Nunca me habían hecho una propuesta así, por eso no pude decir que no…”, acepta. La Peque, dos veces medallista olímpica (bronce en 2008 y oro en 2016), está desde hace siete años en el programa y ahora colabora con un comedor de General Pacheco, que alimenta a 200 chicos en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Delfina Merino viene de ser elegida la mejor jugadora de hóckey del mundo, además de ser la capitana y nueva líder de Las Leonas. Pero ella, más allá del éxito deportivo, sabía que algo le faltaba. “Hace rato venía pensando cómo poder ayudar a la gente y no se me ocurría. Hasta que apareció esta oportunidad única”, admite. Y fue muy loco cómo se encontró con el Hogar Las Trincheras, un merendero en Icaño (Santiago del Estero) que alimenta a 180 chicos. “Mi papá fue a cortarse el pelo y el peluquero le contó que estaba juntando ropa para ayudar a un merendero carenciado en el interior de Santiago. ‘Tu lugar a ayudar tiene que ser ese’, me dijo papá cuando le conté de mi idea. Me emocioné mucho, porque el destino me lo había puesto ahí… Hoy el lugar tiene apenas una tabla de madera bajo un árbol y mucha gente depende del comedor. Queremos mejorar esas condiciones”, cuenta. Delfina viajó hasta allí para conocerlo y dar el puntapié para la construcción de un hogar que incluirá educación agrícola, médica, sanitaria y de oficios.
Como notarán, el ala femenina en la Huella es muy fuerte. Geijo fue pionera en el 2012 cuando eligió como proyecto el Ringo Boxing Club de Florencio Varela, un sitio que terminó siendo mucho más que un gimnasio de boxeo, con una sala de computación para que los adolescentes tiraran más que golpes. En los últimos dos años, a través de la Huella, Pilar donó $390.000 en materiales de construcción.
“Este programa es un antes y un después en cuanto a mi compromiso con la sociedad. Cuando me sumé pude experimentar lo que es realmente ser solidario. Yo hago un deporte individual y hasta solitario, siempre estuve acostumbrada a pensar en mí, en mi carrera y necesidades. Pero, de pronto, con esta propuesta, aprendí a pensar en el otro y hoy disfruto esa transformación personal”, se emociona Pilar cuando lo cuenta.
Yésica Bopp, por ser boxeadora, tiene que pegarle al que está enfrente, pero nada más lejos de su esencia cuando se baja del ring. La bicampeona mundial minimosca es psicóloga social y por eso su sensibilidad con el otro está marcada. La Tuti apadrina dos gimnasios de boxeo, uno en Avellaneda y otro en Concordia. Weber lleva aportados materiales por 108.460 pesos desde 2016.