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Se hace notar el cambio climático

Por El Litoral

Domingo, 03 de marzo de 2019 a las 04:02

En los últimos meses, la Naturaleza grita a viva voz que está aquí y que el cambio climático es la consecuencia innegable de la desidia del ser humano, que hace caso omiso a las serias advertencias de lo que se viene si no se actúa para revertir la situación.
Los científicos continúan demostrando que los efectos del cambio climático no sólo serán una calamidad para las futuras generaciones. Académicos de Canadá, Estados Unidos, Alemania, Suecia y Gran Bretaña publicaron hace unos días un estudio en el que establecen que la superficie de miles de lagos ubicados en el hemisferio norte se congela de forma intermitente durante el invierno, debido al aumento de la temperatura. Según los expertos, la situación podría agravarse seriamente en las próximas décadas.
La investigación, publicada hace unos días en la revista Nature Climate Change, fue dirigida por Sapna Sharma, profesora de biología en la Universidad de York (Canadá). El estudio se basó en la información recopilada desde 1970 en 514 lagos del hemisferio norte. “Con estos datos, desarrollamos un modelo de clasificación para identificar qué características eran las más significativas en los lagos con superficies de hielo intermitentes”, comentó Sharma. Para ello, tomaron en cuenta factores como la altitud, la profundidad, la forma de las costas, el viento y las precipitaciones.
“El modelo tuvo una tasa de éxito del 95% e identificó que la temperatura media anual del aire era la variable más importante”, precisó Sharma. “Dado que el modelo funcionó muy bien, lo extrapolamos a la base de datos de Hydrolakes, la cual cuenta con cerca de 1.4 millones de lagos”, mencionó la investigadora. Así, los expertos calcularon que, debido al incremento de la temperatura, unos 14.800 lagos tienen actualmente un congelamiento intermitente de su superficie.
En el artículo que presenta el estudio, los autores subrayan el impacto negativo de este fenómeno en dos aspectos. El hielo sobre la superficie permite que el agua de los lagos se mantenga frío y tranquilo. De no ser así, se pone en riesgo la alimentación y el desove de distintas especies acuáticas. A la vez, los lagos que no se congelan cortan el acceso a un número importante de grupos humanos, ya que son utilizados como vía de transporte. Asimismo, las fuentes de proteínas de estas comunidades se reducen por los problemas de reproducción de los peces. Incluso, los expertos subrayan la dificultad de realizar actividades deportivas al aire libre en los meses invernales, un asunto que no es menor en varias zonas del mundo.
Según las previsiones de estos científicos, unos 35.000 lagos -repartidos en 50 países- pueden correr con la misma suerte a finales de este siglo si el clima aumenta dos grados centígrados; si el incremento llega a ocho, los lagos afectados serían más de 230.000. 
Los expertos afirman en una parte del estudio: “Uno de los primeros impactos observados del cambio climático ha sido la pérdida de hielo de agua dulce”. En este sentido, justifican su investigación asegurando que no existía “una evaluación exhaustiva a gran escala de la pérdida de hielo en los lagos”. En 2014, una investigación publicada por expertos de la Universidad de Waterloo (Canadá) -en colaboración con la Agencia Espacial Europea- en 400 lagos de Alaska mostró que, en promedio, estos depósitos de agua dulce permanecen congelados 24 días menos que en 1950. Asimismo, el enfriamiento lacustre se redujo un 22% entre 1991 y 2011.
“Hemos constatado en nuestro trabajo que un ligero aumento de la temperatura tiene ya un impacto importante en la superficie de muchos lagos. Esto puede empeorar en la misma generación. Pensemos ahora en nuestros hijos y nietos: no experimentarán el invierno de la misma manera que nosotros”, apunta Sharma.

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