¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

“La Neoizquierda”, nuevo libro de Simonetti

Por El Litoral

Domingo, 14 de abril de 2019 a las 04:03

Con motivo del lanzamiento de su cuarto libro, entrevistamos al articulista de El Litoral, Jorge Simonetti, ahora en su faceta de escritor, para indagar sobre algunos aspectos de su vida, su reconversión desde la política hacia la literatura, su visión de la política actual en el ámbito local y también nacional, y la temática de su nueva obra.

—¿Quién es Jorge Simonetti?
—Me casé hace muchos años con Gisela Cáceres Wurth, cuando éramos estudiantes de Derecho. Estudiábamos juntos mientras acunábamos nuestros hijos, y nos recibimos de abogados también el mismo día. Tenemos dos hijos y seis nietos, que obviamente hoy son la razón principal de nuestros desvelos.
—Usted tuvo una larga carrera política, ¿qué sedimentos le ha dejado?
—Tuve la satisfacción de ser honrado con varios cargos públicos, la mayoría electivos, pero lo que más ha marcado mi carrera política es el haber sido Convencional Constituyente y Presidente de la Comisión de Redacción de la Convención de 2007, que introdujo una profunda reforma a nuestra Constitución Provincial. También fui autor de varias leyes que reglamentaron aspectos de las nuevas normas constitucionales, en especial las relacionadas con el funcionamiento del Poder Judicial, como la creación del fuero contencioso administrativo, la doble instancia electoral, la regulación del Consejo de la Magistratura y del Tribunal de Enjuiciamiento de magistrados, entre otras. De alguna manera, creo haber dejado un modesto legado a mis comprovincianos y a mis hijos.
—¿Cómo ve la política provincial?
—Debo decir que la veo con una chatura muy marcada. Corrientes siempre había sido escenario de la puja entre las ideas locales y federalistas, representadas por los partidos provinciales, y el discurso centralizador de los partidos nacionales cómo el radicalismo y el justicialismo. Eso ha cambiado. La política provincial, en el transcurso del siglo XXI, se ha caracterizado por dos aspectos: el primero, la desideologización de los partidos, lo que deviene en la uniformidad política y el debilitamiento de la pluralidad. El segundo, el utilitarismo, que provoca la prevalencia de las apetencias personales por sobre las pertenencias partidarias, las alianzas no se conforman en base a las coincidencias programáticas sino a los intereses por ocupar cargos. La consecuencia de todo ello es el absoluto empobrecimiento del debate y naturalmente la profundización de un discurso hegemónico, el del poder.
—¿Cree que las fuerzas políticas provinciales tienen futuro?
—Si las cosas siguen como hasta ahora, tienen firmado el certificado de defunción a corto plazo. De un pasado protagonista han mutado a un presente parasitario, que se nutre de las sobras que dejan las fuerzas nacionales. Han perdido mensaje, contenido ideológico, se han mimetizado con los radicales o con los peronistas, y entonces fueron desplazados por la propia ciudadanía, ya no representan para la misma una opción diferente, es todo lo mismo.
—No obstante, en algunas fuerzas locales hubo una renovación generacional. ¿No ve allí posibilidad de futuro?
—Para mal de Corrientes, debo responder que no. Un ejemplo de ello es el partido más antiguo de la república, el Partido Liberal. La pasada dirigencia, que tenía concepto y ambición de poder, dejó su espacio a las nuevas generaciones, pero éstas, en mi modesto juicio, carecen de la estatura política suficiente para generar otra cosa que un cambio de alianzas en cada turno electoral, sin importar coincidencias programáticas o una mínima coherencia política, el único objetivo es conseguir algunas candidaturas legislativas. El utilitarismo exagerado les ha hecho perder altura de mira. Fíjense ahora: vienen de una alianza con el justicialismo y hoy es el gobernador radical el que elige el candidato del Partido Liberal, de una lista que le presentan. La verdad, patético. Lo propio sucede con el Panu, que de un partido de masas ha mutado en un pequeño partido de alianzas cambiantes. El Partido Autonomista está un proceso de recambio, es el que todavía puede recuperar vigencia.
—¿Y los partidos nacionales?
—El Partido Justicialista nunca termina de conformarse, los liderazgos son circunstanciales y se diluyen tras cada elección. Para colmo, ahora ni siquiera el sello se presenta a los comicios, lo que representa para los peronistas una afrenta casi decisiva. En cuánto al radicalismo, diría que están muy cómodos, armaron un “cajón de sastre” electoral, lleno de partidos de escasa envergadura. Reparten cargos pero no poder.
—Se advierte pesimismo en su óptica sobre la política correntina.
—Es verdad, aún cuando muchos se enojen, la política en Corrientes hace tiempo pasa por una chatura muy marcada, no veo que nadie plantee nada nuevo o represente una opción diferente en lo ideológico y en lo político, para que la gente pueda verdaderamente tener una opción electoral. Todos están muy cómodos dónde están, y esto vale tanto para el oficialismo como para la oposición y también para la sociedad en general. El gobierno ha tenido un ojo clínico para encontrar el método, pagar en término y poco más, y Corrientes, que en otros tiempos se caracterizaba por su inestabilidad y rebeldía, hoy pasa por un tiempo de conformismo y chatura aspiracional.
—¿Y en el ámbito nacional?
—En este turno electoral de elección de Presidente, si los candidatos son Macri y Cristina, cómo nunca antes el elector va a tener que optar por el mal menor, y creo que con ello le estoy diciendo todo.
—Volviendo al tema central de esta nota ¿qué nos puede decir de este libro que ahora presenta en sociedad, “La Neoizquierda”?
—Esta obra está escrita con un lenguaje accesible para todo el mundo. Es un ensayo político, tendiente a demostrar que la izquierda ha cambiado en todo el planeta, tanto que ha perdido su esencia y hoy, salvo contados lugares cómo Corea del Norte y Cuba, no es una ideología que contrasta doctrinariamente con el liberalismo, apenas llega a significar una estrategia para hacerse del poder, con una metodología que ha sido llevada a cabo principalmente en Latinoamérica en los tres primeros lustros del siglo XXI, con experiencias que terminaron en un rotundo fracaso.
—¿Por qué sostiene que la izquierda no representa ideología?
—Porque desde la caída del Muro de Berlín, salvando países como Corea del Norte y Cuba, inmersos en regímenes autoritarios y con niveles de vida realmente paupérrimos para su población, el ideario socialista ha muerto por imperio de su fracaso por la vía de los hechos. La idea marxista de la socialización de los medios de producción, la eliminación de la propiedad privada y de un estado ideal sin clases y sin explotados, ha quedado reducida a un pensamiento enlatado, superado y fracasado, que no ha sabido dar respuestas a los principales requerimientos de los seres humanos de una vida digna y en libertad.
—Pero, los partidos que hoy se autodenominan de izquierda, ¿qué son?
—La izquierda si no es socialista no es nada, y en esa opción la izquierda ha optado por ser nada. El proletariado ya no es la clase revolucionaria, sino un combo de sectores disímiles que buscan reemplazar la hegemonía liberal capitalista. Entonces, el acceso al poder no se produce por  la revolución,  sino por el triunfo en la batalla por la hegemonía cultural, y consecuentemente la llegada al poder por imperio de esa victoria.
—¿Queda poco marxismo leninismo en la izquierda actual?
—No sólo poco, diría casi nada, hoy Marx y Lenin han sido reemplazados por la teoría  intelectual postmarxista del italiano Antonio Gramsci, la izquierda ya no es revolucionaria sino que batalla desde la cultura, desaparecieron los intereses de clase reemplazados por la alianza de sectores, y el socialismo fue desplazado por el populismo hegemónico, nada de socialismo, mucho de estatismo y una pavorosa corrupción. El término “izquierda” ha perdido su carácter sustantivo, para pasar a ser un mero adjetivo del término “populismo”. No se habla de izquierda o derecha, se habla de populismo de izquierda o populismo de derecha.
—Pero si la izquierda ya no existe, ¿no se ha empobrecido el debate ideológico en el mundo?
—Absolutamente, porque la ideología prevalente en el 90% del planeta es la neoliberal, con su impronta de capitalismo global. Entonces, ideológicamente hay poco que discutir. El debate se ha trasladado hacia los derechos, los derechos humanos, el respeto a la diversidad sexual, el derecho de las mujeres, el ecologismo, la profundización de la democracia. La autodenominada “izquierda”, para no desaparecer, los ha tomado como columna de su lucha.
—¿El kirchnerismo forma parte de esa izquierda que describe?
—Si y no. El kirchnerismo nunca fue de izquierda en función de poder, intentó mimetizarse con la guerrilla setentista con objetivos netamente oportunistas. Pero el sustento doctrinario del kirchnerismo, si así podemos llamarlo, es el populismo, construido por su único teórico, Ernesto Laclau, recientemente fallecido, en colaboración con quién fuera su mujer, Chantal Mouffe. Es el populismo en versión criolla, una suma de políticas de reparto, autoritarismo y corrupción generalizada.
—¿Algunos datos del libro?
—Tiene 290 páginas, repartidas en cinco capítulos. Efectúa un recorrido por los sistemas ideológicos a partir del fin del medioevo, para desembocar en el análisis de las teorías políticas que marcaron el siglo XX. Analiza en particular el denominado socialismo del siglo XXI en Latinoamérica, desde Lula hasta Chávez, pasando por los Kirchner, haciendo una comparación entre la izquierda cultural de estos tiempos con los tradicionales conceptos marxistas. Por último, recala en el análisis del populismo como categoría política, concluyendo que la izquierda de hoy es el sinónimo de populismo.
—¿El libro ya está a la venta?
—Sí, puede encontrarse en la Librería ConTexto en calle 9 de Julio entre La Rioja y San Juan, y próximamente se podrá adquirir también en Mercado Libre y en Amazón (en formato electrónico o de papel) entrando a esos sitios o ingresando a mi página web, “jorgesimonetti.com”.
 

Últimas noticias

PUBLICIDAD