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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Joao Goulart y Juan Perón

Por Germán Wiens

Colaboración

Especial para El Litoral

“No Jango, no te preocupes que antes de fin de año estaremos en Argentina y desde allí vamos a promover una esperanza de libertad para Latinoamérica”. 

Juan Domingo Perón a Joao Goulart en Madrid a principios de 1973.

Esta nota tiene solo la intención de rendir homenaje a dos grandes hombres de la historia sudamericana, en el marco de las “Jornadas por la Memoria, la Verdad y la Justicia en Argentina y Brasil” que se desarrollan en Mercedes y Paso de los Libres. Uno de ellos, Juan Perón, absolutamente conocido por los argentinos, más allá de los amores y odios, presente en el memorial que solo se reserva a los grandes. El otro, Joao Goulart, tal vez no tan conocido por los argentinos, fue presidente del Brasil luego de una larga militancia política y compartió con Perón el ideario libertario y de justicia. Es importante para los argentinos, además de esas coincidencias, porque cuando estaba en el exilio fue víctima del Plan Cóndor y asesinado en tierras correntinas.

La historia sobre su exilio y muerte será contada por los propios organizadores de las jornadas. El recordatorio que pretendo, es acercar alguna información para aquellos interesados en conocer acontecimientos políticos trascendentes y poder investigarlos. 

La crisis de 1930 visibilizó además de los límites del modelo agroexportador en América Latina, también los graves problemas sociales y políticos que dejaban afuera de toda participación a los sectores populares, específicamente a los trabajadores. Esta falta de participación era tanto en lo económico como en lo político, donde las instituciones democráticas eran dominadas por el fraude electoral y el golpismo militar.

El nuevo esquema internacional cambiaba parcialmente la distribución internacional del trabajo, apelando a diferentes esquemas de industrialización por sustitución de importaciones. Ese modelo de acumulación impulsó la conformación de nuevas alianzas sociales que dieron origen al peronismo, el aprismo y velasquismo peruano, el varguismo brasileño y el ibañismo chileno. Esos gobiernos estuvieron lejos de ser idénticos, pero suelen englobarse bajo el mote de “populistas”. En términos generales, el modelo de acumulación económico “populista” fue intervencionista, nacionalista, redistribucionista, inclusivo e industrializante.

Alguna literatura especializada hace analogías especialmente entre el peronismo argentino y el varguismo brasileño, el gran elemento en común sería la incorporación de las clases populares, con distintos niveles de intensidad, a la vida política. Los pueblos reconocieron un liderazgo que encabezaba esos movimientos policlasistas. Se ampliaron los márgenes de participación política y económica de las clases más desposeídas.

El varguismo tuvo su primera experiencia entre 1930 y 1945, periodo caracterizado más por la industrialización que por la distribución; posteriormente, en 1950, Vargas asume nuevamente la presidencia de Brasil, en la que se inicia un periodo de mayor contenido social y de acercamiento a los trabajadores, manejados por el ministro de Trabajo Joao Goulart, que conocía a Perón y había viajado varias veces a la Argentina. La oposición y el empresariado, en Brasil, cuestionaban esas relaciones con el peronismo; Vargas, sometido a grandes presiones por las corporaciones, se suicidó en 1954, en 1961 asumirá la presidencia Joao Goulart, que fue derrocado tres años después con el apoyo de los Estados Unidos que lo acusaba de aplicar soluciones peronistas.

 Más allá de las coincidencias, el movimiento encabezado por Perón presenta características diferenciales -entre otras cosas- por las disímiles historias de los países y la conformación social propia de esas diferencias. No obstante, surge claramente que además del enemigo local oligárquico-militar, existe una coincidencia absoluta en el enemigo imperial foráneo. Además, debe tenerse en cuenta muy especialmente el corto periodo de gobierno del brasileño, a la vez parte de ese periodo con características parlamentaristas, que le quitaron posibilidades por un tiempo de intentar las reformas pensadas. 

Joao Goulart, según la historia contada por diferentes intérpretes y analistas históricos, y especialmente los relatos familiares, puede ser definido claramente como una especie de peronista brasileño. Sin que esto signifique una disminución en su capacidad política y solvencia ideológica. El destino quiso que pudieran reunirse y hablar en más de una oportunidad, en la Argentina antes del derrocamiento de Perón, un Goulart muy joven, ministro de Trabajo de Vargas, se interesaba en las políticas hacia los trabajadores y sindicatos, como aquellas con gran contenido social, incluso conoció a Eva. Goulart admiraba a Perón tanto como Perón había admirado a Getulio Vargas.

Estos relatos, conocidos por testimonios, entre ellos el del hijo del presidente Goulart, tienen un trasfondo político sujeto al análisis, atreviéndome a pensar de manera absolutamente personal que el proyecto consistía en construir, en Brasil, una base de apoyo político que estuviera anclada en el movimiento obrero organizado como sucedía en Argentina.

Goulart presidente, en su breve gobierno 1961/64, impulsó el reparto de tierras agrícolas no utilizadas, aumentó el impuesto a la renta, exigió a las empresas multinacionales invertir sus ganancias comerciales en Brasil. Adoptó medidas tales como la reforma agraria masiva, e inclusivas en el sector de la salud y la educación, promoviendo la alfabetización. Gran parte de su gobierno fue parlamentarista, con gran dificultad para la implementación de sus políticas.

En política exterior trató de mantener un equilibrio con Estados Unidos, pero también promovió un acercamiento político a los países del Pacto de Varsovia, manteniendo contactos diplomáticos con la Unión Soviética. Saltaba, como lo había hecho Perón, el cerco imperialista de la Guerra Fría. “Tercera Posición que nos permitió ofrecer a nuestro pueblo otro camino que no lo condujese a la explotación y a la miseria”. J. D.  Perón.

Goulart, discípulo de Vargas, entendía como aquel y como lo había entendido Perón, la necesidad de la unión entre los países sudamericanos, con base en la Unión entre Argentina y Brasil, no solo por la urgencia económica de ampliación de los mercados que sustituyan las importaciones extracontinentales, sino por la imperiosa necesidad de resistir las injerencias políticas foráneas, que imponían modelos a cualquier costo.

Esos sueños soberanos de independencia económica y justicia social fueron frustrados por la política imperial de Estados Unidos, que aliada a las Fuerzas Armadas brasileñas dieron el tristemente célebre golpe de 1964, que Bolsonaro festeja, que duró 20 años y que como otras dictaduras produjo muerte, tortura y exilio. Entre ellos Goulart, al que le quitaron todos los derechos políticos y obligaron al exilio. Radicado en Uruguay, visitó a Perón invitado por éste, en España también exiliado; seguramente (especulación del autor) conversaron sobre “La hora de los pueblos” y “Latinoamérica ahora o nunca”.

Es larga la lista de magnicidios en Sur América, a los efectos de esta nota mencionaré el poco claro suicidio del presidente brasileño Getulio Vargas, el “accidente” del ex presidente Juselinio Kubitschek ocurrido unos meses antes del asesinato de “Jango” Goulart, en su estancia en Mercedes, Corrientes. Estos dos últimos víctimas seguras del denominado Plan Cóndor. Justo en el momento que estaban armando un frente opositor a la dictadura brasileña. 

Tal vez el error de “Jango” haya sido permanecer en la Argentina luego del fallecimiento de su amigo el general Perón, más aún luego del golpe de Estado de 1976. El Plan Cóndor fue el acuerdo entre las dictaduras militares latinoamericanas, promovido por los Estados Unidos, para eliminar los líderes y militantes populares. Según los “archivos del terror”, descubiertos en Paraguay, bajo el Plan Cóndor se asesinó a 50 mil personas, se desapareció a más de 30 mil y hubo 400 mil detenidos.  

Dijo Condoleezza Rice, secretaria de Estado de Bush, en un discurso en el Senado de Estados Unidos en noviembre del 2005: “Para que el sur del continente pueda ser asimilado, debe alejarse de Perón...”. Habían pasado más de 30 años de la muerte de Juan Perón y le temían, podemos decir que aún le temen. Vaticinaba, refiriéndose a Latinoamérica, que “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. 

Tuvo razón, nos encontró dominados, pero seguimos con la esperanza. La historia continúa con las luchas populares, con el surgimiento de nuevos líderes populares, hoy perseguidos por los mismos que golpearon en el 64 en Brasil, en el 73 en Chile, en el 76 en Argentina, por mencionar algunos.

Jango Goulart fue sin duda un preclaro brasileño que luchó por la liberación de su pueblo, que admiró a Perón, donde encontró un mentor y ejemplo a seguir, que comprendió tal vez mejor que muchos de nosotros el mensaje y la obra del líder Argentino. 

El 8 de abril 2019, Lula cumple un año preso.

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