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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

En convivencia tierna con el agua, la jacana

En la tierra del agua, de los esteros y ríos, siempre estará acompañando una jacana. En días de frío, calor, coloridos o grises, ahí estará. Seguimos transitando el ciclo de aves vecinas del agua.

Por Paulo Ferreyra

Colaboración: Abel Fleita y Walter Drews

Especial para El Litoral

Visitar las orillas de los ríos y lagunas nos deja muchas ganancias para distendernos de las durezas cotidianas. Además de zafar de la rutina, aflojar tensiones y recuperar energías. Esos son cálidos y cándidos rincones propicios para esclarecer nuestras inquietudes. También lo son para veranear o contemplar los paisajes orilleros con miles de rostros verdes. Deleitan nuestras apetencias si ponemos atención a escucharlos -a las aves- mientras miramos el crepúsculo de mística belleza”, así describe Girala Yampey.

La ave de este domingo es el aguapeasó, jacana o gallito de agua (Jacana jacana).

“En una convivencia enternecedora la amistad flota en el río cuando la colorida jacana, de volar reposado, deleita la vista. Va en el aire colgando sus largas patas de finos dedos largos, le agrada posarse sobre las frágiles y circulares hojas del aguapé o nenúfar. Camina de hoja en hoja rastreando entre ellas para alcanzar así su cuota de pequeños insectos”, describe Yampey en su libro “Los habitantes del río y sus vecinos, comentarios y leyendas”.

La jacana común, también conocida como gallareta, es una especie de ave caradriforme de la familia Jacanidae habitual en los humedales de Sudamérica. Son identificables por sus pies con dedos largos y garras que les permiten caminar sobre los nenúfares flotantes y lagunas poco profundas, que son su hábitat preferido. Las hembras son más grandes que los machos (dimorfismo sexual); estos últimos, como en algunas otras zancudas (Phalaropus) toman la responsabilidad de la incubación de los huevos, y algunas especies son poliándricas. Sin embargo, los adultos de ambos sexos parecen idénticos. Se alimentan de insectos y otros invertebrados capturados de la vegetación flotante o la superficie de la agua. Habitan en todo tipo de zonas acuáticas de buena parte de América del Sur y en la provincia de Corrientes es característica en sus humedales.

Se alimentan de insectos acuáticos, moluscos, pequeños peces y también semillas de plantas de agua dulce. El dimorfismo sexual sólo se manifiesta por el hecho de que las hembras son un poco más grandes que los machos. Curiosamente, los machos son los encargados de la construcción del nido, la incubación de los huevos y el cuidado de los polluelos. Es todavía una especie común en muchas regiones de su amplia área de distribución”, describe María López Palmeyro en su blog Cultura Guaraní.

 

Avistaje

La jacana es una de las aves más emblemáticas del agua de nuestra región. Sus características nos llevan a integrarnos con el otro, ya que lo que para el observador de aves es la jacana, para el lugareño su nombre común es el aguapeasó o el gallito del agua. Entonces, los diferentes nombres empleados para la misma especie nos llevan a comprender la riqueza y la diversidad cultural. Es más, así como en muchas partes de Corrientes los niños primero aprenden a comunicarse en guaraní y luego en español, es posible que el primer nombre empleado por el observador para esta ave haya sido aguapeasó, y luego, con el tiempo, jacana.

En la tierra del agua, de los esteros y ríos, siempre estará acompañando una jacana. En días de frío, calor, coloridos o grises, andarán caminando y escarbando sobre los camalotes y la vegetación. Y aunque parezcan ariscas, nunca se alejarán demasiado de la compañía humana.

El viernes 14 salimos a observar un rato, por la tarde. Nos cruzamos con garzas blancas y moras, horneros, martín pescador mediano y martín pescador chico, y no podía faltar ella, el aguapeasó, caminando sobre el agua y comiendo.

Nos llevó al recuerdo de las siestas y las imágenes. Una de ellas en el borde de un pequeño estero, adelante de una pared formada por el pirizal verde, junto a una lomada de pastizal. La otra toma pertenece a una jornada de laguna, cuando tres juveniles se movían a la par de su progenitor, mientras se procuraban el alimento. La sorpresa y el deleite con esta especie siempre sucederá cuando, tras pequeños cacareos y caminata, la jacana extienda sus alas hacia arriba y nos deje ver por un instante un color amarillo de sueños.

 

Escondida

“Es una ave pequeña, liviana, que pueda caminar por los camalotes o por las hojas sobre las lagunas o arroyos. Posee también la particularidad de que tiene los dedos de la pata extremadamente largos. Con la misma pata ella levanta los huevos que pone sobre las hojas y los lleva bajo sus alas”, explica un observador.

“Sin embargo, la característica que más me llamó la atención fue descubrir cómo se esconde del peligro la jacana”, advierte ahora más entusiasmado Walter Drews. Intercambiamos algunos mensajes de Whatsapp, lo llamo y él me llama, la comunicación se cruza y hacemos silencio. Finalmente lo llamo y me atiende.

“Una gran característica de la jacana es cómo se esconde”, explica. “Esto lo pude observar andando una vez por los esteros. La jacana pichona, cuando es chiquita y no vuela, ante algún peligro se sumerge entre la vegetación y saca solamente el pico hacia afuera como un snorkel. Es invisible. Queda totalmente sumergida. Esto lo pude apreciar hace unos diez años, recorriendo la zona del arroyo plumero, que está en el centro del Yberá. Para llegar al lugar hay que entrar por Concepción y después por Carambola. La gente del lugar conoce estos cauces”, cuenta y sus detalles se bifurcan sinuosos como las sendas de los arroyos. Conoce cada detalle en ese mar inmenso que son los Esteros del Yberá conformados por arroyos y lagunas.    

Hacemos silencio. Nos escuchamos. Hay una pausa que en el teléfono se hace larga. Walter hizo de todo un poco en la vida. “Fui a la escuela primaria en Mercedes, el secundario en Gobernador Virasoro en una escuela agrotécnica. Intenté estudiar veterinaria en Corrientes pero no fue fácil; estando en esa ciudad trabajé en una fábrica de hielo, en el Ministerio de Salud Pública y después me incorporé al cuerpo de guardaparques como aprendiz. De eso hace ya 20 años. Después me hice baqueano por una situación particular y por apoyo de mi familia pude disponer de tiempo para recorrer los esteros. Hace cuatro o cinco años se abrió, por única vez, la carrera de guardaparque. Con más de 50 años me recibí de técnico guardaparque universitario. Hice cursos de capacitación fuera de la provincia”, relata contando en detalle el rosario de su vida. Se siente orgulloso de ese legado, con más “de 50 años obtuve un título universitario”, resalta.

“Estando en los esteros pude ver cómo la jacana pichona se escondía ante un peligro eminente. Como no podía volar, se zambulló y dejó fuera del agua el pico. En distintos manuales se puede saber las características de las aves pero difícilmente encontrar cómo son sus defensas ante el peligro. Eso se observa únicamente estando en ambientes naturales. Otra particularidad de la jacana es escucharla en los esteros. Es lo primero que se ve en los ambientes acuáticos. La diferencia entre la madre y los pichones es que es más blanca hasta que toma el color de los adultos. Los adultos, hembra y macho, presentan un escudo rojo en la frente, pico amarillo y cabeza negra. El pecho es negro y las alas son de color castaño”, concluye Walter en comunicación telefónica desde Colonia Carlos Pellegrini, Corrientes.

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