El pivote Tayavek Gallizzi regresó a Corrientes luego de la conquista de la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Perú, para disfrutar de unos pocos días de descanso junto a su bebé y su esposa, antes de reincorporarse a la selección argentina que desde el viernes afrontará el tramo final de su preparación de cara al Mundial de China.
“La medalla de oro fue un logro muy importante, ahora quiero ir al Mundial”, subrayó el santafesino de 26 años, que anhela repetir la experiencia vivida -siendo prácticamente un juvenil- en España 2014.
En diálogo con El Deportivo de radio Continental anticipó: “Voy a trabajar en estos entrenamientos al 100%, cumpliendo el rol que me toca dentro de esta selección que es muy diferente a lo que hago en Regatas. Es fundamental que las piezas encajen para que nuestros protagonistas se sientan cómodos y seguramente los doce que viajen van a ser los que mejor ensamblados estén como grupo y equipo. Por mi parte, voy a hacer lo mejor posible para ganarme un lugar en el Mundial”.
Está claro que Gallizzi hará lo que esté a su alcance para vivir una nueva competencia mundial desde el 31 de agosto próximo. Pero el “83” de Regatas vive como un premio cada día de este nuevo ciclo con la selección.
“Que me hayan vuelto a llamar para estar dentro de una preselección había sido un logro muy importante para mí”, expresó, y argumentó que “en toda la temporada que pasó, el año de las ventanas Fiba, no fui parte de ninguna, entonces, que me hayan tenido en cuenta significó que las cosas las hice bien, que otra vez había demostrado que podía ser parte de una selección. Después, otro logro cumplido fue estar dentro de los doce para la selección. A todo este proceso lo viví de otra manera porque uno nunca sabe cuándo va a volver a estar con estos cracks, que generalmente no los ves, porque juegan en otras ligas y a otro nivel, y no sabés cuándo vas a volver a compartir con ellos. Por eso a esta selección la estoy súper disfrutando tanto adentro como afuera de la cancha”, confesó.
La vara alta
Argentina conquistó el oro de los Panamericanos 25 años después de aquel título en Mar del Plata 1995 y por segunda vez en su historia. Un logro para el que se mentalizó desde el primer día de entrenamiento. “En lo que fueron los entrenamientos en Buenos Aires veníamos diciendo que nosotros teníamos que ganar la medalla de oro”, sostuvo Gallizzi. “En ese momento era poner la vara muy alta, porque si bien éramos candidatos, a la vez una mala noche te puede dejar afuera del torneo, o una noche que al rival le toque meter todas, que a veces pasa, te puede complicar un partido y ya empezás a pelear por una medalla de bronce, por ejemplo, que no era el objetivo”, remarcó.
Ya con el torneo en curso, para Gallizzi fue clave ganar uno de esos partidos que “se complicó de más”, aquel triunfo sobre República Dominicana que les permitió quedarse con el primer lugar de su zona. “Contra Dominicana se nos complicó y terminamos llevando el juego al suplementario, algo que parecía imposible. La metimos, las pelotas claves entraron, las de ellos no, y forzamos el suplementario, que ya fue otra historia, porque ahí fuimos más criteriosos para jugar, lo fuimos a buscar al partido, ganamos y clasificamos, y ese triunfo fue fundamental porque nos clasificó primero directamente y nos dio la posibilidad de, contra México, guardar jugadores y repartir minutos para llegar más descansados para la semifinal”.
Luego del traspié con México, se jugaron las semifinales y la final, instancias en las que Argentina llegó a su mejor versión dentro de la cancha para subirse a lo más alto del podio. “Oveja (Sergio Hernández, DT) se mantuvo muy tranquilo durante todo el proceso, pero desde un principio nos decía ‘nosotros somos protagonistas y vamos a ir por la de oro’, y así todos los días. Y ahí está, misión cumplida. El tiene una visión de juego, una madurez y una experiencia para manejar este tipo de grupos y situaciones, y eso nos lleva a jugar bien, y lo conseguimos en un proceso muy corto de tiempo, que es muy difícil, pero se logró en las semifinales con Estados Unidos y en la final con Puerto Rico”, destacó “Taya”.
El interno argentino valora la experiencia de Lima más allá de la consagración deportiva, gracias a los momentos vividos en la villa olímpica, la posibilidad de compartir horas, charlas y anécdotas con sus compañeros, además de ver a otros deportistas argentinos.
En particular se refirió a la labor de Luis Scola, el capitán argentino de 39 años, sobreviviente de la Generación Dorada y un faro para los más jóvenes. “Está cada año mejor, en otro nivel y la verdad es que no me lo imagino retirándose algún día, pero algún día nos vamos a quedar sin Scola en la selección. Pero él sigue haciendo su trabajo silencioso con los chicos nuevos que quieren seguir entrenando y progresar, por ejemplo a Agustín Cáffaro lo llevó a entrenar en la cancha que él construyó en su campo y lo tuvo ahí 15 días, trabajando exigentemente, ya que no es fácil seguirle el ritmo a Luis, que es recontra profesional en todos los aspectos siempre”, narró.
Exigirse al máximo
Gallizzi también remarcó el destacado presente de sus compañeros que juegan en ligas europeas de primer nivel Fiba. “La verdad es que están en un nivel que te obliga a exigirte al máximo, a ser mejor todo el tiempo y tener otro tipo de recursos. Por ejemplo, los primeros días me costó un poco adaptarme a los pases mágicos de (Facundo) Campazzo, que por ahí pensás que no te está viendo porque lo tenés de espaldas, atacando el aro, y pensás que no sabe dónde estás, pero te tira una pelota en el pecho que si no estás atento termina en pérdida. Ahí te das cuenta de la madurez y visión de juego que tienen ellos y que hay que seguirles el ritmo”, concluyó.
Regatas, Victoriano y un despegue en la confianza
“Taya” resaltó la buena temporada que vivió en Regatas como un factor decisivo para su llegada a la selección.
Rescató una anécdota de la llegada de Omar Cantón al equipo como “gancho” para relatar su progreso en el Fantasma. “La confianza me la brindó totalmente (Lucas) Victoriano y también mis compañeros. Recuerdo que cuando Omar (Cantón) llegó al club hicimos una competencia de triples a ver quién metía más, y le gané. Me sirvió mucho que dentro de la posición de pivote haya un pivote que tire de tres puntos, porque cuando yo entraba en la misma posición mis compañeros sabían que el cinco puede tirar de tres, y si bien no me animaba al principio, hasta que en un partido me animé, un clásico contra San Martín, y claramente aparte de sumar ese tiro de afuera, fue la confianza que Lucas puso en mí, al igual que mis compañeros; eso me hizo sentir mucho más cómodo en la cancha y hacer las cosas que me salen bien, y sacarle el máximo potencial, más sumar algún tiro de tres o de dos de media distancia, todo eso me llevó a estar en la selección nuevamente”, subrayó.