Valija, mochila, la infaltable cámara fotográfica que le permite desarrollar su hobby principal, además de un par de regalos para los anfitriones y un programa de actividades bien trazado en la memoria.
Todo eso seguramente conformó el entorno de unas vacaciones 2020 que Nicolás programó en Israel, país en el que vivió unos años y al que llegó en los primeros días de marzo para visitar a los amigos. En ese momento el coronavirus parecía lejos de Argentina y nada hacía presuponer la tan rápida expansión de la pandemia que se experimentó a poco de haber aterrizado en Tel Aviv.
A partir de allí comenzó un periplo particular para Nicolás Jacobo, tal su nombre completo, un correntino de 30 años que contó a El Litoral su experiencia, lo cual bien sirve para graficar cómo cambiaron las cosas en el exterior y el país en apenas un mes.
Actualmente, Nicolás permanece en aislamiento preventivo en la capital correntina y del otro lado del teléfono relata cronológicamente lo vivido en dos semanas y media, en las que iban a ser unas vacaciones comunes, pero que, como el mundo mismo, de golpe mutó en excepcionales y hasta riesgosas. El 1 de marzo emprendió el viaje. Al día siguiente llegó a destino y las noticias sobre casos de infectados por el covid-19 le dieron una extraña bienvenida: “Había restricciones, gente que tenía que estar en cuarentena, y según las indicaciones, yo no. Pero sí debía hacerlo, por ejemplo, el que venía de España, Italia y China, obviamente”, indicó.
En este sentido, aclaró que “si bien había llegado en un vuelo de España, mi situación fue distinta porque solamente hice escala allí,así que no tenía que entrar en cuarentena”.
Al tercer día en Israel, “se detectó que en un vuelo de Madrid a Tel Aviv había un enfermo, por lo cual todos los pasajeros tenían que entrar en cuarentena. No fue mi vuelo, por suerte, entonces la vine zafando toda la semana”, dijo.
Sin dudas las vacaciones ya fueron atípicas desde el principio, “y uno se daba cuenta de que todo se complicaba con el paso de los días”, acotó. No obstante, “en un principio tuve al menos una semana normal de turismo señaló-; después ya se hizo más compleja la situación. En eselapso se registraron más casos confirmados y la genteestaba en alerta máxima”.
A medida que pasaban los días, la situación se volvía más intrincada. “Todo lo que ahora está pasando acá, ya pasó en Israel: gente en cuarentena que, sin embargo, salía de sus casas; otros que no hacían caso a las demás restricciones, una situación que, sin embargo, a la larga se encaminó y después se respetó todo lo exigido, tomando noción de la real gravedad del caso. Luego, en las calles se notaba el casi nulo movimiento”, describió Nicolás. En los supermercados mucha gente se apresuró a comprar alimentos. “No se presentó un escenario de desabastecimiento, aunque ahora escuché que faltan ciertos productos, pero en aquellos días hubo un poco de esa locura de la gente vaticinando el apocalipsis”, dijo.
“Estuve casi todo el tiempo en Tel Aviv y un solo día fui a Jerusalén, y la verdad es que la vi bastante vacía: en esos momentos Israel ya había cerrado su cielo y por eso no había tantos visitantes”, recordó Nicolás y agregó: “Hay varios sitios que siempre tienen visitas masivas, como en el barrio cristiano. La iglesia del Santo Sepulcro estaba semivacía, cosa que no pasa normalmente. Se notaba mucho la diferencia".
Ese contraste, el de un habitual escenario urbano atiborrado de personas y las actuales calles desiertas, lo trajo grabado en varias de sus fotos: una desolada plaza de Tel Aviv, una oración con barbijo en el Muro de los Lamentos, los empleados de un supermercado con protección necesaria, colectivos vacíos, una madre y su hijo esperando en una estación de trenes y pasajeros con mascarillas en pleno vuelo de regreso.
Días confusos
“En un primer momento, Israel tomó medidas que al principio parecían extremas para muchos, pero al final se vio que fueron muy convenientes. Durante los primeros tres días se pensaba que el gobierno estaba exagerando con la cuarentena y demás medidas. Pero la situación se complicó por el avance del virus, porque es un país chico con alta densidad poblacional y así la enfermedad se propaga muy rápidamente”, explicó Nicolás.
“Ahora hay muchos contagiados y creo que llegan a los 8.000. Para un país de 8 o 9 millones de habitantes, es bastante, pero creo que pese a todo se están manejando bien”, destacó.
Pésaj
El correntino mantiene contactos con sus amigos de Israel y el impacto del coronavirus es el tema central. “Ellos están bien, pero les preocupa toda esta situación. La salud importa y mucho; la mayoría de mis amigos están muy preocupados por sus padres, por eso también se encierran. De hecho, este mes se conmemora la noche de Pésaj (Pascuas judía: desde la tarde del 8 de abril hasta la tarde del jueves 16) y ya han anunciado que la gente no se va a poder juntar a cenar. Lo cual genera preocupación, pero se comprende por la situación”, manifestó Nicolás.
Asimismo, “se suma la incertidumbre por la situación económica-laboral: creo que llegaron a un 25% de desocupados por el parate en la actividad económica”, advirtió.
Aeropuertos Tras una primera semana de turismo y una segunda ya más complicada, sólo quedaban unos días más para emprender el regreso a la Argentina. “Tenía que quedarme mucho más tiempo, pero luego de la segunda semana ya empecé a buscar pasaje para regresar, porque se notaba que tanto acá como allá iba a ser todo un problema: me tenía que volver”, contó.
Con buen trato del consulado, logró conseguir vuelo de regreso a la Argentina, saliendo desde Turquía, aunque lo negativo fue el poco compromiso de las aseguradoras nacionales. De todas maneras, “logré adquirir rápido el pasaje y por suerte tuve una experiencia positiva en general. Sin embargo, me crucé con gente en Ezeiza y en el colectivo a Corrientes me contaron que realmente no la pasaron tan bien”.
En el aeropuerto argentino “el operativo fue impecable,nos recibieron muy bien, con mucha tranquilidad, paciencia y ayuda constante. Todos fuimos chequeados para ver si teníamos síntomas. La gente había llegado tensa, porque los vuelos eran traumáticos: cuando alguien tosía ya se encendía un alerta general”.
Después, “viajar a las provincias de destino era muy complicado. Había gente de Corrientes que estuvo varios días en Buenos Aires aguardando algún micro. Yo pude hacerlo bastante rápido, pero el viaje se hizo muy largohasta casa”.
Ahora Nicolás cumple un riguroso aislamiento, sin contacto con nadie. “Dentro de todo está bastante bien la situación local, aunque hoy se ve por la ventana mucha gente transitando, eso es un poco preocupante, pero hay que hacer hincapié en la prevención”, sostuvo el joven que tiene con sus socios una agencia de publicidad de marketing de redes sociales y se desempeña en una empresa ligada al sector de la construcción.
“Quiero agradecer al Ministerio de Salud Pública porque desde que llegué se ha puesto en contacto conmigo para saber si está todo bien”, destacó y subrayó luego: “Ahora hay que tener paciencia, acá cuesta porque tenemos una situación económica que no ayuda a eso, porque hay gente que debe salir a trabajar, pues de lo contrario no puede alimentar a su familia. Lo que pasó ayer (por el viernes) en los bancos, esas aglomeraciones, no puede pasar más”. “Lo importante es la salud, pero ojalá pronto se vayan normalizando de a poco las cosas”, concluyó