Diana Miqueri es kinesióloga en el área de cuidados intensivos de pacientes críticos post-covid del Hospital Escuela de la capital correntina. Oriunda de la localidad de San Cosme, creció escuchando a su tío, el reconocido músico Salvador Miqueri, y como no podía ser de otra manera, por la portación de apellido y sangre, comenzó a cantar con la misma pasión con la que se formaba profesionalmente en las ciencias médicas. Catequista desde muy joven, y hasta el día de hoy, supo unir la kinesiología y el arte.
“Amo mi carrera, no podría hacer otra cosa en mi vida”, dice la kinesióloga, que además es docente en la Unne, para continuar con su relato: “La terapia intensiva es un lugar muy difícil, es difícil, para la familia, para el paciente, y es muy difícil para el profesional que está ahí, médicos, enfermeros, radiólogos, personal de limpieza, maestranzas, kinesiólogos, y es muy difícil porque uno se roza con la muerte a diario, y por tal motivo uno puede correr el riesgo de perder la sensibilidad, de perder el respeto por la vida, y por ese ser que está cuidando. Yo siempre le pido a Dios que nunca me permita perder esa sensibilidad”.
La artista y profesional de la salud explicó que existen estudios científicos que demuestran que hasta el paciente más dormido o más sedado percibe la cercanía humana, el contacto de la mano, el oído, “por eso le ponemos música cuando el paciente comienza a despertar de la terapia, como un estímulo sensorial. Y resulta que yo tengo la posibilidad de cantar, que heredé de mi familia, y siempre canté mientras trabajaba, era y es una manera de hacer mucho más agradable el lugar donde uno está trabajando”, relató.
Diana Miqueri inició su carrera en el hospital de la localidad de Saladas, y contó con mucho orgullo: “Hace poco tiempo fui a llevar a mi mamá para unos estudios, y me encontré con quien era mi director, y él me preguntó: ¿le seguís cantando a tus pacientes mientras los atendés? Cosa que me emocionó mucho, porque está muy bueno que la gente te recuerde con una sonrisa por algo que hacés o que hiciste con toda tu alma y sinceridad. Yo siempre le canté a mis pacientes, no sé si con toda la conciencia de lo importante y todo lo que hace la música en el paciente, pero yo siempre lo hice de manera que ese contacto o encuentro que uno vive con su paciente, sea como más suave, más cálido, más cercano, más alegre y motivador”.
Hace poco tiempo se viralizó un video donde le cantaba a un paciente: “El paciente me había escuchado cantar a otro paciente, entonces, cuando me acerque a él, me pidió que también le cantara, y me pidió un tango, porque a su papá, que ya no estaba entre nosotros, le gustaba mucho el tango, entonces esa música le hacía acordar a su papá, siendo que faltaba dos días para el día del padre, y cantamos juntos, fue muy motivador para el paciente y muy emocionante para mí. En ese momento, mi residente estaba frente a mi paciente y comenzó a grabar con su celular para luego subir a las redes sociales”, recordó.
La profesional estuvo un año sin poder trabajar, debido a un cáncer que superó, pero desde ese momento su vida cambió porque vivió de manera personal esa ayuda emocional que todos necesitan en momentos difíciles de salud.