Por Rodrigo Galarza
Especial para El Litoral
En la tradición literaria occidental nos encontramos con ejes temáticos que se repiten y que, a su vez, se han ido renovando, o mejor dicho, adaptando a las pautas sociales de los tiempos en que aparecen. Así por ejemplo la peripecia del héroe: su viaje iniciático plagado de pruebas entre las que destaca el descenso al infierno (catábasis) lo hallamos en Homero, Virgilio, Dante, Cervantes; y en nuestros Sábato y Marechal, por nombrar algunos.
En esa línea clásica destaca el desarrollo de los llamados tópicos literarios que cada época resalta. Nos encontramos con el “carpe diem” (goza el día presente) que nutrió al Renacimiento pero que provenía del Horacio del siglo I a. C. Saltemos entonces al XIX, a Whitman, quien lo retoma para dar expresión a una voz absolutamente moderna y universal.
¿Qué poeta de nuestro tiempo no ha escrito alguna vez sobre el tiempo que pasa irreparablemente? ¿O sobre “la vida es sueño”? Dos importantes tópicos del barroco.
A fin de cuenta la literatura no solo se nutre de la vida sino también de la literatura. Existe una relación secreta o manifiesta entre los textos de uno u otros autores, eso que Julia Kristeva (apoyada en M. Bajtin) llamaría “intertextualidad” en el siglo XX, pero que viene cabalgando los siglos.
Siempre hemos pensado que algunas letras de chamamé toman tópicos de las del tango y con ello las tradiciones absorbidas por la música rioplatense.
Señalemos alguna brevísima consideración acerca de las letras de la época dorada de tango:
-Tendencia al modernismo. Temática y recursos. No solo el de Rubén Darío sino también (y especialmente) de Amado Nervo (1870-1919). Pensemos en el célebre “El día que me quieras”. El texto de Lepera es una paráfrasis de un poema de Nervo que incluso se titula igual y que comienza así: “El día que me quieras tendrá más luz que junio; / la noche que me quieras será de plenilunio, / con notas de Beethoven vibrando en cada rayo/ sus inefables cosas, / y habrá juntas más rosas/ que en todo el mes de mayo”.
Si vamos hacia el chamamé nos encontramos con “Cuando tú me quieras” del recordado dúo Úbeda-Chávez, letra de Polito Castillo: “Cuando tú me quieras se irán los dolores / renacerán flores en mi corazón / cuando tú me quieras feliz y contento / lanzará a los vientos mi dulce canción / Notas de alegrías palabras dichosas / de color de rosas ya se adornarán / pues mi melodía se oirá alegremente / en voces ardientes que la entonarán”. Termina diciendo: “Hoy sufro las ansias de entregarme preso / a los dulces besos de tu boca en flor / llena de fragancia de esencia divina / de voz cristalina me invada de amor”. Mientras que Nervo: “Las fuentes cristalinas / irán por las laderas / saltando cristalinas / el día que me quieras”. Y Lepera: “Traerá quieta la brisa / rumor de melodías / y nos darán las fuentes / su canto de cristal”.
El diálogo entre estos textos propone no solo el desarrollo de un tópico sino también sus procedimientos estilísticos.
No es casualidad que Santiago Adamini (1895-1969), integrante de la “guardia vieja” del tango, entregase a Cocomarola la letra de “Mírame”, sin duda inspirado en Nervo y su “Amada inmóvil”, poemario que dio lugar a una película del mismo nombre estrenada en 1945. Años antes, en 1935, aparece en la misma estela “Sus ojos se cerraron” de Lepera, interpretado por Gardel (autor de la música) en la película “El día que me quieras”.
El poemario de Amado Nervo “La amada inmóvil” surge tras los días de velatorio de su joven amada: “… Que tal vez sueño despierto/ que muy pronto te veré, / y que dirás: ‘¡No es cierto,/ vida mía, no he muerto;/ ya no llores…, bésame!’(…) ‘Hay un alma! ¡Qué dicha! / No es que sueñe despierto... / Me miras y te vuelvo a mirar”. Mientras el chamamé “Mírame” dice: “Mírame despierta vida mía / Tú no debes irte sin hablar / Mírame mi bien como lo hacías / Cuando me decías ‘no te he de olvidar’”.
¡Salud, poesía y libaciones!
Muestrario Mínimo
El día que me quieras
Acaricia mi ensueño
El suave murmullo de tu suspirar
Como ríe la vida
Si tus ojos negros me quieran mirar.
Y si es mío el amparo
De tu risa leve que es como un cantar
Ella aquieta mi herida
Todo, todo se olvida.
El día que me quieras
La rosa que engalana
Se vestirá de fiesta
Con su mejor color
Y al viento las campanas
Dirán que ya eres mía
Y locas las fontanas
Se contaran su amor.
La noche que me quieras
Desde el azul del cielo
Las estrellas celosas
Nos miraran pasar
Y un rayo misterioso
Hará nido en tu pelo,
Luciérnaga curiosa
Que vera que eres mi consuelo.
El día que me quieras
No habrá más que armonías
Será clara la aurora
Y alegre el manantial,
Traerá quieta la brisa
Rumor de melodías,
Y nos darán las fuentes
Su canto de cristal.
El día que me quieras
Endulzara sus cuerdas
El pájaro cantor,
Florecerá la vida
No existirá el dolor.
La noche que me quieras
Desde el azul del cielo
Las estrellas celosas
Nos miraran pasar
Y un rayo misterioso
Hará nido en tu pelo,
Luciérnaga curiosa
Que vera que eres mi consuelo.
Alfredo Lepera
Cuando tú me quieras
Cuando tú me quieras se irán los dolores
renacerán flores en mi corazón
cuando tú me quieras feliz y contento
lanzaré a los vientos mi dulce canción
Notas de alegrías palabras dichosas
de color de rosas ya se adornarán
pues mi melodía se oirá alegremente
en voces ardientes que la entonaran
Cuando tú me quieras morirán las cuitas
la dicha infinita en mí reinarán
serás compañera de todos mis días
de inmensa alegría tú me embriagarás
Escucha mi dueña a tu fiel trovero
que leal y sincero siempre piensa en vos
que lograr su empeña su adorado sueño
quiere ser tu dueño te lo juro yo
Hoy sufro las ansias de entregarme preso
a los dulces besos de tu boca en flor
llena de fragancia de esencia divina
de voz cristalina me invada de amor
Polito Castillo
Mírame
Tienes veinte años, quien diría
Tus ojos preciosos me van a dejar
Ábrelos y mira, mira la tristeza
Que dejas en torno de tanta ansiedad.
Todo te lo llevas vida mía
Tus ojos, tus besos y tus sueños de amor
Y aquella promesa, que abriera la herida
Que hoy llevo sangrando en el corazón.
Mírame despierta vida mía
Tu no debes irte sin hablar
Mírame mi bien como lo hacías
Cuando me decías 'no te he de olvidar'...
Háblame, levanta la cabeza
Quiero que me vuelvas a besar
Antes que te alejes y que el frío
Te envuelva en la sombra de la eternidad.
Todo te lo llevas vida mía
Tus ojos, tus besos y tus sueños de amor
Y aquella promesa, que abriera la herida
Que hoy llevo sangrando en el corazón.
Mírame despierta vida mía
Tu no debes irte sin hablar
Mírame mi bien como lo hacías
Cuando me decías 'no te he de olvidar'...
Háblame, levanta la cabeza
Quiero que me vuelvas a besar
Antes que te alejes y que el frio
Te envuelva en la sombra de la eternidad.
Santiago Adamini
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