Uruguay aprobó la despenalización de la eutanasia el miércoles. Luego de una sesión de más de diez horas de duración en el Congreso, la iniciativa obtuvo la mayoría de las voluntades y se convirtió en ley.
“Depende de nosotros que (los pacientes) tengan la posibilidad de elegir”, dijo el Daniel Borbonet, del Frente Amplio, pocos minutos antes de que se aprobara la norma. Se sancionó con 20 votos a favor, de un total de 31 parlamentarios.
“Si hay alguien que puede decir cuándo luchar y cuándo no, son los pacientes”
Uruguay se sumó a Colombia y Ecuador como los únicos países sudamericanos en despenalizar la eutanasia. La norma fue aprobada bajo el título de “Muerte Digna”.
“Los que no deseen eutanasia, no la pedirán. Acá no se obliga a nadie; no se impone conducta ni se sustituye nada existente. Eso es, conceptualmente, lo que hemos querido decir. (...) Si hay alguien que puede decir cuándo lucha y cuándo no, son los pacientes”, agregó Borbonet.
Tras una primera aprobación en general de la norma, estaba previsto que se discutieran los artículos en particular. Sin embargo, tras una petición para que se votara en bloque, y luego de desglosar el artículo 4 y el séptimo, se aprobó.
Unas horas antes, el senador Gustavo Zubia, del Partido Colorado, mencionó que creía que el proyecto “necesitaría reformas importantes en su diseño general. De esa forma, un marco de garantías daría mayor estabilidad a un sistema que, con estas bajas garantías, puede dar resultados negativos”.
La senadora Graciela Bianchi respondió a Zubia. “¿Querés que te diga cuánto cuesta atenderte en un seguro privado de salud? ¿Cuánto cuesta un medicamento? ¿Cuál es el negocio ahí? ¿Que se muera el paciente o cobrar esos altísimos costos?“, planteó la representante del Partido Nacional.
Su postura reflejó parte de un debate que abordó las condiciones en las que llegan muchos pacientes a determinada etapa de la vida o que sufren enfermedades terminales; el costo económico que puede representar o la capacidad de elegir sobre su propia vida, además de la diferencia entre cuidados paliativos y la eutanasia. Aunque era una posibilidad, la discusión no estuvo marcada por aspectos religiosos.
“Lo que la gente tiene derecho a hacer, que es el derecho que consagra esta ley, es obtener ayuda médica para morir en paz, en tranquilidad, sin temor, sin violencia, dignamente. Si no puede hacer eso, no son libres para tener la muerte que quieren tener. Me parece que este sí es un tema de libertad. (...) Estamos proveyendo esos medios”, expuso el senador Ope Pasquet, del Partido Colorado.
Luego de las ponencias, y de que se cerrara la votación, la discusión se cerró entre aplausos. Uruguay se convirtió en el primer país de la región en aprobar, a través del congreso, la despenalización de la eutanasia. Colombia y Ecuador lo había hecho mediante fallos judiciales.
El testimonio que conmovió al Parlamento
Entre los presentes en las gradas del Palacio Legislativo se encuentra Beatriz Gelós, una docente de 71 años que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA) desde hace 19 años. Su historia, marcada por la imposibilidad de realizar tareas cotidianas y el sufrimiento físico, fue uno de los argumentos más potentes durante la discusión en Diputados.
“Me daría una paz impresionante que se apruebe. Es una ley de compasión, muy humana, muy bien redactada”, dijo Gelós a la agencia de noticias AFP.
Si su deseo se cumple, Uruguay se unirá a un reducido grupo de países que permiten el procedimiento y en el que figuran Canadá, Colombia, Países Bajos, Nueva Zelanda y España.
Colombia se convirtió en 1997 en el primer país de América en despenalizar la eutanasia por decisión de la Corte Constitucional, aunque la primera eutanasia legal se realizó en 2015.
Desde 2021, el acceso está permitido incluso a personas con enfermedades graves e incurables no terminales. En 2023 se practicaron unas 270 eutanasias, casi un 50% más que en 2022, según el Laboratorio DescLAB.
TN