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Todo lo que tenés que saber sobre la enfermedad venosa

Las “arañitas” o las várices pueden ser los síntomas visibles de esta enfermedad cuyos síntomas afectan a alrededor de 8 de cada 10 personas. 

n Las arañitas y las várices son mucho más que un problema estético. Pueden ser el primer indicio visible de la enfermedad venosa crónica, una afección que de no ser tratada puede causar graves consecuencias en la salud y afectar severamente la calidad de vida. En esta enfermedad se ven afectadas las venas, las cuales tienen problemas para retornar la sangre de los miembros inferiores al corazón. Normalmente, las venas son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón, en los miembros inferiores este trabajo es realizado en contra de la gravedad y organismo se vale de las válvulas que tienen las venas y del bombeo que ejercen los músculos para hacer dicho trabajo. En los casos de enfermedad venosa crónica, las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan. Esto provoca que las venas permanezcan llenas de sangre, especialmente al estar de pie.

“La patología venosa afecta frecuentemente los miembros inferiores, pero puede tener su origen en algunos casos en la pelvis y el abdomen. Esto se conoce como varicocele y puede causar síndrome de congestión pélvica”, explicó el doctor Oscar Gural Romero (MN 90859), Jefe del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro. “Se estima que el 80% de la población mundial padece de algún signo de la enfermedad venosa: arañitas vasculares, dolores o várices”, señala Gural Romero. “Por lo general, suele a afectar a las mujeres ya que en la mujer hay variables que no están en el hombre: variaciones hormonales, embarazos e ingesta de anticonceptivos. Todos estos factores hacen que aumente la incidencia que, actualmente, es de casi el 70% en mujeres y 30% en hombres”.

“La expresión de la enfermedad venosa crónica no es igual en todos los pacientes”, aseguró el doctor Marcelo Dándolo (MN 80081), cirujano vascular, miembro del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro. “Puede causar diferentes signos y síntomas. Hay un estadio en donde no hay signos visibles y el paciente puede presentar síntomas como pesadez de piernas o cansancio, predominantemente vespertino. En otros, la enfermedad inicia con las ‘arañitas’, y en algunos casos progresa a las várices, alteraciones cutáneas y úlceras.  Algunos pacientes pueden presentar hormigueo, prurito y edema vespertino, es decir, hinchazón a la última hora de la tarde, fundamentalmente, en los tobillos”.

Tratamiento 

Esta enfermedad tiene diversos tratamientos y su elección depende de múltiples factores, entre ellos, la propia anatomía del paciente y el estadio de la enfermedad. La recomendación es iniciar el tratamiento lo antes posible y no discontinuarlo para así evitar su progresión: estudios estiman que sólo 1 de cada 4 personas consulta a un médico y es tratada.

“El tratamiento de la enfermedad venosa crónica va a depender del grado de afectación, de la zona afectada y del grado de complejidad, pero se trata en todos los niveles. En todos los estadios de la enfermedad se indican el tratamiento médico, venotónico y medias elásticas de compresión. Para el abordaje específico de várices de miembros inferiores se utiliza el tratamiento esclerosante convencional, esclerosante con espuma bajo guía ecográfica-Vein Viewer, ablación con láser- radiofecuencia endovascular y la cirugía convencional. En caso de evidenciarse una conexión u origen pélvico -como el varicocele- es posible resolver con técnicas endovasculares como embolización con espuma y coils. Indicamos técnicas de implante de stent a los cuadros compresivos venosos o post-trombóticos con excelentes resultados”, concluyó el especialista Marcelo Dándolo (MN 80081), cirujano vascular, miembro del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro.

Úlceras venosas

Las úlceras venosas, el estadio avanzado de la enfermedad varicosa, que pueden producirse de forma espontánea, posterior a un traumatismo o infección de piel y por lo general aparecen en el tercio inferior de las piernas, generalmente en la cara interna. Como consecuencia puede haber solo pérdida de piel, pero en algunos casos se llega a observar hasta tejidos más profundos como músculos, ligamentos o hueso. Las úlceras venosas afectan principalmente a las mujeres con respecto a los hombres (3 a 1), y según se conoció recientemente en Estados Unidos son la quinta causa de discapacidad laboral, afligiendo al 1% de la población mundial y el 5,6% de la población mayor de 65 años.

Por tal motivo, la Asociación Argentina de Cirugía acerca algunas aclaraciones con el objetivo de conocer un poco más sobre el tema y así ayudar a derribar algunos mitos.  Todo con el asesoramiento del Dr. Daniel Fernández, Médico Cirujano, Especialista en Flebolinfología. Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía (MN 87536). Jefe del Sector de Flebología, Linfología y Cura Avanzada de Heridas del Hospital Británico de Buenos Aires.

¿Todos los pacientes con enfermedad venosa pueden llegar a tener úlceras? 

No. Aunque las ulceras venosas son un estadio avanzado de la enfermedad varicosa, no todos los pacientes que posean varices van a tenerlas. Esto dependerá principalmente de los cuidados y controles que realice el paciente sobre sus piernas.

¿Cuáles son las medidas de cuidado que se pueden tomar para evitarlas?

 La prevención es el principal determinante para evitarlas. Si un paciente posee várices aisladas pero en un estadio poco avanzado es recomendable que aún así realice la consulta con el especialista, ya que las mismas pueden ser tratadas de manera ambulatoria y con menores riesgos, evitando así la progresión de la enfermedad. Pero si el paciente ya presenta hinchazón de piernas, cambio de coloración en la piel y/o varices voluminosas, es recomendable que además de evaluar un tratamiento quirúrgico sobre la insuficiencia venosa para disminuir los riesgos de ulcera, también sea necesario un cambio de conducta o hábitos. Algunas opciones recomendables pueden ser: la elastocompresión (uso de medias terapéuticas o vendaje elástico), realizar ejercicios aeróbicos (caminatas, bicicleta, natación), mantenerse en peso saludable, hidratación de la piel y en casos necesarios, el especialista evaluará la necesidad de complementar todas estas medidas con una medicación circulatoria.

¿Qué hacer en caso de que ya se tenga una úlcera venosa? 

Primero hay que evaluar si esa ulcera es de causa venosa o no; ya que no solo la insuficiencia venosa puede producir úlceras, también existen otras patologías, como las arteriales, infecciosas, traumáticas, reumatologías, por diabetes, entre otras. Para esto siempre es necesario acudir a un especialista, el cual determinara el origen de la misma y el tratamiento a seguir. Es importante aclarar que, aunque la úlcera sea de causa venosa, no existe un único tratamiento para la misma, ya que este dependerá de cómo se presenta clínicamente. Es decir, si el fondo es limpio o presenta restos de tejidos necróticos; es húmeda o seca; está asociada a síntomas generales como dolor, aumento de temperatura local o fiebre. Por lo tanto, es el especialista quien tomará medidas locales y generales para definir cada caso. En la mayoría de los casos se suele recomendar curaciones oclusivas, asociadas a un vendaje elástico, dejando en última instancia el tratamiento quirúrgico para casos especiales.

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Impacto

La insuficiencia venosa crónica puede definirse como aquellos cambios producidos en las extremidades inferiores como resultado de la hipertensión venosa prolongada, incluyendo la hiperpigmentación, eccema, dermatitis de estasia y las úlceras. En su desarrollo influyen diversos factores: genéticos y hereditarios, edad, sexo, embarazo, hormonales, ortostatismo y traumatismos directos en la pared venosa. La gran importancia de esta patología es el impacto que produce en la sociedad, ya que su alta incidencia y prevalencia; el deterioro de la calidad de vida del paciente y su entorno que produce; los trastornos emocionales asociados y el gran gasto en salud que todo esto implica.