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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

“La pandemia como tiempo de transformación”

Por Carlos Lezcano y Natalia Schejter

Especial para El Litoral

Gustavo Mendoza es un artista visual, licenciado en arte y técnico museólogo correntino. En noviembre se inauguró en el Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal” la muestra “Todo ser es un bicho”, de su autoría. En ese marco, en la Radio de la Unne conversamos con él sobre su proceso creativo y productivo.  

—¿Qué es “Todo ser es un bicho”?

—“Todos ser es un bicho” es una metáfora, habla un poco de ese tiempo de letargo, de transformación, tiene que ver con el tema del mundo de los insectos y esa instancia en la que muchos insectos toman ese tiempo para cambiar, para producir una metamorfosis y en algún punto también tenía relación a la pandemia. Creo que el tiempo de cuarentena de alguna manera modificó toda nuestra rutina, nuestra vida, nuestro tiempo, y fue también un tiempo de guardado, de estar en el espacio privado, un tiempo que tal vez no estábamos acostumbrados a transitar de esa manera. Me parece que de alguna forma modificó muchos aspectos que tienen que ver no solo con lo cotidiano, sino con cómo salimos después de ese aislamiento. Me pareció interesante la relación de la metamorfosis de los insectos y eso que tuvimos que transcurrir durante el periodo de cuarentena, un poco ese es el disparador de la muestra.

—¿Todas las obras de la muestra son creaciones que realizaste durante la pandemia o algunas cosas ya venían de antes?

—En realidad es una producción que vengo trabajando antes de la pandemia y durante la pandemia la amplié, seguí desarrollándola y llegó la instancia de poder mostrarla completa. Siempre es un gusto volver al Museo Provincial de Bellas Artes de Corrientes, me gusta la sala, me gusta participar de la actividad del museo, poder llevar la obra, condensada en una sola muestra y que sea en esta instancia del año después de haber transcurrido un poco lo que charlamos de la pandemia y en esta vuelta a la presencialidad; me parecía el momento justo. La propuesta la hice al Museo, que siempre están muy abiertos a responder positivamente y estoy contento porque se dio. 

—En la primera parte de la muestra hay muchos seres que remiten a muñecos de trapo, ¿cómo es el proceso para darle vida a cada uno de ellos? 

—En realidad son personajes amorfos, uno no sabe si son humanos, si tienen características de insectos, de animales, aparecen muchas cuestiones que tienen que ver con estéticas de insectos, como alas, plumas, pelos, entonces está como esta dualidad en la imagen que abarca distintas tipologías, que es toda la primera parte de la muestra, y finalmente hay como una gran instalación textil en la sala contigua.

—Sobre estos seres que están en la primera parte, ¿los bocetás por separado, nacen en conjunto, cómo es el proceso?

—El proceso no está tan instalado de una manera estricta, sí boceto mucho, cuando llego al trabajo del taller, me permito que ese boceto pueda modificarse, me gusta experimentar, ver qué posibilidades me da el material, poder seguir trabajando sobre la imagen bocetada y finalmente van saliendo, muchos de manera muy fluida, otros cuestan un poco más, están en el taller un poco más de tiempo, cambian y van mutando también y finalmente llegan al punto en el que decidimos junto con la obra que está terminado y llegan a la sala, o no.

—La naturaleza está muy presente en toda tu obra y no como un decorado sino como una presencia muy potente y en un diálogo con los seres, ¿es así?

—Sí, la naturaleza es fundamental en darle contención a esta producción, y también ya hace un tiempo en toda mi obra no es solo algo aleatorio o que circunda la obra en sí, sino que es muy parte, está muy presente. Es casi algo escenográfico que necesita la producción, y creo que lo que se ve en la sala es que toda esa naturaleza o esa evocación de la naturaleza —porque para mí no es una literalidad—, está muy presente e inunda mucho el espacio.

—Contanos algo de los materiales que utilizás.

—Hace mucho vengo trabajando mayormente en producciones textiles, pero dentro del textil aparecen otros materiales que me interesa indagar: la madera, la pasta de papel, distintos tipos de textiles como la cuerina, lienzo, pelos que aparecen en algunos de los objetos, masilla epoxi... El textil tiene esa cuestión que me permite poder intervenirlo con distintos materiales y me parece que esa ductilidad dentro del material es lo que me atrapa.

—En la segunda parte de la muestra hay una instalación gigante, una parte colgada y otra apoyada en el piso. ¿Ya habías hecho una instalación de esas dimensiones dentro del museo?

—Sí, no es la primera vez. Me interesa el textil de grandes dimensiones, este debe tener 15 metros, más o menos, extendido. Ahora no está extendido completamente porque lo que se intentaba jugar era con el espacio, por eso está flotando de alguna manera, porque evocaba a una cuestión que tiene que ver con una presencia acuática que en mi obra aparece mucho. Me atrae evocar ese tipo de hábitat acuático, donde un poco circundan estos seres alrededor y por encima, por debajo, y era así con toda la intención de usar el espacio en esta presentación de una manera distinta. Yo ya había hecho una instalación textil de grandes dimensiones pero ocupando un poco más la pared y el piso de manera más plana, y esta vez me interesaba eso, jugar con el movimiento y con la suspensión del textil sobre el piso.

—¿Cómo es tu taller? ¿Trabajás solo? Porque debe ser complejo construir elementos en estas dimensiones.

—Sí, toda la producción la hice solo y de alguna manera es complicado trabajar grandes dimensiones porque a veces no condice el espacio con la dimensión de la obra, pero muchas veces la obra se hace por secciones, incluso algunas veces yo veo la obra completamente ensamblada una vez en la sala y no antes, es como un proceso de bocetado, de ir haciendo por partes la obra y definir el montaje casi in situ.

—¿Tienen nombre las obras?

—Últimamente no estoy colocando título individual a la obra, trato de que sea un relato conjunto y que tenga un solo título que englobe la intencionalidad conceptual de la obra, y que se pueda leer de manera completa en la sala viendo cómo se relaciona una con la otra; juega con un todo. La posibilidad del espacio también es importante para mí, es definitorio en algún sentido. Todas estas cuestiones que tienen que ver con el montaje: la iluminación y la circulación del público, teniendo muy presente desde dónde lo va a ver, cómo lo va a ver, cómo va a percibir ese montaje, todas esas cuestiones circundan en mi cabeza en el momento del montaje y de la producción en sí.

—Tu obra es básicamente objetual, tiene que ver con la escultura, tiene que ver con el textil. La pregunta es si hay un Gustavo también pintor que desconocemos.

—He pintado y sigo pintando sobre bastidor y otros materiales, sobre madera, por ejemplo, pero es cierto que las últimas muestras han sido más abocadas al textil o a la producción del objeto, de la tridimensionalidad, pero dentro de las técnicas que aplico en la obra, la pintura siempre está muy presente. También el trabajo de anilinas o de teñido del textil, el degradado de ese mismo color teñido con distintos materiales, la pintura en sí, también puede haber intervención de bordado, de costura u otras técnicas que tengan que ver con, incluso, la termofusión; la pintura está muy presente en mi obra.

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