Por Licenciada Vanina Repun
MN:5903. Miembro de Aadyn
Personalmente he llevado un registro en lo que fueron los años 2020 y 2021, y me he tomado el trabajo de ver que tienen en común, aquellos pacientes que son menores de 45 años que consultan por "infarto agudo de miocardio", mostrando una alta prevalencia de hipertensión, tabaquismo y obesidad cercano al 85%. Y aunque esto parezca evidente, lo que nos muestra es que aquellos pacientes que padecen un infarto tienen un estilo de vida peor de aquellos que no.
El advenimiento de las terapias cada vez más efectivas, como los stents coronarios, la efectividad de los fármacos para controlar la presión arterial y sin ir más lejos, las estatinas (fármacos para controlar el colesterol) y su uso "naturalizado", nos ha llevado a pensar que es "común" estar polimedicado. Muchos pregonan esta frase "el médico me ha dicho que tengo que tomar esta pastilla y luego vida normal". Deberíamos ser más conscientes, de los peligros que atrae, el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo, la obesidad entre otros. Y no cometer el error de creer que un fármaco o un stent solucionaría los problemas.
No hace tanto tiempo, un poco antes de la década de los 80, cuando ingresaba un paciente con síndrome coronario agudo, se le administraban algunos agentes farmacológicos, y la mortalidad era alta, pero desde el uso generalizado de los stent, década de los 90, la mortalidad es muy baja, más del 95% de los pacientes sobreviven e incluso esta "brecha" se achica aún más en países desarrollados. Esto ha hecho, quizás de que hoy no nos parezca un problema, que dependamos mucho de los tratamientos y la realidad es que es una de las primeras causas de muerte y uno de cada 3 personas en el mundo va a morir por un evento cardiovascular.
Es imperativo, que cambiemos la lógica de nuestro pensamiento, debemos dar el "giro" y no esperar que los mejores resultados vengan de la mano de, tratar la hipertensión arterial, tratar el hipercolesterolemia o aplicar un stent, sino más bien, prevenir la hipertensión arterial, prevenir la obesidad y el sedentarismo, llevándonos esto a un escalón por encima en la salud cardiovascular global, es decir tratar el "origen" del problema y no el resultado final.