Por Eduardo Ledesma
Versión gráfica: Belén Da Costa
En este episodio de Eduardo Ledesma Pregunta conversamos con Diego Miner, actual secretario general de la Asociación de Periodistas de Corrientes (APC). ¿Qué desafíos enfrenta hoy el periodismo en Corrientes y en Argentina? ¿Cuál es el rol del sindicato frente a la precarización laboral? ¿Qué implica ejercer el periodismo con ética en plena era de la desinformación?
Diego comparte su experiencia, convicciones y propuestas para construir un periodismo más fuerte, más justo y más comprometido con la verdad y con la gente. Un episodio para reflexionar sobre la profesión, en el mes del periodista.
Diego, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta el periodismo en Argentina? Particularmente el nuestro, el de Corrientes, o en todo caso el de la región.
Nosotros tenemos problemas comunes. Antes de asumir como secretario general de la Asociación de Periodistas de Corrientes, me tocó estar en el último congreso que hizo la Federación de Trabajadores de Prensa de Argentina y hablaba cada uno de los secretarios generales de las provincias que integran la Federación y había un punto que era común en todos, que tenía que ver primero con la cuestión salarial y con la cuestión de las condiciones laborales. Creo que ese es un punto que nosotros tenemos que sentarnos a conversar, todos los que nos gusta la comunicación y todos los que entendemos que la comunicación pública es vital para la democracia y para el fortalecimiento de las instituciones, básicamente. Por ejemplo, hace días anduve por la Universidad Nacional del Nordeste y estuve en contacto con Gabriela Bissaro y tuvimos la posibilidad de reunirnos con el rector, Omar Larroza. Le planteamos esta cuestión de que tenemos un mercado casi quebrado, que tenemos unos salarios magros y sobre todo no tenemos la posibilidad de entablar una conversación con los dueños de los medios, con los representantes que administran los medios. A eso, sumar la volatilidad y la irregularidad que hay en la fuente de trabajo en sí. El hecho de plantear una mesa donde estén todos los actores que conforman esto, porque el periodismo no puede morir, Pepe. Porque ¿qué pasa si se termina la comunicación?
Yo creo que el periodismo no va a morir. Sí creo que algunos formatos que son muy pesados o están en desuso.
Sí, creo que la transformación es necesaria, sin duda. Pero es también cierto que hace muchos años el trabajador de prensa viene teniendo que hacer un montón de malabares para llegar a fin de mes y me parece que también hay una especie de no reconocimiento por parte del empleador hacia el trabajo que hacen los compañeros. Yo digo que no hay empresarios ricos si el trabajador no está ahí haciendo un trabajo importante, así que por eso creo que hay que reivindicar el rol del trabajador y también lo que se le paga.
Vos decías que este es un problema que viene de arrastre. Nosotros ya no tuvimos un auge. Trabajamos siempre en declive. Pero, ¿porque se aceleró? ¿fue la economía, el cambio de formato, la globalización, la digitalización, las redes sociales? ¿alcanzan estas cuestiones que son más de la técnica para explicar la crisis del oficio?
No, yo creo que no. Hay un montón de streaming dando vueltas, Pepe, pero no todos son rentables. Tenemos un montón de gente que está haciendo streaming y que a lo mejor lo hace por el sandwich y la coca, y esto te lo digo con conocimiento de la causa, porque justamente el año pasado fue uno de los temas que se abordó en la carrera de Comunicación Social.
Porque hubo como una explosión, además, ¿no?
Sí, claro, pero ¿cuál es el problema? ¿Cómo monetizás eso? Porque si vos te pones a trabajar gratis tampoco sirve. Y hay una cuestión que tiene que ver con el uso de las redes sociales y las nuevas plataformas. Y es que están muy volcadas hacia el entretenimiento y no tanto a lo que tiene que ver con la información dura. Con la información que necesita la comunidad. Porque eso es lo que a nosotros nos da trascendencia social y nos da una especie de institucionalidad como actores importantes de la sociedad.
Eso es interesante para hacer en todo caso una autocrítica. Nosotros tenemos la boca floja muchas veces para criticar a la dirigencia política que no escucha a la gente. Y yo no sé hasta qué punto también, haciendo eso que decís que hacemos nosotros, estamos escuchando la demanda de la sociedad en función de los temas que quiere que tratemos, informemos, incluso que podamos hacer docencias sobre determinadas cosas.
Pero también hay una cuestión fundamental: que vos no podés armar tu agenda periodística en función de lo que quiera la gente.
No, no, claro, pero tampoco ignorarla.
Sin duda. Nosotros que hicimos el periodismo a la vieja usanza, como me gusta decir a mí, que era esto de salirnos de la redacción, irnos a un barrio, estar con el de la protesta, ver el problema que tienen los vecinos con el agua, en la calle, nos tocó cubrir ese tipo de cosas, teníamos la sensación de entender esa agenda de primera mano. Entonces es como que era medio difícil que vos estés lejos de lo que la gente estaba diciendo.
En principio porque había que poner el cuerpo, ¿no?
Claro, Y ahí vos te encontrabas con que el barrio no solamente tenía problemas de falopa, sino que tenía problemas de inseguridad y que no estaban las luces. Y tenías un panorama de actividades que a lo mejor ibas a encontrar si vos ibas a otro barrio con características similares. Entonces me parece que hoy por hoy nosotros estamos lejos porque está muy mediatizada la comunicación. Nosotros hablamos más por WhatsApp que juntándonos a tomar un café o una birra.
Incluso con los vecinos. Los problemas llegan por WhatsApp o por alguna red y entonces ya no hace falta moverse. O es más cómodo mejor dicho.
Así aparecen las fake news. Porque también entra esto de la inteligencia artificial y que podés crear videos que parecen que están pasando y no pasan. Entonces decís, ¿qué es cine y qué es realidad? Ahí es donde nosotros los periodistas me parece que tenemos que entrar con las viejas herramientas de siempre, porque eso no cambia. Cambia la plataforma.
¿Cuál es el papel que debería jugar el sindicato de periodistas en la protección de los derechos y las condiciones laborales hoy, en este contexto?
Nosotros ya tenemos una especie de experiencia en esta situación con lo que nos pasa en el interior. Somos una asociación que tenemos afiliados en todo el territorio provincial y en el interior no pasa lo mismo que en la Capital, porque en el interior vos tenés muchos colegas que son independientes. Son como una especie de emprendedores que se ponen la producción al hombro, digamos, y son ellos el medio, por decirlo de alguna manera. Levantan la publicidad, consiguen el espacio de radio, programan, producen, entrevistan, conducen. Tienen la multitarea a flor de piel. Y me parece que nosotros, cuando vemos esas situaciones, nos acercamos y tratamos de ver cómo se puede expandir un poco esa tarea que están haciendo, para ver si podemos también generar otros espacios y que no esté todo sobrecargado sobre una sola persona. En algún momento hablábamos de cooperativas. Ante la situación de que si hay tantas producciones independientes por ahí, se resiente otra vez el mercado publicitario, que es una de las cuestiones que nos dicen. Entonces, estamos mediando esa cuestión. Y en los lugares como Capital, tenemos que sentarnos a conversar con las patronales para ver cómo hacemos para equiparar esto de que el empresario no sea tan rico y el periodista no sea tan pobre. Entonces, este equilibrio es el que vamos a tratar de buscar nosotros en el sindicato, sin pedir cosas que están fuera de lugar.