n Piotr Tchaikovsky nació en 1840 en Rusia, su padre era director de una fábrica y al quedar viudo, con una hija, volvió a casarse con Alexandra Andreievna, con quien tuvo seis hijos, uno de ellos el luego famoso músico. De chico era un niño muy guapo, por lo cual su madre a veces lo vestía de niña. Eso provocó que comenzara a despertar en él su homosexualidad. Cuando tenía 14 años, su madre murió y al crecer, el muchacho dio señales de ser afeminado. Su padre, para hacerlo un hombre, lo metió en la Marina Imperial Rusa. Allí, siendo ya un oficial, se enamoró de un marino. Un superior los descubrió por casualidad en pleno acto amoroso y Piotr fue despedido de la marina ignominiosamente. A consecuencia de esto, su padre lo echó de la casa y nunca más le dirigió la palabra. Sus hermanos en cambio, lo siguieron viendo y ayudándolo. Consiguió un trabajo en el Ministerio de Justicia ruso y al mismo tiempo estudiaba música. Tiempo después renunció a su trabajo para dedicarse completamente a la música. Para mantenerse daba clases de piano en Moscú. Su música comenzó a ser conocida y a darle fama. Por ello comenzó a tener muchas admiradoras, pero él no les hacía caso. Cuando sus obras musicales comenzaron a darle regalías, viajó por Berlín, Venecia, París, Niza y Viena. Cuando Tchaikovsky tenía 37 años, para acallar las murmuraciones que causaba con su vida anormal, se casó con la bella Antonina Milliukova. Tres días después de la boda, el músico le escribió a su hermano Anatole: “Le advertí a mi mujer por anticipado que de mi sólo podía esperar un amor fraterno y ella lo aceptó creyendo que era un capricho mío, pero físicamente ella me inspira una total repugnancia.”
Antonina comenzó a exigirle al músico que tuvieran relaciones sexuales pero el músico siempre se negaba y la rechazaba. Ya no sabía qué hacer para evadir el acoso de su mujer, hasta pensó en suicidarse arrojándose a las aguas del río Moscova. Los esposos daban un espectáculo deplorable, ella siguiéndolo a todas partes y él siempre huyendo, ante la burla de la gente. Al fin sus hermanos se reunieron y juntaron un dinero que se lo dieron a Antonina, para que dejara al músico en paz. Poco después, la rica viuda Nadejda Von Meck, admiradora de la música de Tchaikovsky, al saber que no tenía dinero y estaba pasando por una muy mala situación, lo pensionó mensualmente, con la única condición que nunca se conocieran personalmente y sus relaciones sean únicamente por carta. El músico, libre así de preocupaciones económicas, siguió con su vida disipada y desordenada. Pasado un tiempo la viuda se enteró de que él no había cambiado, que seguía con su vida totalmente desenfrenada y llevaba un comportamiento nada recomendable y sobre todo no era un buen ejemplo para los jóvenes de la época. Indignada por todo lo que se había enterado de su protegido, le sacó la pensión mensual que le había otorgado tiempo atrás. Pero esto no lo afectó mucho al músico, ya que sus obras, valses, óperas, ballets, comenzaban a darle muy importantes regalías que lo iban transformando en un hombre muy acaudalado. Sus obras comenzaron a ser reconocidas y ejecutadas en toda Europa.
La constante vida alegre que llevaba hizo que el músico a la edad de 53 años, ya tuviera el cabello totalmente blanco y escaso, su cara estaba totalmente deteriorada y por su estado parecía un anciano de más de 80 años. Y aquí ocurrió una cosa totalmente inesperada para él. Una vez, estando en su casa componiendo, inesperadamente se presentaron en su morada, unos ex compañeros de la marina rusa, quienes ya eran oficiales de alto grado. Los marinos, indignados por su comportamiento, le reprocharon las relaciones homosexuales, que manchaban el honor de la Marina Imperial Rusa a la que por desgracia, el músico había pertenecido. Y el colmo de todo, él había convertido en homosexual al joven sobrino del mismísimo Zar de Rusia. Eso fue imperdonable y el mismo Zar de Rusia estalló de ira ordenando que se dé un castigo ejemplar al músico. Le dieron un ultimátum: o se suicidaba o lo mataba en un duelo a muerte alguno de sus ex compañeros. Si huía al extranjero, lo seguirían y lo matarían como a un perro rabioso en el lugar que lo encontraran. Tchaikovsky quedó anonadado por lo que escuchó. Iba a morir cuando aún le faltaba muchísima música por componer¡ Rechazó la pistola que le habían dejado para que se diera un tiro, le daba horror morir así. Recordó que las autoridades habían dado la orden de no beber agua del río sin hervir porque estaba muy contaminada a causa de la epidemia de cólera que había azotado a toda Europa y causado miles de muertos. Pensó que era mejor tomar agua contaminada y morir de esa amanera antes que matarse o en un duelo donde seguro que iba a morir, ya que enfrentaría a uno de sus ex compañeros de la Marina, todos oficiales con alta preparación para la guerra y que no le perdonarían lo que había hecho. Decidido a todo y ya perdido por perdido, decidió entonces matarse tomando un vaso de agua contaminada, sin la necesidad de exponerse a un hecho de sangre, a lo que él tenía mucho miedo. Decidido entonces, tomó un vaso de agua terriblemente contaminada. A las pocas horas de haber ingerido el mortal líquido, comenzó a sentir los primeros estertores, le sobrevino una diarrea imparable y murió sufriendo tremendos retorcijones de vientre. Su suicidio fue el más insólito del mundo en su momento, pero el más efectivo, simplemente bebiendo agua del río. Era otra época, cuando se imponía el machismo mal entendido y aquel que no aceptara las reglas del momento, debía atenerse a las consecuencias, como en este caso que privó a la humanidad de disfrutar de las exquisitas composiciones musicales de este gran músico, que pasó tristemente a la historia trágica del mundo.