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Un discurso argentino que conmueve al mundo

Galia Kademián, una abogada cordobesa de 24 años, fue distinguida por un informe grupal sobre los desafíos para la juventud en toda América; habló ante embajadores e integrantes de  la Corte Internacional de Justicia, quienes la aplaudieron de pie.

Por El Litoral

Sabado, 27 de diciembre de 2025 a las 21:57

El pasado viernes 12 de diciembre, el Palacio de la Paz en La Haya, Países Bajos, se tiñó de celeste y blanco y se convirtió en un escenario emotivo: Galia Kademián, una abogada argentina de 24 años, fue premiada por la Fundación Carnegie por su trabajo -y el de la organización que representa- en la construcción de paz en toda América. Tras haber realizado un reporte que mostró el compromiso del continente, dio un discurso en el que destacó el “heroísmo” de la juventud y generó que embajadores se saltaran el protocolo y se acercaran a abrazarla.

Kademián es cordobesa e integrante de la comisión directiva de la Organización Argentina de Jóvenes para las Naciones Unidas (OAJNU), que cuenta con más de 500 jóvenes en todo el país distribuidos en ocho provincias dedicada a la “construcción de paz”, y también integra la red United Network of Young Peace Builders (Red Unida de Jóvenes Constructores de Paz, según sus siglas en inglés) a través del Equipo de Incidencia Juvenil de las Américas (Am-YAT). Si bien fue premiada por un trabajo grupal, su discurso se viralizó en redes sociales y tuvo una repercusión que ni ella imaginaba.

El Palacio de la Paz de La Haya, que sigue el legado de Andrew Carnegie y donde opera la Corte Internacional de Justicia, no la intimidó, se subió al atril y, parada frente a integrantes del organismo judicial, embajadores y autoridades de Países Bajos, les habló como "una joven cordobesa mirando al mundo”.
Junto con otros jóvenes, Kademián presentó ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un informe sobre los desafíos para la juventud en toda América y las iniciativas que se llevan adelante para la construcción de la paz, un trabajo a voluntad en el que se abordaron cuatro ejes: la lucha contra la polarización, el activismo de derechos humanos y de ambiente, y la resolución pacífica de controversias o conflictos. Este fue seleccionado por unanimidad por el jurado de la fundación, que lo declaró como una “herramienta estratégica”.

Su discurso estuvo inspirado en la reforma universitaria de 1918 y en el Juicio a las Juntas Militares, en el marco de su aniversario 40. Allí, le dedicó la distinción a “los héroes de las Américas” y citó al Manifiesto Liminar, documento fundacional de la reforma universitaria: “La juventud está siempre en trance de heroísmo”.

En cuestión de tres minutos sintetizó su reporte: juventud americana en pos de paz. La joven contó por qué eligió aquel texto para hablar en su discurso: “Me parece que tiene mucha vigencia. Es una declaración hermosa que tiene una impronta de jóvenes argentinos mirando hacia el mundo y, de alguna forma, yo también me sentí en esa posición”.

“Quise recuperar las palabras del manifiesto y explicar qué es lo que nos caracteriza a nosotros como americanos. Creo que principalmente nos distinguimos por nuestra resiliencia: caer, volver a levantarse, lucha y volver a caer. Esta cosa muy cíclica de ir para adelante. Nos enemistamos y nos enamoramos de alguien y después nos decepcionamos, pero le ponemos garra a todo lo que hacemos”, detalló.

El discurso
“A los héroes de América”
La juventu está siempre en trance de heroísmo. Esta cita pertenece al "Manifiesto Liminar", a la Reforma Universitaria. Una declaración con más de 100 años de antigüedad, escrita por estudiantes universitarios en Argentina. En 1918, en Córdoba, la ciudad de la que orgullosamente soy , jóvenes estudiantes se alzaron contra un sistema universitario elitista y autoritario. 
Lucharon por la democracia, por la libertad académica y por una educación pública que realmente perteneciera al pueblo. La declaración tenía un público claro. Estaba dirigido a los pueblos libres de las Américas. 
Hoy, aquí en el Palacio de la Paz, quisiera abrazar ese espíritu amaricanista, a través de mi humilde intento por recuperar estas palabras y compartir con el mundo por qué, más de 100 años después, nosotros, los jóvenes, todavía estamos en trance de heroísmo. 
La paz o su construcción no es un concepto abstracto que solo descansa en resoluciones. Tiene nuestro sudor, nuestras lágrimas, nuestros nombres. Son las feministas de Argentina, los defensores del clima de Brasil, los estudiantes de Chile, los activistas rurales de Bolivia y todos aquellos que, a menudo sin reconocimiento ni recursos, eligen construir la paz en sus comunidades cada día. 
En las Américas, estamos acostumbradas a tropezar, caer, levantarnos, volver a empezar, confiar, decepcionarnos, volver a confiar. Esa es nuestra resiliencia. Convertimos el miedo en redes. Convertimos la ira en acción. Convertimos el dolor en una razón más para volver al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente. Eso es lo que nos mantiene ahí, siempre en trance de heroísmo. 
Este premio es particularmente especial para mí, ya que esta semana se conmemora el 40.º aniversario del Juicio a las Juntas Militares de 1985 en Argentina. Soy joven, pero sobre todo, joven e hija de la democracia argentina. Y como tal, asumo la responsabilidad moral de defender para siempre las demandas de memoria, verdad y justicia. Quiero agradecer a los protagonistas, los constructores de paz de las Américas. 
El mundo duele, y ustedes sostienen nuestro futuro, literalmente, pieza por pieza. Como dijo la juventud argentina de 1918, la única puerta abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es nuestro mayor estímulo. La redención espiritual de las juventudes de las Américas es nuestra única recompensa, pues sabemos que nuestras verdades son, y dolorosamente, las de todo el continente. A los héroes de las Américas, este premio es para ustedes. Muchas gracias.

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