(3ª nota)
Prosiguiendo con la serie de notas relacionadas con las Banderas de Caá Guasú, cuya finalidad es revitalizar la conciencia ciudadana de los correntinos, para contar con su apoyo en la cruzada emprendida por la Junta de Historia de la Provincia de Corrientes a fin de repatriar la Bandera de Caá Guasú (**) que actualmente se halla en el Complejo Museológico Enrique Udaondo, de la ciudad de Luján, en la provincia de Buenos Aires, hoy dedicamos esta entrega a recrear el proceso histórico que envuelve a la bandera de Caá Guasú que ya se halla en la Provincia de Corrientes.
El Batallón Guardia Republicana y su Jefe. (1) El 16 de octubre de 1841, poco más de un mes antes de la batalla de Caá Guasú, (28 de noviembre), el gobernador Pedro Ferré, envía al campamento del general José María Paz, al Batallón Guardia Republicana, que hasta ese momento se había mantenido en la ciudad de Corrientes en lugar de vivaquear con el resto del ejército. Ese batallón, estaba comandado por su futuro yerno, Miguel Julián de los Reyes Virasoro, entonces pretendiente o novio de Encarnación Ferré.
Como hemos visto en la nota sobre la acción en sí, durante la batalla, Paz le asigna la misión de cerrar el cuello de botella entre el río Corriente y los esteros, donde se quiebra la carga de la caballería entrerriana de Servando Gómez. El juicio tradicional de los historiadores correntinos, es que la defensa de esa posición, que Paz encarga a Virasoro ordenándole “sostener su puesto a toda costa”, es la clave del triunfo.
Bandera de Guerra
Manuel Vicente Figuerero, (El Escudo de Corrientes, pp. 111 - 112), relata el proceso histórico que remata en la estancia de la Bandera de guerra de ese batallón en el actual Museo Histórico de Corrientes, diciendo: “El gobernador Ferré dispuso la formación y organización de un batallón de infantería con los artesanos de la ciudad, al que denominó “Batallón del Orden”, bajo el comando del sargento mayor Miguel Virasoro, exponente destacado del patriciado correntino y de valor, patriotismo y abnegación probados en otras campañas militares. Por iniciativa del elemento joven de la época, entre las que se contaban las señoritas Ángeles Escobar, Ana y Flora Lagraña, Susana Roa y Telésfora Perichón, surgió la idea de obsequiar con una bandera de Corrientes al batallón cívico que se aprestaba a recibir su bautismo de gloria.
En breves días las señoritas nombradas, con plausible diligencia, confeccionaron la enseña provincial y bordaron el escudo de la provincia en la faja blanca. La bandera fue entregada al batallón en una hermosa y tocante ceremonia popular a la que el gobierno le dio gran resonancia cívica. Cuando Echagüe invadió la provincia “el general Paz solicitó el concurso del batallón del Orden, y el gobernador Ferré se apresuró a satisfacer este reclamo”.
Con el nombre de ‘Guardia Republicana‘, impuesto por Paz, ese batallón de “artesanos y gente pobre” (W.N. Domínguez, Ferré, Paz y el Ejército de Reserva hasta Caá Guasú, Coni, Buenos Aires, 1942, p. 36), revista en la batalla, y Figuerero narra del siguiente modo su regreso a la ciudad de Corrientes, el 9 de abril de 1842 (p. 117): “Al retornar el batallón Guardia republicana a la capital de Corrientes, donde fue recibido por las autoridades y el pueblo entre vítores y aclamaciones patrióticas, el jefe y la oficialidad del batallón ofrendó (sic) al gobernador Ferré con la histórica insignia que tremoló victoriosa en Caá - Guazú el 28 de noviembre de 1841. El depositario de esta reliquia era digno del homenaje que le tributaron sus heroicos conciudadanos”.
Wenceslao Néstor Domínguez, (p.45), transcribe los discursos que se pronuncian en esa jornada, cuando Miguel Virasoro ofrece la bandera diciendo: “Señor, el batallón que he tenido el honor de comandar pide por gracia a V.E. y por mi conducto, que esta banderaàsea un presente que V.E. se dignará conservar”, y cómo Ferré le responde: “Es el presente más precioso que he recibido en esta vida un trofeo de nuestra libertad, pero a nombre de él, os impongo la constancia de sostenerlo”.
Figuerero (pp. 117 - 118), es quien historia cómo, luego de la gran derrota de Arroyo Grande: “Este estandarte acompañó al general Ferré en su emigración a San Borja del Brasil; a la Paz, de Entre Ríos, en los días que precedieron a la aurora de Caseros; cuando se produjo su deceso en el alto cargo de senador nacional en 1866, este precioso legado vino a manos de su nieto el ingeniero Valentín Virasoro, quien, siendo gobernador de Corrientes en el período de 1893 y 1897, lo donó al Museo provincial”. (2)
Es así entonces, que la bandera de Caá Guasú que se halla en la ciudad de Corrientes, es el pabellón de uno de los batallones que libraron la batalla, comandado por el yerno del entonces gobernador, quien se lo obsequia luego del triunfo, pasando ese estandarte de una de las unidades del Ejército de Reserva, a convertirse en un patrimonio familiar, hasta que uno de los descendientes, siendo también gobernador, hace donación de la misma a la provincia.
* El autor es Presidente de la Junta de Historia de la Provincia de Corrientes.
** Seguimos a Manuel Florencio Mantilla y Wenceslao Néstor Domínguez, que escriben ‘Caá Guasú‘ por carecer de zeta el guaraní.
(1)Tomado de Jorge Enrique Deniri, La época de Pedro Ferré. 1824 - 1842, Corrientes, 2005, inédito.
(2) Desde luego, la donación no se hace con destino al actual Museo, muy posterior, y presumiblemente tampoco al “Museo Escolar Regional” dependiente del hoy desafortunadamente extinto Consejo de Educación, que se crea ya bien entrado el siglo XX, siendo la Institución donde se concentran las piezas de valor histórico, hacia el año en que Figuerero escribe (1921).