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Rituales de Carnaval: El papel picado y la serpentina

Por El Litoral

Sabado, 09 de febrero de 2013 a las 01:00
Stella Maris Folguerá
Especial para El Litoral
Pueblo divino, morrudo sabalero,papel picado, botija bajo el sol,sigue tu lucha de pan y de trabajo que el tamboril se olvida y la miseria no.  

La cifra murguera describe, con pocos elementos,  nostalgias de carnavales de barrio sabalero: febrero tibio, musiqueros, remedo de la felicidad, pueblo y papel picado.   Claro y redondo, en la justa síntesis de las cuartetas,  el cuadro de Carnaval quedó pintado por la presencia del papel picado.
Pasaste en el turbión del carnaval,
como un detalle más de su tropel,
y me arrojaste, riéndote, al pasar,
un manotón de trozos de papel.
Nevaba. Estaba viejo mi gabán,
y yo sentí llegar al corazón,
como otra nieve cruel,
tus trozos de papel,
que fueron pedacitos de ilusión. 
En el tango, dramático y metafísico, el bohemio solitario y melancólico, perdido en un Carnaval que le es ajeno y en el que su tristeza no tiene cabida recibe, en medio del corazón dolorido, un puñado de papel picado que, aunque siente como de nieve cruel, reconoce como pedacitos de ilusión. El Carnaval, en su esencia,   se acompasa con  el ritmo de la métrica, de las consonancias  y de la rima interna y se materializa en el papel picado. 
"Jueves de Comadres: A sólo dos días del carnaval, una atmósfera de alegría invade la Quebrada. En horas de la mañana, las "comadres" se visitan. "¡Buenos días, comadrita!". Luego se echan mutuamente papel picado y talco y salen juntas hacia la casa de otras amigas." 
"Tincunaco: (Festividad religiosa tradicional de San Nicolás de Bari y el Niño Alcalde en la ciudad de La Rioja)
Esta fiesta del área rural tiene un anfitrión que invita a su casa, en la que  mujeres y hombres se reúnen al mediodía, al pie de arcos levantados en el patio, que comúnmente son ramas de sauce adornadas con cintas y flores con frutas, rosquetes, empanaditas, quesos y  bollos atados. 
Se forman dos grupos frente a frente. Suenan las cajas ejecutadas por mujeres. Los grupos comienzan a danzar, tomados por los hombros y precedidos por las "cajeras". Al encontrarse bajo los arcos las dos damas se dan la mano, se envuelven con serpentinas y se echan papel picado y talco. Luego ambos bandos las imitan. Concluido el "Tincunaco", los participantes toman asiento y disfrutan de comida y bebida abundantes,  mientras suenan piezas tradicionales. Después se desmantelan los arcos y se abre el baile hasta la caída de la tarde, hora en que todos regresan al pueblo cantando carnavalitos." 
También en estas imágenes en las que se entremezclan las prácticas religiosas del qullasuyu con las del cristianismo, el convite y  el papel picado son los elementos con los que el relator nos dice que es fiesta, y grande. 
La costumbre de arrojar puñados de papel picado en Carnaval y en otras celebraciones, está extendida a todos los rincones del mundo, y en esto  no se hace distinción entre Oriente y Occidente, porque aún en la China se lo usa actualmente en procesiones festivas. 
La lluvia multicolor, sinónimo del júbilo del  Carnaval y otros festejos, aumenta la diversión que consiste en tomar por sorpresa al distraído quien, de pronto, se ve atacado por una cuadrilla que lo zarandea en medio de una nube de papel picado. (En nuestros días ha sido desfavorablemente reemplazado por la nefasta nieve que sirve para descargar tensiones de unos y aumentar las de otros) 
"Montañas áridas, piedra y arena, y algunos cardones, constituyen el telón de fondo. Un gentío de lugareños y foráneos esperan en clima de fiesta alrededor de la apacheta. El cúmulo de piedras tantas veces chayado luce encima cañas de maíz en flor, papel picado y serpentina. En la base, una veintena de damajuanas de vino, otras tantas botellas y una olla conteniendo brebajes varios esperan parsimoniosas".  
"En la montaña la Pachamama abre su boca y alguien le pide que le preste sus diablos por siete días. Le dan de comer y tomar, también coquita, y el mojón se va cubriendo de más papel picado y serpentina. El Pujllay sale de las profundidades y decenas de diablos aparecen desde el infierno, con sus cuerpos cubiertos de espejos, flecos y lentejuelas… Las banderas se agitan, marcando el sendero. Y llueve nieve, talco, papel picado, y todos ríen, y toman, lo que venga, y mucho, demasiado." 
En toda la región quichua y aymara,  bandas de  erkes, charangos y  bombos, con ritmo de huayno y con papel picado y serpentinas,  se honra a la Pachamamam en el medio de la montaña andina, en un escenario que no se parece en nada a  las calles iluminadas con faroles  donde una murga desgrana su cifra testimonial y protestona ni a los corsos de barrio adornados con banderitas de colores y poblados de máscaras sueltas y comparsas de "mamarracho",  ni a los brillantes y teatrales Carnavales famosos del mundo, ni  a los bulevares fríos y húmedos de una ciudad extraña -posiblemente Paris- en los que un porteño triste pasea su corazón destrozado en  un Carnaval bullicioso, brillante y animado. Sin embargo, en todas esas estampas de costumbres, son el papel picado y las serpentinas los que nos dan el clima de Carnaval y de festejo. 
Generalmente puede proponerse diferentes versiones para explicar de dónde vienen algunas tradiciones. No es el caso del papel picado. Su nombre original, el de su partida de nacimiento, es confetti, confite en italiano, y en él está resumida toda la historia. 
Proviene, con seguridad, de la práctica habitual en las bacanales romanas -una de las progenituras del Carnaval- de arrojarse dulces, frutas y trozos de pan, cuando la comilona y la juerga habían llegado a su apogeo y la concurrencia estaba ya exaltada y eufórica. 
Mucho después  fueron las bodas las celebraciones más importantes de la sociedad romana. A ellas pasó la costumbre de arrojar dulces y golosinas a los contrayentes, que se mantiene, con variantes,  a través del tiempo y se extendió a otras culturas,  cobrando el significado de augurio de dicha y prole numerosa. (Más tarde se los reemplazó con semillas, regresando a los ritos paganos -etruscos, babilonios, mesopotámicos-  que sustentaban la creencia de que la fertilidad de las semillas se transfería a la pareja;   de ahí nos llegó a nosotros la costumbre de arrojar arroz a los recién casados.) (*)
Símbolo de fiesta, augur de alegría y felicidad, elemento de juego y diversión, el confetti se convirtió en invitado infaltable en todas las celebraciones populares. 
El tipo de golosina elegido eran pequeños confites -confetti- de azúcar y almendras. Ni más ni menos que las peladillas que a nosotros nos llegaron de España como manjares de Navidad y Año Nuevo, portadores de ventura, salud y prosperidad. Pero aquellos, los confetti, además encerraban en su interior una pequeña semilla de coriandro.-coriandolo en italiano- hierba aromática a la que se atribuyen poderes digestivos, muy recomendables después de excesos gastronómicos y etílicos.
Esta minúscula simiente, que seguramente traía consigo su pasado pagano,  legó su nombre al descendiente del confetti, el "papel picado", llamado coriandoli en italiano, mientras que en casi todos los demás idiomas europeos mantuvo su azucarado nombre original. 
El puñado de papel picado estalla como una bomba; crea, como una bomba, un celaje de partículas que caen sobre la multitud agitada; cubre de colores los rostros, los disfraces y la calles, marcando con su presencia que vamos a vivir, por lo que dure el Carnaval,  una  tregua cuya fugacidad no escapó a la filosofía tanguera: "Es esta vida una mescolanza de diversiones y de pesar…por cuatro días locos que vamos a vivir, por cuatro días locos, te tenés que divertir!". 
Una tregua en la que la única lluvia bien recibida es la de papel picado y la única prohibición ante la que nadie se rebela es la de estar triste.  
"Sólo son tres días y ya pasaron dos",  dice el "pensador contemporáneo" Alberto "Beto" Casella;   la vida  tiene prisa; es efímera, frágil,  tan breve como el breve revoloteo del papel picado o el instante en que la serpentina, en su "mágico vuelo" queda suspendida en el aire antes de caer con su espiral deshecha. 

       "Serpentina de mágico vuelo
        fue su amor de una noche;
        serpentina que luego arrastró mi dolor
        enredada en las ruedas de un coche
        cuando el corso en la sombra quedó..."  
En el tango de  Di Sarli  la metáfora del rápido y corto vuelo de la serpentina sirve al poeta, una vez más, el contraste entre la alegría y el dolor, entre la renovación y la muerte ínsitas en el sentimiento con que se viven "los cuatro días locos" de Carnaval. Sin dudas  un sentimiento muy tanguero, por eso no es extraño que haya tantos tangos referidos al Carnaval y sus símbolos.  
El confetti de remoto origen recorrió un largo camino hasta convertirse en papel picado: 
Hay registros del uso de confetti en el Siglo XIII,  en  su forma original de  peladillas y, además, se sabe que poco antes de 1827 habían sido reemplazadas por bolitas de yeso, lo que seguramente dejaría más de un contuso al cabo de los "cuatro días locos" y que en 1894, apareció  la forma que ha llegado a nuestros días, el papel picado. Tal lo desarrollado por el Dictionnaire Historique de la Langue Française - Editions Dictionnaires Le Robert; (Del original en francés).
Aunque esta fuente se juega categóricamente con estas fechas, hay otros que remontan mucho más allá las versiones "ácidas y  contusivas" del confetti. Uno de ellos es Aubin-Louis Millin de Grandmaison (julio 1759 en Paris- 14 de agosto 1818 en Paris), naturalista y erudito en numerosas disciplinas, un verdadero enciclopedista, una personalidad asombrosa, profesor de arqueología en la Biblioteca Nacional de Paris.
Dice Millín en una  carta sobre el Carnaval de Roma de 1812:
"En Roma,  las máscaras no arrojan  golosinas, bombones, grageas, confetti, sino una suerte de substituto maligno, engañoso, una broma pesada incomible fabricada con arena volcánica con la que se hacen bolitas que se disfrazan con una lechada de cal"  
Y sigue diciendo más adelante:
"Esos confetti son las armas de las que cada máscara se provee más o menos abundantemente para tomar parte en el combate burlesco que se va a librar"… 
Por su parte,  en un informe científico sobre el coriandro, "Carnaval: así nació el "coriandoli". En el pasado era un digestivo", el Profesor Giovanni Scapagnini, Neurobiólogo y Etnofarmacólogo,  de la Sección de Catania del Instituto de Neurociencia del C onsiglio Nazionale delle Ricerche (Italia) dice: "Se usaba, al principio del Cinquecento, lanzar sobre los cortejos de enmascarados, flores y cáscaras de huevo llenas de perfume y esencias, pero la costumbre degeneró en  una pesada y maloliente broma, que condujo a la prohibición de lances de todo tipo. No fue hasta el  Settecento que se retomó la costumbre de tirar sobre las máscaras pequeños confetti de azúcar que en su interior tenían una semilla de coriandro, acaso para ser utilizadas después del hartazgo de los días de fiesta". Y más adelante plantea:
"Pero cómo se llegó de la planta benéfica al coriandoli de papel de hoy?" 
"El confetti coriandoli con el tiempo degeneró en pequeños discos o esferas de yeso y de barro, que animaban pequeñas pero peligrosas batallas, hasta que un buen día, llovieron, sobre la multitud atónita, millones y millones de pequeños disquitos de papel blanco. Fue en el Siglo XIX cuando por primera vez, en un cortejo del carnaval de Milán, minúsculos disquitos de papel blanco que al mínimo soplo de viento se levantaban en el aire… El genial descubrimiento -concluye el CNR- fue fruto de la idea del ingeniero italiano Enrico Mangili, quien utilizó para ello el descarte de las hojas de papel usadas como lechos para la cría de los gusanos de seda. Y el mismo Mangili, no contento con haber inventado el coriandoli de papel, se inspiró en las cintas de papel en las que se imprimían los mensajes del telégrafo e inventó también le "stelle filanti", la serpentina." 
Esta versión, que adjudica la invención del papel picado al italiano Mangili y también la de la serpentina,  es ratificada en un hermoso relato sobre el Carnaval de Milán, firmado por  Francesca Belotti  y Gian Luca Margheriti,  publicado por el Corriere Della Sera, en su edición del 25 de febrero de 2004. 
"El coriandoli  comenzó a producirse a nivel industrial y no más como material de descarte, utilizando incluso papel coloreado. Pronto todos olvidaron al Ingeniero Enrico Mangili, tanto que hoy algunos atribuyen, erróneamente, la invención del coriandoli a un cierto Ettore Fonderi, de Vittorio Veneto".  
También los franceses reclaman la gloria en cuanto a la creación del papel picado en la persona del réggisseur del Casino de Paris, M. Lué, a fines del Siglo XIX. En esa época, el Carnaval de Paris era grandioso. Esta fabulosa celebración invernal prosperó constantemente desde, al menos, el principio del Siglo XVI, aunque se realizaba desde mucho antes, por lo menos desde el Siglo XI. Tuvo sus malos momentos con el advenimiento de la Revolución, pero está demostrado, a través de la historia, que estos tropiezos sólo consiguen robustecerlo y hacer que al resurgir esté más saludable y vigoroso (*) que antes. Para el XIX el Carnaval de Paris era inmenso. Paris se había convertido en una gran ciudad festiva;  era la ciudad del confetti y la serpentina!!!" . (*) Siempre resurge; los resistentes somos tenaces.   
Mas no era el  confetti italiano que  no se  vio nunca en Paris; el confetti moderno, hecho de papel,  fue lanzado mundialmente en el Carnaval de Paris de 1891. Y apareció en Niza, en 1892, con el nombre de Confetti de Paris!!!  

Serpentina
"La serpentina, llamada igualmente en sus principios espiral o espiral-ópera, fue inventada en 1892, durante el mismo Carnaval de Paris (1891-1892) que vio el lanzamiento mundial del confetti de papel!!! Las primeras serpentinas fueron las cintas de papel usadas del telégrafo Morse. Inmediatamente comenzaron a fabricarse expresamente para la fiesta. Se hacían entonces de un centímetro de ancho y de cincuenta a doscientos metros de largo.  Aparecían los árboles de los grandes bulevares, el Mardi Gras y el jueves de Mi-Carême, con largas cabelleras multicolores!!!" 
"Si el papel picado no es autóctono totalmente, y si sólo nos es permitido  ver en él  una forma diferente del confetti trasalpino, no ocurre lo mismo con la serpentina o espiral, que es una invención exclusivamente parisina. Cosa curiosa, esta invención se remonta al mismo año en que apareció el papel picado. Se la atribuye a un joven empleado de la Oficina 47 del los Telégrafos de Paris.
Los inventores son modestos. Éste nunca dijo su nombre. Todo lo que  la historia dice de él es que se le ocurrió lanzar sobre la muchedumbre, desde lo alto de un balcón, los carretes de papel azulino que se usaban en el telégrafo Morse. No patentó su descubrimiento, con lo que hoy hubiera sido millonario. Paris inmediatamente se volvió loco con las serpentinas como antes había sucedido con el papel picado de M. Lué."  
El inocente papel picado no escapó al destino de prohibiciones que ineluctablemente padecieron todos los ritos de Carnaval, perseguidos con todos los pretextos posibles: el ruido, la circulación urbana, el orden, la moral, la seguridad, la religión, la higiene, la economía… Fueron justamente estas últimas "razones": higiene pública y economía  las que fundamentaron que, después de la Gran Guerra, el uso de papel picado se prohibiera en el Carnaval de Paris. La prohibición duró poco tiempo y decayó sola, por incumplimiento reiterado.
Leve y perecedero, sube rápido y por un instante, empujado por la euforia y alegría, se mantiene en lo más alto para después caer o desaparecer, arrastrado por el aire; su color brilla como un chispazo fugaz en la noche festiva,  a la luz artificial de las titilantes bombitas de colores. La claridad del día siguiente lo hace verse pálido,  grisáceo, ajado, mezclado con todos los deshechos que a su paso deja la mascarada… 
Parece la definición del Carnaval. O de algo más, si nos  ponemos trascendentales. Pero no es más que la definición del papel picado…

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