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Constante lucha por la supremacía espacial

Por El Litoral

Miércoles, 02 de enero de 2019 a las 04:04

Mientras el mundo celebraba la llegada de un nuevo año, una nave espacial no tripulada a más de 110 millones de kilómetros de la Tierra comenzó a hacer historia.
La agencia espacial norteamericana (Nasa) despidió el 2018 y arrancó el nuevo año con dos nuevos récords. El 31 de diciembre, la nave Osiris-Rex orbitó el cuerpo más pequeño investigado hasta ahora. Y hoy martes, la sonda New Horizons tiene previsto alcanzar el asteroide Ultima Thule, el más lejano jamás explorado. 
En este fin de 2018, el asteroide Bennu tenía previsto convertirse en el cuerpo más pequeño que se haya orbitado por una nave espacial. Además, dicha órbita será la más cercana de un cuerpo planetario descrita por un artefacto fabricado por el ser humano (apenas a 1,25 kilómetros de la superficie), según la cuenta en Twitter de la misión.
Este primer paso fue uno de los cinco sobrevuelos de los polos y el ecuador de Bennu que Osiris-REx realizó durante su Estudio Preliminar del asteroide. Ya en su aproximación, la nave detectó agua en el asteroide, aunque su objetivo final será recoger muestras del suelo y traerlas a la Tierra para su estudio.
Por otro lado, la nave no tripulada de la Nasa, New Horizons, preveía empezar el año sobrevolando un objetivo histórico: una reliquia congelada del sistema solar que a unos 6.400 millones de kilómetros de distancia constituye el lugar más distante jamás estudiado.
El objeto cósmico, conocido como Ultima Thule, tiene aproximadamente el tamaño de Washington, capital de Estados Unidos, y orbita en el oscuro y frío Cinturón de Kuiper, aproximadamente a 1.000 millones de millas más allá del planeta más pequeño, Plutón.
La mayor aproximación será hoy a las 05H33 GMT. Hasta ese momento, cómo se ve y cómo está formado sigue siendo un misterio.
“Esta es una cápsula de tiempo que nos llevará 4.500 millones de años atrás, al nacimiento del sistema solar”, dijo Alan Stern, el investigador principal del proyecto en el Southwest Research Institute, durante una conferencia de prensa el pasado viernes.
Una cámara a bordo de la nave espacial está actualmente enfocada en Ultima Thule, para que los científicos puedan tener una mejor idea de su forma y formación, ya sea un objeto o varios.
“Nunca antes hemos estado en un objeto como este”, dijo Kelsi Singer, investigador del “New Horizons” en el Southwest Research Institute. 
La nave entró en “modo de encuentro” el 26 de diciembre y está “muy sana”, agregó Stern. La comunicación con la nave tan lejana lleva seis horas y ocho minutos de cada lado, o 12 horas 15 minutos, ida y vuelta.
Para ayer se esperaba la “llamada al hogar” de New Horizons, que indicará si sobrevivió a la aproximación, a una distancia de solo 3.500 kilómetros.
Hasta entonces, New Horizons continúa viajando a través del espacio a 51.500 kilómetros por hora, recorriendo casi un millón de millas por día. Los científicos de la Nasa están esperando ansiosamente las primeras imágenes.
“Debido a que esta es una misión de sobrevuelo, sólo tenemos una oportunidad de hacerlo bien”, dijo Alice Bowman, gerente de operaciones de las misiones de New Horizons.
En los primeros días de este nuevo año, mientras tanto, China espera lograr un tercer hito mucho más cercano: aterrizar por primera vez en la cara oculta de la Luna. 
Lo realizado por Estados Unidos, China y otras naciones, en su lucha por la supremacía espacial, resulta incomprensible -más allá de la importancia de las misiones con millonarias inversiones- cuando en la Tierra hay tantas cuestiones -por ejemplo, la hambruna- que precisan de mayor atención y solución.


 

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