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Altas temperaturas: la importancia de la hidratación

Aunque la hidratación es importante a lo largo de todo el año, dadas las altas temperaturas en la temporada de verano somos más vulnerables a la deshidratación. ¿Cómo hidratarnos de manera correcta?  

Por Narella Antonina Colussi

El agua es el componente mayoritario en el cuerpo humano y su importancia radica en que es esencial en numerosos procesos fisiológicos. El calor, la humedad y el ejercicio físico hacen que el organismo requiera, en general, más hidratación para seguir funcionando correctamente. Por este motivo, en verano resulta especialmente importante prestar más atención a la hidratación e incrementar la ingesta de líquidos para recuperar las pérdidas de agua del organismo.

El mate ¿alcanza?

A causa del calor extremo de la región en la que vivimos y teniendo en cuenta que los argentinos tenemos muy arraigado el hábito de tomar mate o tereré existe la creencia de que dichas infusiones reemplazan a un vaso de agua por lo que se supondría que funcionan para mantener hidratado el cuerpo, sin embargo, no es realmente así.

El mate no sirve para alcanzar la ingesta recomendada de 2,5 litros de agua al día ya que la yerba mate posee efectos diuréticos, esto quiere decir que ya sea utilizada en mate o tereré favorece la eliminación de líquidos por orina, sumado a ello no se puede sustituir al agua pura que cumple objetivos específicos en nuestro organismo, dada su función metabólica e ingresa en diferentes células, tejidos y órganos como el riñón, el intestino, la piel y las mucosas otros favoreciendo su óptimo desempeño y por lo permitiendo el equilibrio de las funciones metabólicas del ser humano.

¿Cuáles son los síntomas 

de la deshidratación?

Los signos clínicos de deshidratación a los cuales debemos estar atentos son: sed (es un indicativo de aproximadamente 5% de deshidratación del paciente), mareos, cansancio, dolor de cabeza, piel y labios secos y calientes, dolores musculares, calambres y hasta pérdida de la conciencia si la deshidratación aumenta y va acompañada de sofocación originando el famoso “golpe de calor”.

¿Con qué y cómo hidratarnos?

El recurso principal para la hidratación siempre fue y será el agua, específicamente se recomienda consumir 8 vasos diarios, sin embargo, cuando el hábito no está arraigado es muy difícil llegar a esa meta sin frustraciones y desánimo en el camino por ello se aconseja comenzar a desarrollarlo paulatinamente con estrategias acordes para cada individuo.

Cabe destacar que resulta importante controlar el perfil nutricional de las bebidas que se eligen dado que las gaseosas, las aguas saborizadas, los jugos en polvo y las bebidas alcohólicas no ejercen un rol hidratante ya que a pesar de ser líquidos no ofrecen los mismos beneficios que el agua pura, sumado a que todos ellos aportan una interesante cantidad de calorías en forma de azúcares y otros nutrientes que según el estado fisiopatológico de cada persona puede significar también algunos riesgos. 

El ejemplo más destacado es que los hipertensos desconocen que las gaseosas tienen altas cifras de sodio, micronutriente de especial atención en estos casos. Sin embargo, la cuestión no reside en demonizar a las bebidas que no sean agua ni prohibir su consumo, sino de fomentar la toma de conciencia de que no la reemplazan, proponerse mejorar el patrón de hidratación personal y reservar el consumo de las demás bebidas para situaciones esporádicas como eventos, salidas, festejos, etc.

 

Prevenir

La sed no siempre es una señal eficaz. De hecho, la boca seca ya es síntoma de deshidratación. Por eso conviene beber regularmente. Para prevenir la deshidratación es recomendable consumir, como mínimo, 2 litros (mujeres) y 2,5 litros (hombre) (8 a 10 vasos).

 

Frecuencia

Como tanto el intestino como los riñones poseen límites para procesar el agua, conviene consumir unos 300 ml cada 2 horas. Se debe prestar especial atención a los grupos que son más vulnerables frente a la deshidratación, como los niños menores de 3 años, personas mayores y mujeres embarazadas o en período de lactancia o personas con movilidad reducida.

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EL AGUA

El agua representa aproximadamente el 60% de nuestro peso. Aproximadamente el 85% del cerebro, un 83% de los riñones, 75% del corazón, músculos y pulmones, el 68% del hígado y el 22% de los huesos es agua. Además es un nutriente esencial pues desempeña múltiples funciones indispensables para el buen funcionamiento del organismo: posee acción lubricante, mantiene el equilibrio celular, facilita la distribución de nutrientes, participa en la eliminación de residuos y regula la temperatura corporal. Sin embargo, el cuerpo humano cada día pierde 2,5 litros a través de la respiración, el sudor, la orina y las heces. Por ello, la cantidad de agua que se elimina cada 24 horas debe ser restablecida para mantener el equilibrio hídrico del organismo.